Bendita ilógica
Bentley es una de las marcas de automóvil que mejor sabe transmitir un halo de glamour, lujo, refinamiento, distinción y elegancia en todo lo que le rodea. Ya sea a través de los eventos para clientes y no clientes que organiza desde su sede en Crewe (Gran Bretaña), como mediante el desarrollo de una completa línea de merchandising y sobre todo, y esta es la razón de su existencia, el desarrollo de un producto único e inigualable.
La gama de vehículos de esta marca británica es corta, pero así debe ser teniendo en cuenta que fabrican de forma prácticamente artesanal, en pequeñas series y con un cuidado y esmero que no es amigo de las prisas. Cuando pensamos en Bentley es fácil que visualicemos algunas de sus magníficas berlinas de lujo, léase Mulsanne o Flying Spur. Es normal que así sea, ya que durante décadas esta firma se ha centrado en este estilo de coches, convirtiéndose en una verdadera referencia.
Además de fabricar algunos de los mejores y lujosos vehículos de tres volúmenes del mundo, Bentley también es conocida por otro tipo de excesos. También es capaz de construir coches que suman la elegancia y el refinamiento con las prestaciones y el carácter propio de un superdeportivo. Y aquí es cuando entra en escena la gama Continental GT, diseñada en parte para ejercer de contrapunto al clasicismo en cierto modo intransigente tan característico de la marca.
La gama Bentley Continental nació más de una década motivada por la intención de mejorar el nivel de ventas de la empresa, pero también con el ánimo de convertirse en la nueva referencia de la marca a la hora de construir lujosos deportivos de tipo Gran Turismo (de ahí su denominación) con configuración 2+2 y con carrocerías cupé o descapotable. Su mejor ejemplo es el modelo que veis en las fotos: el Continental GT Speed Convertible.
No es la primera vez que me pongo al volante de un Bentley Continental GT Convertible. Hace menos de un año os ofrecimos la videoprueba de la versión Speed Convertible con motor V8, que entrega 528 CV. Y hace un par de años os ofrecimos una toma de contacto con esta misma versión con motor W12 pero con algo menos de potencia: 575 CV.
El Continental GT que ahora os presentamos es la versión más deportiva de la gama, la que monta el motor más grande, el mismo 6 litros W12 que podéis ver en la versión cupé GT Speed. Es el motor que ofrece la mayor potencia disponible en la gama Bentley: 625 CV. La denominación “Speed”, es el indicativo de la marca británica que sólo reciben los modelos más deportivos y mejor preparados.
Este es, de hecho, el descapotable de cuatro plazas más rápido del mundo: alcanza los 325 km/h. , hace el 0 a 100 km/h en 4,4 segundos y puede salir desde parado para llegar a los 160 km/h en menos de 10 segundos. También tiene una contundente cifra de par: 800 Nm, que entrega desde sólo 2.000 vueltas y mantiene hasta las 5.000 r.p.m. Estamos, pues, ante un propulsor impresionante, de verdadero supercar.
Su ficha técnica ya indica que es un vehículo un tanto especial. Pero este Bentley no sorprende sólo por sus prestaciones. También lo hace especialmente por su empaque, la presencia y la imagen que ofrece ante nuestros ojos.
Un Bentley Continental GT Convertible ya llama la atención para los entendidos y los no entendidos de la marca. Pero un “Speed” potencia un poco más ese atractivo con algunos detalles exclusivos que marcan la diferencia. Por ejemplo, tiene una parte ciclo un poco más preparada que permite sacar partido a la potencia de su propulsor con mayor facilidad y seguridad. Su carrocería es 10 mm. más baja que la del GT Convertible, las suspensiones se han reforzado con cojinetes más rígidos y monta unas estabilizadoras mejoradas. Es reconocible por su exclusivo juego de llantas “Speed” de 21 pulgadas, su rejilla de color oscuro, los tubos de escape elípticos con su interior estriado, o el emblema de Bentley, la B alada, sobre fondo negro. Esos pequeños detalles lo identifican como un “Speed”, una versión que se sitúa en un escalón un poco más alto que el del resto de la gama Continental, por si no fuera suficiente.
El coche ejerce un efecto de atracción innegable, fácilmente comprobable si circulas por cualquier boulevard, rambla o paseo de una ciudad. Es el típico coche que desvía miradas, por su distinguida presencia y su exclusividad. Si encima conducimos una unidad pintada en color “Continental Yellow”, como el que veis en las imágenes, el efecto se multiplica.
