Más posibilidades, más clientes
Lo que empezó como un coche simpático que quería revivir el espíritu de aquél Mini que revolucionó el segmento de los coches pequeños en los años 60, adaptado obviamente a una era más moderna, resulta que se ha convertido en toda una gama de variantes que van desde el Mini de tres puertas convencional (aquí la vídeoprueba en su versión Cooper S), pasando por sus variantes Coupé y Cabrio, hasta el Paceman, de mayor tamaño, o el crossover Countryman.
Lejos de cerrar el grifo, la marca “inglesa” acaba de lanzar otra de sus novedades más sonadas: el Mini de 5 puertas, modelo que hemos probado en su variante de gasolina Cooper con cambio manual, y que nada tiene que ver con el desaparecido Clubman -que también podría volver al mercado al desvelarse su concept a principios de 2014-.
La segunda variante del nuevo Mini, presentado hace un año en su clásica configuración de tres puertas, es más grande, también aumenta la distancia entre ejes, gana en espacio interior, el maletero tiene más capacidad… y a pesar de todo esto, sigue pareciendo un Mini se mire por donde se mire.
¿Qué sentido tiene un Mini de 5 puertas más grande si ya existen las variantes Countryman y Paceman, que solucionan con creces la carencia de espacio habitable del Mini de 3 puertas? En mi humilde opinión creo que se trata exclusivamente de un tema estético. El cliente “fan” del Mini no acepta con demasiados buenos ojos las versiones que se desmarcan de la línea clásica del modelo de antaño.
Con el 5 puertas se mejora este apartado. Es innegable la similitud que tiene con el “hatch” y el hecho de que haya estirado un poco su carrocería tampoco desentona demasiado en el apartado visual, manteniendo inconfundible su apariencia clásica.
El Mini de siempre, menos mini
El 5 puertas crece 16 cm en longitud (3,982 metros) y se amplía la distancia entre ejes 7,2 cm adicionales para mejorar, sobretodo, el espacio en las plazas traseras. El techo también es ligeramente más alto que en el 3 puertas (1,5 cm), aunque apenas se percibe a simple vista.
Lo que si llama claramente la atención son las dos puertas posteriores que mejoran el acceso a las plazas traseras y permiten fijar las sillitas y alzadores, o abrochar los cinturones de los más pequeños, de una forma más cómoda. La apertura de las puertas es generosa pero el espacio resultante para acceder al interior nos pareció escaso, lo que obliga a doblarse demasiado para entrar. Además, si no vamos con cuidado, podemos acabar con un chichón en la cabeza debido a su poca altura.
Siguiendo con el diseño, vemos que tanto el frontal como el de la zaga apenas cambian. Es en la vista de tres cuatros o lateral cuando se pueden apreciar las diferencias entre uno y otro.
La luneta trasera presenta una caída más suave, más estilo coupé (sin serlo), que desemboca en un portón también más redondeado, sin caer tan vertical como en el tres puertas. La mitad delantera es exactamente igual, es a partir de las puertas traseras y hasta el paragolpes que se puede apreciar como se ha estirado su carrocería y aumentado la batalla.
La mayor distancia entre ejes se traduce en 6,1 centímetros adicionales para las rodillas de los ocupantes de las plazas traseras que, pese a todo, los adultos de estatura media-alta encontrarán justos. También olvidaros de subir a tres personas atrás ya que la plaza central apenas se puede utilizar.
El maletero gana en espacio de carga y ofrece ahora 278 litros de capacidad, lo que supone un aumento de 67 litros respecto al 3 puertas. Si se abaten los respaldos traseros se consiguen 941 litros, pero el piso no queda totalmente plano.
Mini, en el momento de su presentación, nos habló de un mayor espacio habitable en las plazas delanteras. Sin embargo, tras una semana de pruebas con él, apenas he notado diferencia. La habitabilidad delantera es bastante buena pero los más altos echarán en falta un mayor recorrido del ajuste del volante en profuncidad para encontrar la postura de conducción óptima.
Me ha gustado bastante la nueva configuración del cuadro de instrumentos y la consola central, ahora todo mucho más visible y con sus funciones bien ordenadas. Tras el volante tenemos el cuentarrevoluciones y el velocímetro analógico, que se desmarca del gran aro que enmarcaba el sistema de infoentretenimiento en la generación anterior.
