El coche que de verdad quería el comprador de un Serie 3
BMW quiere ser como Mercedes. Eso es lo que pienso cada vez que repaso la trayectoria reciente de la casa de Münich. Y no me refiero a que pretenda adoptar en absoluto la filosofía de los señores de Stuttgart -tan diferente a casi todos los niveles-, sino a la clara expansión que BMW está llevando a cabo en su gama de modelos. A este paso, y como ya ha hecho Mercedes-Benz, pronto habrán cubierto casi todas las categorías del mercado premium.
La firma bávara, conocida históricamente por sus berlinas y cupés de corte deportivo, ha apostado con decisión a los largo de las dos últimas décadas por tratar de convertirse en referencia de segmentos que le eran ajenos, como el de los SUV (con los X5, X3 y X1), los compactos (Serie 1), los eléctricos e híbridos (i3 e i8) e incluso el de los monovolúmenes (con el nuevo Serie 2 Active Tourer). Pero no es menos destacable su proceso de diversificación de carrocerías sobre plataformas comunes y en segmentos ya existentes.
No hay ejemplo más claro que el de las Series 3 y 4 –entendiendo esta última como una división numérica para las carrocerías cupé y descapotables-. La última generación del Serie 3 berlina ha ido dando lugar al Serie 3 Touring (cinco puertas y carrocería familiar), al Serie 3 GT (‘Gran Turismo’, nuevo modelo más largo, alto y “contundente” que los dos anteriores) y a los Serie 4 Coupé y Serie 4 Cabrio (antiguos Serie 3 Coupé y Cabrio respectivamente), hasta llegar a la última variante en hacer su debut: el Serie 4 Gran Coupé que hoy os presentamos.
Seguramente el apellido ‘Gran Coupé’ os resultará familiar. BMW lo empleó por primera vez en 2012 para denominar al Serie 6 con carrocería de cuatro puertas. El BMW Serie 6 Gran Coupé nació para competir en un segmento, el de las grandes berlinas de cuatro puertas con apariencia cupé, creado ocho años atrás y dominado desde entonces por el Mercedes-Benz CLS, y también se había incorporado en 2010 el Audi A7 Sportback.
La historia volvió a repetirse en una categoría inferior con el lanzamiento en 2009 del Audi A5 Sportback, variante de cinco puertas (con portón en vez de tapa de maletero) del A5 Coupé de tracción delantera, al que mejoraba en habitabilidad y capacidad de carga. La réplica de Mercedes fue el CLA de 2013 –aquí nuestra videoprueba del Mercedes-Benz CLA-, que tiene un origen algo más humilde pues deriva del compacto de tracción delantera Clase A –que también hemos probado en vídeo-. La ausencia de portón trasero y el limitado aprovechamiento de las plazas posteriores lo sitúan un paso por detrás del modelo de Audi.
Así las cosas, BMW trata ahora de sacar partido de la relativa inferioridad del Mercedes CLA y de la veteranía del Audi A5 Sportback con el lanzamiento de su flamante Serie 4 Gran Coupé, que aporta a este segmento el plus deportivo de su renombrada propulsión posterior. Un modelo de cinco puertas (con portón trasero) al que nuestro editor Joan Dalmau definió como la “versión berlina de un cupé que es la versión cupé de una berlina”. No se me ocurre mejor manera de describir el significado y la orientación comercial de este automóvil.
Tan bello como el Coupé de dos puertas. Y además, práctico.
El apartado estético es por naturaleza bastante subjetivo, y por tanto aquí no evitaré serlo. Para mi gusto, este es el coche más atractivo que podemos comprar dentro del segmento D premium. Su línea deportiva, pero al tiempo elegante y poderosa, se ve reforzada por un perfil que juega de manera exquisita con las líneas del techo y de la cintura. Mientras el frontal bajo y ancho le confiere una pose agazapada, la trasera remata el conjunto con un portón bellamente esculpido en su parte final.
