Audi Q5 2.0 TDI 177 CV quattro S Tronic

Con el lavado de cara recibido a finales del año pasado, el SUV alemán da un paso más, actualizando diversos aspectos aunque sin acoger profundas transformaciones. A los leves retoques estéticos tanto exteriores como interiores cabe añadir las mejoras en el tren de rodaje que dan como resultado una dinámica aún más eficaz que la del modelo anterior. Ello se refleja en una mayor estabilidad y un aplomo más evidente, cualidades que lo mantienen entre los SUV de tamaño medio más eficaces del mercado dinámicamente hablando.

El motor que hemos elegido para nuestra prueba es el 2.0 TDI de 177 CV, capaz de mostrar un notable equilibrio entre aceleración, recuperaciones y consumo, poniendo de manifiesto además una elevada suavidad de funcionamiento. Dicho aspecto añade aún más confort de marcha a los ocupantes de un habitáculo con acabados de alta calidad y muy versátil, pensado para sacar el máximo partido tanto en uso diario como en escapadas con la familia.

Hace unos meses, el todocamino de la firma de los cuatro aros se puso al día en lo que a aspecto se refiere, aunque los cambios fueron más bien sutiles y conservan la esencia del automóvil alemán. A nivel formal, el modelo ahora es unos dos centímetros más ancho y más bajo que su predecesor, por lo que su longitud sigue siendo de 4,63 metros, si bien su anchura pasa a ser de 1,90 m y su altura, de 1,63 m.

Si nos fijamos en cuestiones puramente estéticas, veremos que la actualización del Q5 le ha llevado a adoptar un frontal visualmente más achatado. Para conseguirlo, los diseñadores de Audi han modificado algunos elementos como es el caso del paragolpes, que además de su remodelación cuenta con entradas de aire más grandes que incluyen inserciones de color negro brillante.

Otro de los cambios lo encontramos en la parrilla Singleframe, que ha aumentado sus esquinas de cuatro a seis. También hay que reseñar que las barras cromadas que la recorren de arriba hacia abajo están ahora más marcadas. Por otra parte, las ópticas también se han actualizado generando una apariencia más moderna, con LEDs que las bordean. Con tal de aumentar la vistosidad, se han instalado unos nuevos anillos cromados alrededor de los faros antiniebla. Mientras tanto en la zona trasera vemos la salida del escape, acabada en línea recta en su parte inferior, también con un embellecedor cromado de estreno.

Como suele pasar en la mayor parte de los automóviles de la familia Audi, el habitáculo del nuevo Q5 es sinónimo de calidad, obtenida a raíz de combinar deportividad y elegancia a partes iguales. Si analizamos los cambios que ha recibido el nuevo Q5 en el interior del habitáculo veremos que apenas son perceptibles. Por un lado, equipa volante de cuatro radios de nuevo diseño con una reordenación de las teclas multifunción. La marca alemana ha simplificado los mandos del sistema MMI y ha mejorado alguno de los materiales utilizados, además de incrementar los detalles cromados.

De cara a mejorar la sensación de confort, también hallamos novedades en la climatización y la ventilación de los asientos delanteros, que ahora permite una mayor adaptación que antes. Por otro lado, apreciamos otros sutiles detalles como el rediseño de las agujas del cuadro de relojes y de las pequeñas palancas ubicadas en la columna de dirección. El puesto de conducción sigue siendo realmente espacioso y ergonómico, por lo que es muy sencillo habituarse a sus mandos y conseguir la postura más adecuada al volante.

Cabe valorar que las plazas traseras, igual que antes, cuentan con desplazamiento longitudinal e inclinación regulable, cualidades que agradecerán sus ocupantes, sobre todo durante los trayectos largos. Pero hay que tener en cuenta que, pese al tamaño del vehículo, esta segunda fila es más adecuada para dos pasajeros, ya que el tamaño del túnel central perjudica el espacio para un tercero. No hay que pasar por alto la excelente capacidad del maletero, que es de 540 litros y que, si abatimos los respaldos posteriores podremos hacer crecer hasta los 1.560 litros.

