Nueva etapa, amplias expectativas
Estamos ante el coche que va a marcar el devenir de Infiniti en el mercado europeo. La marca japonesa aterrizó en Europa en un momento un tanto delicado, a finales de 2008, justo con el inicio de la crisis económica. Sin duda, esto ha limitado su difusión en países como España, donde Infiniti se ha visto en la difícil papeleta de posicionarse en el segmento de los coches de lujo básicamente con una gama de grandes berlinas y SUV con motores de gasolina, ideales para el mercado estadounidense pero difíciles de vender masivamente en nuestro país y en toda Europa, sobre todo en el momento actual.
Esto va a cambiar con la llegada del Infiniti Q50, ya disponible en los concesionarios españoles, y más adelante, con la fabricación del Q30, el compacto de la marca japonesa que está previsto que llegue en 2015. Ambos modelos se han creado pensando en el público europeo, más propenso hacia coches compactos, más prácticos y mayoritariamente con motor diésel.
Uno de los objetivos de Infiniti para los próximos años es hacer que el público se familiarice con la marca, tal y como nos confirmó hace unos meses Gert Van Avondt, responsable de producto del Q50. En este sentido, el Infiniti Q50 se posiciona como la berlina de acceso a la marca, pero no por ello es menos exclusiva que los modelos que hasta ahora hemos conocido en la firma nipona. Este coche hace gala de la calidad de construcción, los acabados, el equipamiento y las prestaciones que se les suponen a los productos de esta marca Premium. Llega al mercado para hacer frente a las berlinas de tamaño medio de BMW, Audi, Mercedes-Benz, Volvo o Lexus, como principales competidores. Y como se ha diseñado especialmente para ser vendido en Europa, monta un motor diésel de última generación, de bajo consumo y buenas prestaciones.
Colaboración con Mercedes
Por primera vez en la historia de la marca se apuesta por un motor diésel de cuatro cilindros, concretamente un 2.2 litros que de 170 CV y 400 Nm de par que mantiene entre 1.600 y 2.800 r.p.m. Es un motor de origen Mercedes-Benz, el mismo que montan las versiones 220 CDI de la Clase C y Clase E. Infiniti ha modificado en este motor algunos aspectos de la admisión, la refrigeración o la electrónica, entre otros, para darle un carácter más deportivo.
No obstante, más que por las prestaciones, que son buenas, este motor diésel destaca por su bajo consumo de combustible: oficialmente gasta 4,4 l/100 km. de media. A nosotros nos hizo unos 5 l/100km, y sólo superó los 6 l/100 km. en ciudad. Está en la línea de lo que gasta su competencia, por debajo de lo que registra un BMW 320d de 184 CV o un A4 2.0 TDI Multitronic de 177 CV y 6 décimas por encima de lo poco que gasta de media un Volvo S60 2.0 D4.
En la versión que os presentamos, este propulsor se une a una caja de cambios automática de siete velocidades, que podemos usar de forma secuencial y a través de unas levas de magnesio situadas detrás del volante, de aspecto muy deportivo y en una posición perfecta. Este cambio, también de origen Mercedes-Benz, tiene un comportamiento algo lento para las prestaciones y la dinámica de la que hace gala este Infiniti, incluso activando el modo Sport. Creo sinceramente que el coche se merece algo más efectivo, aunque eso sí, la transición entre marchas es suave como pocas.
Y es que el Infiniti Q50 se ha diseñado para ofrecer un buen placer de conducción, basado en la perfecta insonorización del habitáculo, la calidad que se respira en el interior, el buen tacto de todos los mandos, la facilidad de lectura de toda la información a disposición del conductor y de los pasajeros, el buen equilibrio de las suspensiones y la suave y progresiva entrega de potencia del motor, entre otras cosas. Sólo desentona el ruido mecánico del propulsor cuando está frío o cuando los subimos bruscamente de régimen. Una vez caliente y rodando a medio régimen demuestra todo lo contrario: finura y suavidad de funcionamiento.
Dirección electrónica y adaptativa
Uno de los puntos que contribuyen a este confort de marcha y conducción es la dirección adaptativa de tipo electrónico, una de las primicias mundiales de este modelo y que marca la diferencia con el resto de su competencia. La Direct Adaptative Steering es una dirección Drive by Wire, es decir, en la que la conexión entre el volante y las ruedas no es física, sino que se realiza a través de unas centralitas electrónicas que envían las órdenes que reciben del volante, en cuanto lo movemos, en forma de impulsos eléctricos hacia las ruedas. Este tipo de dirección tiene varias ventajas: por un lado, permite que las ruedas y la suspensión hagan su trabajo de absorber las irregularidades del asfalto sin que se transmitan vibraciones ni movimientos al volante. Esto juega a favor del confort y la seguridad de conducción. Por otro, permite adaptar el grado de dureza de la dirección y su desmultiplicación según nuestros gustos, y con tan sólo activar un programa. Así, circulando por ciudad podemos escoger un tacto de dirección suave y más desmultiplicado, mientras que en carretera de montaña nos convendrá un tacto de dirección más duro y directo. O bien combinar los parámetros de dureza y desmultiplicación, personalizando a nuestro gusto el comportamiento de esta dirección en todo momento.