El Gran Coupé calca las medidas del Serie 4 Coupé, al que iguala en longitud total y distancia entre ejes. Desde el morro hasta el pilar A todo es idéntico, de hecho. Pero al tratarse de un cinco puertas, pensado para un uso más familiar, la línea del techo se ha prolongado en 11,2 centímetros, incrementando además su altura en 1,2 cm. Y puestos a modificar la carrocería, se ha sustituido la tapa del maletero por un portón de generosas dimensiones. Así es como este coche se ha ganado el prefijo ‘Gran’: añadiendo una mejor habitabilidad a las virtudes que ya ofrece su hermano de dos puertas.
Hablemos ahora sobre estas diferencias, empezando por cómo tratará el Gran Coupé a nuestros pasajeros. Está claro que no disfrutarán de tanto espacio como en un Serie 3 berlina, pero ¿tendrán el suficiente? Hasta cierto punto sí, pues la fila trasera es mucho más aprovechable de lo que parece desde el exterior. Para empezar porque los asientos están situados en una posición baja; y para continuar porque, aun estando homologado para cinco personas, el Gran Coupé sólo pretende acomodar a cuatro
Aun estando homologado para cinco personas, el Gran Coupé sólo pretende acomodar a cuatro.
(la mal llamada quinta plaza no pasa de ser un espacio estrecho, poco mullido y perjudicado por el túnel de transmisión; sólo nos servirá para un uso puntual –a menos que tengamos algo contra la víctima-).
Sacrificando la plaza central, los asientos pueden quedar un poquito más juntos entre sí para concederles mayor anchura. Me ha gustado la solución empleada por BMW, prolongando cada respaldo hasta la puerta con una pieza tapizada y acolchada que acoge muy bien al ocupante. La altura libre no es desde luego tan buena como en un Serie 3, pero tampoco tocaremos el techo con la cabeza a menos que alcancemos el metro ochenta y cinco de estatura y nos sentemos completamente erguidos. Por último, hay que considerar que el acceso a las plazas traseras se ve limitado por lo bajos que quedan los asientos (mal asunto para las personas mayores) tanto como por el espacio que dejan las puertas al abrirse.
El maletero ofrece 480 litros de capacidad, exactamente los mismos que un Serie 3 berlina y 35 litros más que el Serie 4 Coupé. La gran ventaja está obviamente en la apertura del portón, que crea una boca de carga mucho más amplia y muy útil sobre todo si plegamos los asientos; de hacerlo, podremos disponer de hasta 1.300 litros en total. Encontraremos ganchos y anillas para sujetar la carga en los laterales y sobre el piso del maletero; bajo aquel, en cambio, no hay más que un botiquín y un extintor, pues los neumáticos Run Flat que monta el coche evitan –en teoría- la necesidad de llevar rueda de repuesto.
Antes de pasar a describir el puesto de conducción, hagamos una pausa para hablar del equipamiento, que como es lógico influye sobre aquél. Empecemos por lo que el Gran Coupé trae de serie, que incluye faros bi-xenón con luces LED diurnas y lavafaros, llantas de aleación de 17”, arranque sin llave, apertura eléctrica del maletero, climatizador bi-zona, sensor de presión de neumáticos, volante multifunción de cuero y radio-CD con seis altavoces. Con el equipamiento básico, la versión más asequible es la 420i (2.0 gasolina de 184 CV) con un precio de 39.350 €.
Un BMW 420d Gran Coupé con motor diésel de 184 CV y cambio automático de 8 velocidades (la misma configuración de nuestra unidad de pruebas), tiene un precio de partida de 44.901 euros. Nuestro coche de prensa corresponde a la línea Modern, que a cambio de 2.253 euros exhibe una apariencia diferenciada con superficies de aluminio satinado en la parilla delantera, los paragolpes, las bases y los marcos de las puertas (si bien estas últimas lucen cristales “al aire” como en todo cupé que se precie), las branquias laterales, el tubo de escape y las molduras del salpicadero. Las ruedas montan
La línea Modern exhibe una apariencia diferenciada y elegante.
neumáticos Run Flat 225/45 con llantas de 18” con radios en forma de turbina. Por el mismo precio se puede optar por la línea Sport, que presenta una decoración de ambiente deportivo.
