El Mercedes por definición
Si hay un coche que define perfectamente a la marca Mercedes, éste es el Clase E. El Clase S es el Mercedes para aquellos que tienen mucho dinero y no se conforman con menos y el Clase C es el Mercedes de acceso a la filosofía de la marca, pensado para ejecutivos jóvenes, de ahí que la marca haya aumentado su componente deportiva. El Clase E es, sin embargo, el Mercedes aspiracional, aquel que supone, para muchos clientes, la confirmación de que han triunfado en la vida. Es un coche para clientes de cierta edad que concentra todas las virtudes que tradicionalmente se han asociado a la marca de la estrella con el lujo y el confort como principales exponentes.
El Clase E, por tanto, es un coche de porte clásico, grande, elegante, lujoso y caro. Un Mercedes, en definitiva. Por ese motivo y hablando de la estética, esta revisión del modelo ha comportado algunos cambios como la sustitución de los faros partidos por los nuevos de bloque único y la posibilidad de montar el Paquete Deportivo Exterior que llevaba nuestra unidad de pruebas.
Este paquete deportivo incluye las llantas de aleación de 5 radios dobles en acabado bitono de 18 pulgadas, discos de freno delanteros sobredimensionados, perforados y con pinzas con el nombre de la marca, escapes traseros cuadrados cromados, la suspensión que uno elija (deportiva, deportiva rebajada o de confort) y el morro con lamas horizontales negras con perfiles cromados y la estrella integrada.
Este tipo de morro es el habitual en todos los Mercedes deportivos (los cupés, además de los A y B) y el mayoritario entre los clientes del Clase C, que tienen también en opción el morro tradicional con parrilla de radiador y estrella sobre el capó. En la Clase E sólo se ofrece opcionalmente con el kit de acabado Avantgarde y este kit deportivo y, la verdad, no acaba de pegarle. El Clase E, AMG al margen, es el menos deportivo de los Mercedes y encaja mejor el morro tradicional aunque eso es cuestión de gustos.
Que el Clase E es un coche grande y lujoso se percibe con sólo abrir las puertas. Las plazas delanteras son amplias, con unos asientos confortables y con un mullido firme, de los que no fatigan el cuerpo en los viajes largos. La regulación de los asientos es semi-eléctrica. Eso significa que disponen de apoyo lumbar, inclinación de respaldo y altura de banqueta regulables eléctricamente pero que para deslizarlos hacia delante y hacia atrás, hay que recurrir a la típica palanca bajo el asiento.
Esto de la palanca es uno de esos "tics" Mercedes que escapan a nuestra comprensión. ¿Vendrá de un motor más en los asientos? La marca mantiene además otras cosas ergonómicamente inexplicables como, por ejemplo, el freno de estacionamiento de pie, prescindiendo de los frenos de tipo eléctrico o la mala situación de los mandos de luces y limpias a la izquierda del volante en un único mando muy cercano además al del regulador de velocidad, lo que provoca que éste se accione accidentalmente.
A la derecha del volante, todo el espacio es para la palanca del cambio, situada en la columna de dirección en otra peculiar opción de la marca de la estrella. Sin palanca de cambio -al volante- y sin palanca de freno de mano -en el pie izquierdo- la consola queda despejada, lo que se aprovecha para situar guanteras y huecos portabebidas así como el monomando giratorio que nos permite gestionar los menús de la pantalla principal.
Ésta está situada en una posición elevada en el salpicadero y justo debajo encontramos un clásico reloj analógico -otro guiño a los clientes más conservadores- sobre los mandos del equipo de audio y del climatizador. Los menús requieren habituarse a ellos y no son excesivamente intuitivos pero la posición y el tamaño de la pantalla son buenos y uno acaba acostumbrándose al uso del mando de control y a sus peculiares movimientos por la pantalla de menús.