Finalmente, la dirección adaptativa de este Infiniti hace posible que dispongamos de un programa Active Lane Control, que utiliza una cámara situada en el retrovisor interior y la propia dirección para mantener el coche entre el carril cuando circulamos por autopista. Si nos desviamos, las ruedas corrigen directamente la trayectoria, sin que lo notemos en el volante. Las ventajas de este tipo de dirección, por lo tanto, no son pocas.
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Durante la semana que tuve el Q50 en mis manos, pude comprobar la efectividad de este sistema de mantenimiento de carril activo y sí, es cómodo y efectivo, pero sólo cuando el radio de la curva es muy suave, algo que sólo encontramos en autopista y algunas autovías. Ahora bien, la primera sensación es muy extraña, ya que percibes que el coche se guía solo y el volante permanece recto… cuesta acostumbrarse.
Confortable, pero poco informativa
Desde mi punto de vista y gustos de conducción, la dirección adaptativa electrónica tiene precisamente ese inconveniente: no ofrece suficiente información al volante, ya que no percibes con precisión qué ocurre en las ruedas y el eje delantero, aunque el coche vaya guiado perfectamente y con total seguridad. En relación a este aspecto, la seguridad, hay que puntualizar que este tipo de dirección es totalmente seguro. Es altamente improbable que haya un fallo en el sistema electrónico, pero si lo hubiese, se activaría una barra de dirección convencional, que siempre está ahí, pero desconectada a través de un embrague.
La Direct Adaptative Steering la montan de serie los Infiniti Q50 con acabado GT Sport, el que veis en las fotos, y las versiones híbridas. Si queréis una dirección con asistencia variable en función de la velocidad, pero más convencional, debéis optar por las versiones del Q50 con el acabado menos completo, el GT o el GT Premium.
La activación y programación de estos sistemas, tanto la dirección adaptativa como el Active Lane Assist, se lleva a cabo pulsando en una de las dos pantallas táctiles que puedes ver en el centro del salpicadero. Ambas pantallas pueden funcionar de forma conjunta o bien separada. Es decir, podemos visualizar el navegador en la pantalla superior mientras en la inferior activamos los diferentes programas de la dirección adaptativa; o bien visualizar el navegador en la superior y consultar los puntos de interés en la ruta en la inferior. La pantalla inferior se maneja como una Tablet, a través de un grupo de aplicaciones de uso muy fácil e intuitivo. Infiniti innova en este aspecto, ya que logra una usabilidad de todo el conjunto excelente.
El interior de esta berlina sigue la línea de calidad y perfectos acabados que ya conocemos en Infiniti. En la unidad que hemos probado predomina el negro de la tapicería de cuero, que contrasta con los pespuntes en color blanco. Te encuentras rápidamente a gusto, estimulado por un diseño muy ergonómico, donde todos los pulsadores están al alcance y tienen un buen tacto, y sobre todo, por la comodidad de unos asientos que sujetan muy bien en las curvas, son regulables hacia todas posiciones y calefactables.
En las plazas traseras, sólo el enorme túnel de transmisión limita la comodidad del pasajero central. Los otros dos acompañantes pueden viajar con total comodidad, con mejor espacio para las piernas que altura al techo, aunque ésta es correcta teniendo en cuenta la suave línea cupé que tiene esta carrocería y que "obliga" a descender la línea de techo hacia la zaga con prontitud. El maletero tiene una capacidad de 500 litros, prácticamente la misma que ofrecen sus competidores más directos.
Si echas un vistazo al listado de equipamiento, verás que Infiniti ha preferido vender este coche con un buen equipamiento de serie y huir del largo listado de opciones típico en sus competidores germánicos. En esta unidad con acabado superior, sólo son opcionales el cambio automático, el techo solar y los packs de visibilidad y seguridad. El pack visibilidad (1.950 euros) incluye faros direccionales, cámara de visión periférica y detección de objetos en movimiento. El pack seguridad (3.900 euros) incluye control de crucero inteligente, sistema de advertencia de abandono de carril, de ángulo muerto y de colisión frontal, de frenado de emergencia, de mantenimiento de distancia de seguridad y de colisiones traseras. Con estos packs, el Q50 se sitúa entre las berlinas de lujo mejor equipadas tecnológicamente, eso sí, a un coste añadido al precio de tarifa.
Infiniti ha hecho una berlina a conciencia, bien preparada para dar un buen valor a los clientes que quieran acceder al segmento de las berlinas Premium y con buenos argumentos para plantar cara a modelos de su competencia que llevan un largo historial comercial a sus espaldas. No es tarea fácil, pero viniendo de un marca japonesa que demuestra saber hacer buenos coches, y el Q50 es un nuevo ejemplo, con toda seguridad la presencia de la marca en Europa va a consolidarse definitivamente.
¿Por que Infiniti ha reducido el maletero del Q50 diesel muy por debajo de los 500 litros que prometían?