La completa dotación opcional de nuestra unidad de pruebas incluye pintura Mineralweiss metalizada (996 €), tapicería de cuero (1.400 €), cámara para marcha atrás (497 €), Surround View (vista cenital de 360 grados, 878 €), control de distancia en aparcamiento (937 €), control de crucero con función de freno (369 €), sistema de navegación Professional 2.953 €), techo solar eléctrico corredizo (1.304 €), retrovisores interiores y exteriores antideslumbramiento (652 €), asientos delanteros eléctricos (1.304 €) y calefactados (440 €), asientos traseros abatibles (237 €) y alarma antirrobo (570 €). Casi quince mil euros en extras para un precio total de 59.691 euros.
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Sentarse al volante de un BMW siempre ha sido una experiencia positiva para quienes desean disfrutar de la conducción en sí, pero no tanto para los sibaritas: los clientes que buscaban acabados de un cierto lujo debían acceder como mínimo a un Serie 5 para satisfacer sus gustos. Por fortuna, los actuales compradores de un Serie 3 o un Serie 4 no quedarán decepcionados en este sentido, gracias al salto de calidad que ha experimentado la gama media de la marca. Tanto por calidad de materiales como por ajuste e insonorización del habitáculo, el Gran Coupé merece una calificación elevada.
La postura de conducción es tan correcta como en todos los BMW, con un conjunto volante–pedales–asiento muy logrado y que con toda seguridad podremos adaptar a nuestra morfología; más aún gracias al ajuste eléctrico de los confortables asientos de cuero que equipa nuestra unidad. Aquí el único punto negro está en la ausencia de ajuste en altura para los cinturones de seguridad, detalle incomprensible en un coche de este precio.
Buena nota en los apartados de diseño (atemporal como siempre aunque por fortuna algo menos conservador) y ergonomía. Esta última se beneficia de una distribución en general adecuada de los mandos y controles, de la orientación de la consola central hacia el conductor y de la magnífica legibilidad de la información mostrada. Me ha convencido especialmente el cuadro de instrumentos, que combina los tradicionales indicadores analógicos para velocímetro y cuentavueltas con una pantalla digital que ocupa toda la parte inferior y que sirve como un completo ordenador de a bordo.
No menos brillante es el sistema de infoentrenimiento y navegación Professional (opcional), cuyo enorme display de alta resolución es el escaparate perfecto para exhibir sus funcionalidades a todo color y a toda velocidad. Controlamos este sistema a través del mando iDrive, de tipo joystick, siempre al alcance de nuestra mano pero también por ello lejos de nuestra vista.
Pues sí: me gusta conducir este Gran Coupé
Pulsemos el botón de encendido para dar vida al 420d. Su motor es el conocido diésel TwinTurbo de 1.995 cc y cuatro cilindros con 184 CV de potencia y 380 Nm de par. Un buen nivel de rendimiento que, en este modelo, permite acelerar de 0 a 100 km/h en 7,5 segundos para alcanzar una velocidad máxima de 231 km/h.
Se trata de un motor relativamente silencioso, con pocas vibraciones; y gracias a la buena insonorización de este BMW, sólo con el motor en frío o al saltar el Stop/Start seremos claramente conscientes de estar conduciendo un coche alimentado por gasóleo. Además, una vez en marcha, el leve rugido que emana de los escapes disimula bastante la naturaleza de su motor.
Junto a la palanca del cambio automático se encuentra un selector que nos permite elegir entre tres modos de conducción diferenciados: Eco Pro, Confort y Sport. El modo Eco Pro, orientado a reducir los consumos, reduce la respuesta al acelerador y activa la posibilidad de rodar “a vela”, desconectando el motor de la transmisión cuando no damos gas al descender pendientes: al dejar actuar a la inercia, el coche mantiene su velocidad y ahorra combustible. El modo Sport, diametralmente opuesto, agudiza notablemente lel tacto del acelerador, endurece la dirección y apura más cada marcha; el coche se vuelve así más reactivo para aumentar el disfrute en carreteras viradas.