La parte trasera del coche es un verdadero salón. Como siempre, la banqueta está pensada para dos plazas pero la notable anchura permite acomodar a tres pasajeros dejando la plaza central para un niño en su elevador, por ejemplo. La banqueta y el respaldo son más incómodos en la plaza central y el túnel de transmisión obliga a cabalgarlo pero la altura al techo es notable y la distancia entre filas también de manera que hay mucho espacio para las piernas y la posición en las plazas traseras no es muy estirada por lo que resulta confortable y adecuada para entrar y salir con facilidad.
El maletero tiene una capacidad de 540 litros. Es profundo, con una boca de carga grande y tiene la posibilidad de abatir los respaldos de los asientos traseros desde una palanca en la base de la luneta trasera, por dentro del maletero. Este abatido no ayuda con grandes bultos pero sí con elementos largos.
Pongámonos en marcha
Este Clase E dispone del más potente de los motores diésel de la gama. Es un V6 de tres litros con 252 CV. Con esta misma base mecánica, el 300 BlueTEC ofrece 231 CV y un ahorro de 2.900 euros. El resto de Clase E de gasoil son de cuatro cilindros (motor 2.2) con versiones de 136, 170 y 204 CV y el 300 BT Hybrid utiliza también el cuatro cilindros en la versión más potente y el plus de los casi 30 CV del motor eléctrico.
El propulsor va acoplado a la caja de cambios habitual de la marca, la 7G-Tronic Plus, una caja silenciosa y eficaz que dispone de un modo Sport que se acciona mediante una tecla en la consola entre los asientos y que afecta también a la manera como el motor entrega la potencia.
Del motor conviene destacar su excelente relación prestaciones/consumo. Es un motor potente pero, sobre todo, con un par impresionante. Sus 620 Nm garantizan una calidad de respuesta impresionante a cualquier régimen y, de heco, éste es el elemento más destacado de este modelo.
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El Clase E ni es deportivo ni lo pretende y el chasis está claramente orientado a ofrecer un elevado nivel de confort pero este motor proporciona algo que el cliente al que se dirige este tipo de coches valora mucho; una gran reserva de potencia. Gracias a ello, el coche acelera y recupera de manera espectacular, convierte los adelantamientos en un trámite y permite subir repechos en autopista sin perder velocidad con mucha facilidad. Y todo ello con esa agradable sensación de disponer de mucha potencia al acelerar.
La entrega de par es, además, muy lineal, casi sin efecto turbo, y desde muy abajo, con lo que se percibe siempre un motor muy lleno del que uno tiene la sensación -también, en parte, por la suavidad de la caja- de estar utilizando sólo una parte ínfima de su potencial. Pero siempre con la seguridad de que, cuando necesitemos pisarle para completar un adelantamiento apurado, por ejemplo, responderá de inmediato.
Esa sensación de tener potencia disponible a raudales y no utilizarla encaja muy bien con la filosofía del coche. Este 350 BlueTEC es un coche de carácter tranquilo, nada deportivo pese al kit que llevaba nuestra unidad y que, insisto, no le pega. Lo suyo es la circulación a todo confort en autopista, gastando poco y sumando kilómetros y kilómetros a buen ritmo en un silencio total y sin que los kilómetros pesen en absoluto.
En vías rápidas, con el cambio en la marcha más larga y disfrutando del confort que proporciona, este Mercedes nos obsequia además con un consumo próximo a los seis litros, ya sea por arriba en autopistas de trazado un poco más exigente, ya sea por abajo en las más llanas.
En carretera, es un coche que acusa su elevado peso (1.885 kilos) y las inercias derivadas de una suspensión suave y de notable recorrido, pensada para filtrar los baches en todo tipo de terreno pero no para contener las oscilaciones de carrocería en las curvas si estas se cogen a ritmo elevado. Para ello, nada mejor que montar la opción de suspensión deportiva, que matizará esas oscilaciones de caja. Nuestra unidad llevaba esa suspensión y la verdad es que el coche gana eficacia en curva sin perder confort.
Es, por tanto, un coche al que no acaban de gustar las veleidades deportivas y que, aunque admite una conducción rápida, que por motor y cambio puede permitirse sin problemas, prefiere un rodar más tranquilo. En ese caso, el confort que proporciona, tanto sonoro como de filtrado de la carretera, es casi suntuoso.
