La obsesión por la seguridad
Los últimos grandes salones internacionales habían destacado esencialmente por un tema muy concreto; la sostenibilidad. Coches cada vez más eficientes, con combustibles alternativos, con consumos bajos, eléctricos de emisiones cero, híbridos… En esta edición 2013 del Salón de Tokio también los ha habido, por supuesto. En un mercado tan poco dieselizado como el japonés, los híbridos se multiplican como fórmula para rebajar los consumos e incluso Mazda, una marca hasta ahora reacia a entrar en este sub-mercado, presentaba un Mazda3 (Axela en Japón) con un sistema híbrido comprado a Toyota.
La tendencia en Japón es claramente a la hibridación y a la electrificación y no hay coche nuevo que aparezca sin versión híbrida (ahí está el Honda Vezel para atestiguarlo) ni concept car que se precie que no lleve un sistema de tracción “verde” bajo su futurista carrocería. La única excepción, el atractivo Nissan IDx, una alternativa de aires retro al Toyota GT 86 que ha sido, sin duda, el concept de la muestra.
Las energías alternativas, por tanto, seguirán siendo uno de los caballos de batalla de las marcas y Honda y Toyota han iniciado ya la carrera para ver quién es la primera en proponer un fuel cell de serie. La primera ya ha entregado a clientes los FCX Clarity en alquiler en Estados Unidos y parece que lleva ventaja a Toyota aunque el FCEV se haya presentado en Los Ángeles y no en Tokio. El hidrógeno parece el futuro a medio plazo y paseando por la zona de movilidad sostenible del salón no era raro encontrar empresas que empiezan a proponer servicios y máquinas de suministro relacionados con el hidrógeno.
Pero si hay un tema central en los dos últimos años en los coches japoneses es el de la seguridad activa. Las marcas ya han conseguido que los coches reaccionen ante determinadas circunstancias (con el ESP, por ejemplo, o adaptando la respuesta de la dirección y la suspensión) pero, hasta ahora, todas las respuestas estaban basadas en la comparación de las mismas con los parámetros propios.
Esto está cambiando. La proliferación de cámaras y radares embarcados permite que los coches sepan en todo momento qué sucede a su alrededor y puedan adaptar su comportamiento a aquello que les rodea. Los sistemas de control de crucero activo, asistencia al aparcamiento y avisos de cambio de carril, de presencia en el ángulo muerto, de posibilidad de choque frontal y de presencia en los laterales al dar marcha atrás ya se están generalizando. Todo ello nos lleva a un futuro presidido por la conducción autónoma.
En nuestro viaje al salón pudimos probar las tecnologías de conducción autónoma de Honda, maca con la que viajamos a Japón y de las que os informaremos ampliamente en los próximos días y nos consta que el grupo de periodistas españoles invitados por Lexus también comprobaron los avances en la materia del Grupo Toyota. Nissan, por su parte, anuncia que toda su gama tendrá posibilidad de equipar estos sistemas en 2020.
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Todo ello se basa en la capacidad del coche para situarse en el entorno y detectar los peligros con los que se encuentra pero también de la posibilidad de conectarse con otros coches y con la propia infraestructura por la que circula. Lo que las marcas japonesas buscan con todo ello es conseguir una accidentalidad cero aunque para ello deban de sacrificar el papel activo del conductor.
Dicho esto, el Salón de Tokio es un salón cuanto menos curioso. Los stands de las marcas locales, que sinceramente imaginaba espectaculares, son más bien pobres tanto en la cantidad de espacio disponible como, sobre todo en la puesta en escena de los coches –nada que ver con la demostración de poderío de las marcas alemanas en Frankurt, por ejemplo- y no es un problema de espacio disponible ya que hay pabellones vacíos. Da la sensación que la de Tokio, por más que sea el gran salón de la industria japonesa, sea una muestra de segundo nivel comparado con los certámenes faro europeos donde las propias marcas nipones invierten, seguro, mucho más dinero.
Aquí, el mercado japonés manda y los protagonistas son los concept cars con los que hacer soñar a un público que los espera y las novedades para el mercado doméstico, que también las hay, especialmente en el prolífico segmento de los kei cars que aquí mueve un negocio notable con más de 3,5 millones de matriculaciones anuales (casi la mitad del parque). Mucha imaginación, mucha ingeniería, muchas ideas y la certificación de que Japón sigue liderando la investigación y la tecnología a nivel mundial. Que la puesta en escena sea muy sobria, muy japonesa, no resta mérito. Y es que Tokio 2013 destacó más por el contenido que por el continente.
El toyota yaris aspiradora para los ayuntamientos que eh? Y el señor millagi observando el panamera turbo.