Con capota de lona
No soy de los que les gusta sentirse observado, pero si debe ser así, qué mejor manera de experimentar esa sensación que a los mandos de un elegante descapotable británico. Bentley ha apostado por una clásica capota de lona, acorde con su imagen tradicional, que se abre o cierra en pocos segundos con sólo pulsar un botón. Esta capota tiene cuatro capas de material que garantiza un excelente aislamiento acústico y térmico. Ciertamente, circulando con ella colocada, las sensaciones en el interior del coche son muy parecidas a las que puedes experimentar en la versión cupé. Perfecto, entonces.
Ahora bien, su integración en la estética del modelo no es del todo acertada, desde mi punto de vista. El coche gana muchísimo estéticamente si la replegamos en el maletero. Y esto es un efecto que no he percibido anteriormente y con tanta intensidad en otros descapotables. La belleza de este modelo se multiplica enormemente preparado para rodar a cielo abierto.
Como buen Bentley, el coche transmite mucho sólo con observarlo exteriormente. Si subes a su interior, las sensaciones están acordes con lo que aparenta. Se percibe la misma sensación de acabado artesanal, exclusivo y cuidado hasta el último detalle que siempre está presente en un Bentley. Pero en esta versión “Speed” se va un poco más allá y se incluyen detalles propios de la Mulliner Specification, un paquete que incluye la tapicería de piel de los asientos con forma de rombo y el emblema de Bentley en los cabezales, pedales de aluminio perforados, el pomo del cambio estriado o detalles exclusivos como el umbral de las puertas con la placa “Speed”, entre otros.
La primera sensación al entrar en este habitáculo viene por el olfato. El cuero que recubre el volante, los asientos, la parte superior del salpicadero, parte de la consola central y el interior de las puertas, generan ese olor característico a piel de alta calidad. El tacto y el aspecto visual de esta piel es algo difícil de ver en otros coches y es el resultado del cuidado trabajo de selección y curtido de este material, algo en lo que son especialistas en la fábrica de Crewe. Esta piel se remata con una doble costura en color amarillo, a juego con el color de la carrocería. El piso está totalmente enmoquetado, el salpicadero se cubre con plafones de carbono y en él podéis ver un excelente equipo de música Naim for Bentley, desarrollado por esta firma exclusivamente para este modelo.
A pesar de que estamos ante uno de los modelos más “sport” de la firma británica, hereda un cierto clasicismo que podemos ver en el cuadro de instrumentos, básicamente formado por indicadores de agujas. También es clásico el reloj Breitling del centro del salpicadero, o los pulsadores de las rejillas de ventilación, que imitan los de un tradicional órgano eclesiástico.
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12 cilindros: especie única
Al arrancar el coche a botón, llega rápidamente el suave ronroneo del propulsor W12, y también unas pequeñas vibraciones al volante. Hay mucho bloque motor: dos bancadas de seis cilindros que inevitablemente deben hacerse notar. Es un motor cargado de par desde bajas vueltas: nada menos que 800 Nm de par máximo a 2.000 r.p.m. Por lo tanto, a pesar de sus 625 CV de potencia máxima, se deja llevar de forma muy suave desde bajo régimen, como si formase parte de cualquier berlina de representación de la marca.
El cambio automático, de 8 velocidades, funciona de forma extremadamente suave. Hay posición “Sport” y levas detrás del volante. Desgraciadamente, estas levas siguen teniendo el mismo diseño impropio de un coche de su estilo: aparentan fragilidad, y están mal situadas.
A pesar de su elevada potencia, el motor puede comportarse de forma muy discreta si es nuestro deseo. Rueda suave, sin estridencias, sin brusquedades, aprovechando su gran cifra de par y entrega a bajas revoluciones. Es perfecto para pasear o para rodar a velocidad de crucero en un largo viaje por autopista: nunca hay que perder las formas, y menos en un descapotable con carácter de Gran Turismo.
Ahora bien, es evidente que la potencia siempre está ahí, y un pisotón al acelerador dejará bien claro que 625 CV no son poca cosa, precisamente. Es difícil sacar partido a un propulsor así en carretera abierta. Sólo pude disfrutar del coche por unas horas, que aproveché para realizar un recorrido mixto de ciudad, carretera y autopista. Es un vehículo fácil de llevar en un entorno urbano, a pesar de sus medidas considerables: 4,80 metros de longitud, 1,39 de alto y 2,22 de ancho. La dirección es suave, el motor responde sin ahogos y todo acompaña para pasear descapotado y disfrutando de la música de alta fidelidad de su equipo Naim.