En mi opinión, lo mejor es utilizar para la conducción cotidiana el modo Confort, que ofrece la respuesta más equilibrada; dejar el Eco Pro para tranquilos paseos y reservarnos el divertido Sport para cuando queramos sacar el máximo provecho de las cualidades dinámicas del Serie 4 Gran Coupé.
La presencia de estos modos de conducción ejemplifica las numerosas virtudes de este automóvil, tan válido para hacer largos viajes como para ir al trabajo o para -faltaría más, en un BMW- divertirnos al volante. En concreto, la motorización 420d con cambio automático me parece una de la más equilibradas por prestaciones, calidad de marcha y precio dentro de la gama Gran Coupé.
Rodar por autopista es una delicia con un coche como éste, silencioso, confortable y capaz de rodar a bajas vueltas a velocidad de crucero. Pero la "magia" está en que lo anterior no es óbice para que podamos disfrutarlo -y mucho- en carreteras secundarias. Su capacidad de aceleración es notable, pero aún mejor es el comportamiento de su caja automática de 8 velocidades: suave, precisa, es una de las pocas que no me han parecido un obstáculo a la hora de conducir deprisa por lo bien ajustado que está su comportamiento. Sólo se echa en falta la presencia de levas tras el volante, reservadas como opción para la caja de cambios deportiva.
Este es uno de los mejores automóviles "para el mundo real" que he podido conducir.
Y luego está el chasis. Qué chasis. El Serie 4 es uno de los mejores automóviles hechos "para el mundo real" que he podido conducir, por su equilibrio general (con un reparto de masas de 50:50 entre ambos ejes), por la sensación de ligereza que ofrece a pesar de sus 1.585 kg de peso, y también por su escasa tendencia al subviraje y al sobreviraje -aunque a lo último ayuda el buen hacer de la electrónica tanto como que el motor no sea especialmente potente-. Además, las suspensiones aciertan con el punto exacto entre eficacia, control del balanceo y confort a ritmo tranquilo.
, los consumos, siempre importantes cuando hablamos de un coche diésel. El BMW Serie 420d Gran Coupé automático apunta una cifra homologada de 4,6 litros por cada 100 km, mientras que la obtenida por nosotros al final de nuestra semana de pruebas (con recorridos por autopista y carretera, pero también con mucha ciudad) ha sido de 6,4 l/100 km. Una diferencia no demasiado sorprendente si conocemos cómo se homologa el consumo de un coche. En cuanto a emisiones, el 420d automático genera 121 g CO2/100 km, con lo que le ha faltado muy poquito para esquivar el impuesto de matriculación.
Después de pasar unos días al volante del Serie 4 Gran Coupé, debo quitarme el sombrero ante el trabajo de ingenería y diseño que ha realizado BMW para ofrecernos un coche tan “redondo” éste, que a cambio de sólo ciertas contrapartidas nos puede servir perfectamente para el uso cotidiano. Además, esta motorización 420d me parece muy aconsejable para quienes hagan muchos kilómetros a diario, por su razonable coste de mantenimiento y porque no presenta la habitual aspereza de los diésel.
Por otro lado, siempre recomendaré a quienes busquen un nivel superior de potencia con el feeling de un motor de gasolina el 428i, un 2.0 turbo con 245 CV que sólo cuesta 2.000 euros más a igualdad de equipamiento. Si queréis conocer más sobre esta motorización, en Coches.net la hemos probado para vosotros en casi todas las carrocerías disponibles: aquí tenéis nuestro contacto con el BMW 428i Gran Coupé, la completa videoprueba del BMW 428i Coupé y nuestras pruebas del 428i Cabrio y 328i Touring.
Respuesta a AMG del 06/02/2016...ese aviso es una de las dos funciones que tiene el coche en el radio de la izquierda del volante, ahí tienes el control de velocidad de crucero y el aviso de límite de velocidad, que lo puedes graduar a la velocidad que quieras, no hará más que avisarte, para que no te pases, lo puedes desactivar también. Aunque yo recomiendo usar el control de velocidad de crucero que te lleva el, si vas en bajada te frena y así no te pasas.