Un automóvil fascinante que llegará muy pronto, o tal vez nunca
Tiene gracia que Faraday Future se llame tal cual, no ya por el guiño científico sino más bien porque su futuro se nos muestra tan brumoso como lo ha sido su pasado. Pero como mínimo, ya ha salido a la luz su primer coche de producción... si es que llega a producirse algún día.
En cualquier caso, y justo un año después de dejarnos boquiabiertos con el prototipo de competición FFZero1, la aspirante a archirrival de Tesla ha elegido de nuevo el Consumer Electronics Show (CES) de Las Vegas para mostrar al mundo su flamante FF91.
Se trata de un crossover de tamaño medio-grande y carrocería de cinco puertas (las dos traseras de apertura suicida) que como podéis imaginar tratará de convertirse en oponente directo del Tesla Model X. Tal vez su estética, tan genuinamente futurista que casi hace parecer al Tesla un coche convencional, polarice el gusto de aficionados y clientes; pero en cambio, sobre el papel, no hay discusión en cuanto a prestaciones. Los motores eléctricos del FF91 encargados de mover cada una de las cuatro ruedas de forma independiente generan una potencia máxima combinada de ¡1.050 CV! dispuesta a catapultar al vehículo de 0 a 100 km/h en sólo 2,5 segundos; de manera que, además de situarse como uno de los coches más rápidos del planeta en este apartado, se permite “robar” una décima al no menos sideral Tesla Model S P100D. Para garantizar una usabilidad a la altura de las circunstancias, el FF91 monta una batería de iones de litio cuya capacidad de 130 kWh le concede una autonomía teórica de casi 600 kilómetros.
Como no podía ser de otra manera, Faraday Future promete que su nueva criatura se convertirá en el automóvil más “conectado” del mundo, facilitando a sus clientes el mejor acceso a toda clase de contenidos audiovisuales. Además, con nuestro perfil de usuario podremos definir nuestras preferencias de uso del vehículo (ajustes del asiento, climatización, rutas diarias y gustos musicales, por ejemplo); e incluso abrir el coche sin llave, gracias al dispositivo de reconocimiento facial incorporado en lado del conductor.
Pero claro: todo coche futurista que se precie debe estar preparado para la conducción autónoma, y el FF91 no iba a ser menos: una orquesta de más de 30 cámaras de visión frontal y posterior, radares, sensores de ultrasonido y hasta un LIDAR escamotable en el capó se ocupan de que el vehículo sea consciente en todo momento de lo que suceda a su alrededor, así como de entrar y salir de la plaza de aparcamiento sin nuestra asistencia.
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Todo esto está muy bien; pero los aventurados clientes (por ahora sólo de EE.UU., Canadá y China) que estén dispuestos a entregar 5.000 dólares por adelantado sin siquiera conocer el precio final del coche, demuestran una fe comparable a la de una secta adventista. La trayectoria de Faraday Future, tan breve como tumultuosa, está plagada de sueños de grandeza, promesas pendientes, terremotos políticos, líos financieros y, al menos hasta hoy, humo espeso.
Ojalá este proyecto se materialice y las primeras unidades fabricadas lleguen en 2018 como se ha prometido; en primer lugar por sus clientes, en segundo por el bien del mercado y en tercero porque me encantaría equivocarme en esto. Pero si finalmente todo queda en un gran fiasco, o lo que sería peor, un gran engaño, se nos va a quedar cara de bobos.
Mejor seamos positivos, y esperemos que una historia de éxito como la que Tesla está viviendo pueda repetirse con Faraday Future. De ser así, ambas compañías habrían demostrado que los últimos en llegar a la industria automotriz pueden ser, precisamente, los encargados de guiar su camino.
#2 pues viaja un poco majete y cambiaras de opinión. En cualquier parking un poco decente te encuentras un punto de recarga. Por cualquier país al norte de los Pirineos ya es posible hacer una recarga rápida sin salirte de tu ruta. En cualquier capital europea ya hay taxis eléctricos. Yo creo que lo que no encajan son en las cabezas de algunos.