En carretera se perciben algunas inercias debido a su elevado peso (casi dos toneladas y media en orden de marcha), aunque se maneja bien gracias a una dirección bastante directa y a la seguridad que aporta su tracción integral, que contribuye a una excelente motricidad. El reparto de par motriz es de un 60% en el eje trasero y un 40% en el delantero. Las reacciones son nobles, resulta difícil mover cualquiera de los dos ejes, y se percibe una buena rigidez, a pesar de ser un descapotable.
Los 625 CV de este motor requieren de un circuito o de una autopista alemana para hacerse del todo presentes. Pero siempre es bueno saber que ahí están y puedes disfrutarlos, si tu presupuesto lo permite.
En este sentido, hay un aspecto que creo que es claramente mejorable: el consumo de combustible. Bentley indica un consumo medio para este Speed de 14,9 litros/100 km, lo que significa que en ciudad gasta unos 22,7 l/100km y en carretera unas optimistas 10,4 l/100km. Logré ver los 10 l/100 km. rodando por autopista a velocidad legal y, como es de esperar, a un régimen de vueltas muy bajo. Pero lo habitual en mi excursión con el Continental GT Speed Convertible fue ver el indicador de consumo medio por encima de los 20 l/100km, con medias cercanas a los 26 l/100km al apretar el acelerador. Cierto es que para una persona que tiene posibilidad de adquirir un Bentley así el coste de mantenimiento es algo relativo. Ese no es el problema. Lo crítico es que este consumo limita la autonomía máxima. Aunque en su depósito de combustible quepan 90 litros, rápidamente vamos a acabar con ellos.
Bentley es consciente de que éste es un punto a mejorar, y a pesar de que este 12 cilindros ha ido incrementando su eficiencia con el paso de los años, todavía queda camino por recorrer. De hecho, el Grupo Volkswagen acaba de presentar el futuro sustituto de este propulsor, un nuevo W12 que ofrece 608 CV y una emisiones de CO2 inferiores a 250 gr/km, con un consumo acorde (aunque no comunicado por la marca).
Para tus sentidos
De todo esto te olvidas cuando descapotas y disfrutas del rodar del coche en carretera y del sonido de los escapes, que llega a ser tan exclusivo como el coche. Con el cambio en posición S, emite un bramido muy especial, que no recuerdo haber experimentado en otro coche que no sea un Bentley. Tiene una sonoridad embriagadora, que como ya dije con motivo de la prueba del Continental GT Convertible V8, merece la pena ser patentada. La posición S también acelera la transición entre marchas, tanto al acelerar como al reducir, y saca a relucir el carácter deportivo de esta versión Speed.
El coche equipa suspensión neumática adaptativa, que podemos endurecer a nuestro gusto o bien reducir de altura, para incrementar la estabilidad. Los retoques en el chasis efectuados por los ingenieros permiten gozar de la rigidez necesaria para sujetar tanta caballería y peso, y son responsables del buen guiado, el aplomo y la sensación de seguridad que transmite al volante.
Es un buen coche para disfrutar a fondo en una carretera revirada y sobre todo, para viajar en compañía. Para ser un descapotable está muy bien insonorizado y a pesar del espacio que ocupa la capota una vez plegada, tiene un maletero de tamaño correcto. Es un 2+2, y las plazas traseras son para uso ocasional, pero en las delanteras puedes viajar al fin del mundo con el mínimo cansancio. El confort impera.
La vida a bordo es excelente, aunque hubiese preferido un sistema de infoentretenimiento más complejo, moderno y con gráficos más atractivos. Se nota que es un modelo de 2007, que necesita una actualización de parte de su equipamiento. Es algo que la marca va a poner en práctica en los Bentley Continental que llegarán en los próximos meses a los concesionarios.
Pocos vehículos hay en el mercado con la belleza, el señorío y la elegancia de un Bentley Continental GT Convertible. Si además se trata de esta versión Speed con motor W12, resulta inimitable. Claro está, todo tiene un precio, que parte de los 274.282 €, pero que puede llegar fácilmente a los 300.000 € con algunos extras, que es lo que aproximadamente costaba nuestra unidad de pruebas. Sin duda, esta tarifa marca una frontera muy importante, asumible para muy pocas personas.
Es un gran coche.Prefiero el V 8.Lo veo más equilibrado.Es mi próximo coche.Ya he tenido V 12 y V 8 en otra marca y por eso hablo de equilibrio.