Entre el equipamiento de serie de nuestra unidad de pruebas, que pertenecía al acabado Ambiente (el intermedio de la gama), se encuentran la regulación lumbar eléctrica, el control automático de velocidad, el portón del maletero de accionamiento automático, el Audi Parking System trasero y el Audi Hold Assist, entre otros elementos. Como opcional, disponía de tapicería en cuero. Exteriormente, destaca la presencia de los faros de xenón plus, los lavafaros delanteros, los retrovisores exteriores calefactables y abatibles eléctricamente y las llantas de aleación de 18 pulgadas. Por supuesto, la interminable lista de opcionales que ofrece el fabricante de Ingolstadt permite personalizar a fondo el vehículo, aunque ello supone ir sumando euros a discreción.

En la gama del Q5, la motorización 2.0 TDI se ofrece en dos potencias distintas, 143 y 177 CV. En esta ocasión nos hemos puesto al volante de la más potente de las dos, cuyo rendimiento es magnífico en todo momento. En primer lugar, hay que tener en cuenta que proporciona un par motor de 380 Nm entre 1.750 y 2.500 rpm, que se traduce en una generosa entrega de fuerza desde muy abajo. Cuando le exigimos que acelere con garra, lo hace sin problemas, sobre todo a la hora de completar las maniobras de adelantamiento.

La notable suavidad de funcionamiento del 2.0 TDI se convierte en otra de sus cualidades, lo que refuerza la sensación de confort que brinda al volante. Aunque el 2.0 TDI viene de serie con una caja de cambios manual de seis velocidades, en nuestra unidad de pruebas está asociado a la transmisión automática S tronic de siete marchas. Su fenomenal respuesta de cambio, sobre todo si escogemos el modo Sport, no solo hace más agradable la conducción sino que también posibilita una conducción a ritmos fuertes sacando el máximo partido del propulsor.

En términos prestacionales, el todocamino alemán logra pasar de 0 a 100 en 9,0 segundos. No es una cifra extraordinaria pero tampoco se queda corta. Mientras tanto, su velocidad punta es de 200 km/h. Una de las mayores virtudes de la combinación mecánica que hemos probado se encuentra en su ahorro de combustible. En primer lugar, cabe señalar que su ambiciosa media homologada es de 6,0 litros y sus emisiones de CO2 son de 159 g/km. No muy lejos de esa cifra se situó la media obtenida tras nuestra prueba, que fue de 7,2 litros después de circular tanto por ciudad como por vías rápidas y carreteras reviradas.

Aunque no se trata de una transformación en profundidad, el tren de rodaje del nuevo Q5 ha mejorado al del modelo anterior. Ello se percibe en la consecución de una dinámica optimizada que lo reafirma como uno de los SUV más eficaces del mercado en este aspecto. La cierta firmeza de su amortiguación asegura un grado de estabilidad más que notable para su segmento, lo que le lleva a conseguir un comportamiento francamente bueno.

Es evidente que estamos ante un todocamino y que su conducta en movimiento no es igual que la de un turismo por cuestión de altura y kilos. No obstante, el modelo alemán transmite una gran sensación de control en todo momento y los cambios de peso apenas originan balanceos de la carrocería. Ello contribuye a que brinde un importante confort de marcha independientemente del tipo de vía.

Por otra parte, su precisa servodirección electromecánica, que modifica su dureza en función del ritmo al que conduzcamos, certifica una capacidad de maniobra que sorprende positivamente para un coche de 4,63 metros de longitud aunque sin llegar a ser un auténtico portento en cuestión de agilidad.

Para movernos con mayor seguridad por carreteras de adherencia reducida o por caminos sencillos, el vehículo está dotado del sistema quattro de tracción integral de serie. Su funcionamiento depende de un diferencial central autoblocante que, en condiciones normales de conducción, distribuye el par al 40/60 entre los ejes delantero y trasero respectivamente. Sin embargo, estos porcentajes varían si el terreno así lo exige.

Con el propulsor 2.0 TDI de 177 CV, el todocamino alemán ofrece un gran compromiso entre rendimiento y eficiencia, pues permite enérgicas aceleraciones y registra consumos bastante contenidos. A ello cabe sumar una dinámica refinada con ciertas aspiraciones deportivas, aunque teniendo en cuenta que llevamos entre manos un automóvil más alto que un turismo y que se acerca a las dos toneladas de peso. Su versátil habitáculo está acabado con materiales de calidad, ofreciendo amplitud y lujo a sus ocupantes. El precio es, sin duda, uno de los mayores hándicaps del SUV del fabricante de Ingolstadt.