Equipamiento y opciones
Este Mercedes E 350 cuesta 59.550 euros en esta versión de tracción posterior y 64.650 en la variante 4Matic de tracción integral penalizada porqué con el aumento de peso y la tracción total, consume más y cae al tramo superior del impuesto de matriculación. Para acceder a la versión con carrocería Estate hay que añadir 3.000 euros.
El equipamiento es completo pero con cosas algo extrañas, como los mencionados asientos semi-eléctricos. El coche dispone de airbags frontales, laterales delanteros, de techo, de rodillas para el conductor y de pelvis para los ocupantes delanteros, sistema de detección de fatiga, control de presión de neumáticos, ayuda al arranque en pendiente, capó activo para minimizar las consecuencias de un atropello, advertencia de colisión inminente y sistema Pre-Safe de pre-activación de los elementos de seguridad pasiva.
En el apartado de confort, añade equipo de audio con Bluetooth y USB, control de crucero con limitador de velocidad y volante de cuero. Las llantas de aleación, el capó activo, los faros automáticos, faros de LED para luz diurna y cortas (pero no las largas), retrovisores eléctricos, con calefacción y abatibles, ordenador de a bordo y el monomando Controller, entre otros elementos.
Como es habitual en la marca, el listado de opciones es interminable. Nuestra unidad de pruebas, kit Sport al margen, disponía de cámara de retrovisión, paquete de control de carril (advertencia de cambio involuntario y control del ángulo muerto), asistente de aparcamiento, asiento posterior partido (sí, hay que pagarlo aparte), paquete de seguridad para las plazas traseras (evita que los niños puedan abrir las puertas), navegador con disco duro y control por voz, climatizador de tres zonas -la trasera independiente-, cambio automático de luces cortas a largas, faros de LED completos, depósito de combustible de mayor capacidad y la línea de equipamiento Avantgarde.
Ésta última incluye iluminación ambiental en tres tonos, más huecos portaobjetos, molduras y tapicería específicas (ésta última en tela y cuero), volante multifunción de tres radios, retrivisores exteriores con iluminación, paragolpes específicos y la suspensión deportiva aunque luego, al elegir el paquete deportivo, ésta puede cambiarse por la suspensión de confort o la rebajada. Además, la parrilla pasa a ser la de nuestra unidad, con la estrella empotrada.
Con todo este equipamiento, nuestra unidad de pruebas costaba 73.980 euros a los que pueden añadirse bastante más a poco que nos dejemos seducir por elementos como la pintura metalizada, la tapicería integral de cuero, los asientos delanteros dinámicos con masaje, la suspensión neumática, el techo panorámico, la calefacción de asientos, el equipo de sonido Bang & Olufsen, el sintonizador de televisión, el sistema de DVD para las plazas traseras, la conexión a internet, los sistemas de ayuda a la conducción como el reconocimiento de señales o el control de crucero activo, el acceso sin llave o los paquetes y elementos de personalización AMG o Designo para los más deportivos o los más exclusivos.
Pues yo he cogido uno de segunda mano, mi intenci¿n era un Audi A6 de 272 o 326 c.v.pero por cuestiones de plaza de aparcamiento me pase a Mercedes con casi todos los extras 39.000 kms. Y la verdad era y sigo siendo una persona sencilla sin pretensiones porque el autom¿vil no representa al individuo y si es al rev¿s tienes un problema que deber¿s resolver. Mira bien lo que voy a contarte, lo del silencio de marcha, para mi, suspende, entra ruido de rodadura superior a mi Renault Latitude V6 dci que tengo a¿n en mi poder, INE es verdad que los neum¿ticos est¿n casi para cambio y creo que es la causa. El pisar del auto es supremo, siempre fue comentado, Mercedes tiene un aplomo sublime solo superado por Bentley y Rolls, pero hay cosas sobrevaloradas...que tengas un buen d¿a....