Este aro embellecedor ahora se ha convertido en un espectáculo visual de color. Se pueden elegir varias tonalidades de los LED que conforman este círculo, además de varias opciones de encendido. Podemos representar el cuentarrevoluciones, usarlo como guía para mejorar la conducción ecológica o simplemente dejarlo encendido del color que más nos guste.
También se han revisado el número de pulsadores y botones de la consola central para mejorar la funcionalidad y ayudar a su uso prácticamente sin mirar una vez aprendida la ubicación de cada función.
En general, el ambiente que se respira en su interior es de calidad, con un diseño cuidado, bastante parecido al anterior Mini, pero con algunos plásticos duros mejorables teniendo en cuenta al precio a que se factura el coche.
Ninguna queja para los excelentes asientos de corte deportivo, que envuelven toda la espalda y las piernas con unas pronunciadas aletas laterales y evitan que nos movamos en una conducción deportiva.
Nuevo Cooper tricilíndrico
Con la llegada de la nueva generación también se han introducido algunas alternativas en cuanto a la mecánica se refiere. En este caso, el del Cooper, monta el nuevo propulsor tricilíndrico de gasolina y 1,5 litros de cilindrada.
Se trata de un motor con mucha voluntad capaz de mover bien y mantener ese punto deportivo que ofrecía el anterior. Entrega una potencia máxima de 136 CV y un par motor de 220 Nm a partir de las 1.250 rpm, aunque al volante me ha parecido que por debajo de las 2.000-2.500 rpm no deja ver todo su potencial.
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Utiliza la tecnología TwinPower Turbo con sobrecarga del mismo, inyección directa, sistema de regulación variable de las válvulas y control variable del árbol de levas que mejora la respuesta y reduce el consumo y las emisiones de CO2.
Según la ficha técnica tiene un consumo homologado de 4,7 litros a los 100 kilómetros y unas emisiones de CO2 de 109 g/km. Durante nuestra prueba el ordenador de a bordo no bajó en ningún momento de los 6 l/100 km, efectuando una conducción normal por todo tipo de vías y condiciones de circulación. Si se le aprieta en un estilo al volante más deportivo fácilmente se nos dispara el consumo por encima de los 8 litros.
¿Go-Kart feeling?
Esta expresión es la que usa la marca para vender las sensaciones que un conductor podría experimentar al volante del Mini en su modo más deportivo. Este pequeño modelo se ha caracterizado en ofrecer una gran diversión al volante, con una muy buena puesta a punto del chasis y unas reacciones nerviosas dada su corta batalla.
¿Qué pasa cuando la batalla crece? Que gana aún más estabilidad. Y es que, aunque el aumento de la distancia entre ejes no sea demasiado exagerado, el Mini de 5 puertas obtiene un mayor aplomo a la carretera reduciendo ligeramente ese nerviosismo característico.
Lógicamente el aumento de peso le resta dinamismo, pero los ingenieros de la marca han conseguido bajar aún más el centro de gravedad en este modelo y así paliar los efectos negativos que proporcionan las inercias.
También se han adaptado las suspensiones a estos cambios y en opción se ofrece otra mucho más deportiva. Nuestra unidad de pruebas la montaba y os puedo asegurar que, si os gusta pisarle de vez en cuando, es una opción muy a tener en cuenta. Eso sí, perderéis en confort de marcha ya que es una suspensión bastante seca.
El motor me ha sorprendido por su elasticidad y por ofrecer una entrega de potencia franca a medio régimen de giro del motor. Para mi gusto, le falta un pelín de bajos que nos permitan circular en marchas largas con ciertas garantías, aunque con el coche ya lanzado sí podremos adoptar este tipo de conducción económica.
Esta unidad también equipaba el “Mini Driving Modes”, que en esta generación se activa con un selector muy bien integrado en la base del cambio. Ofrece las tres clásicas opciones de conducción (Green, Normal y Sport) para adaptar la respuesta del motor, la dureza de la dirección o la gestión del climatizador a los parámetros necesarios según la conducción que vayamos a practicar. También permite desactivar el control de estabilidad, aunque éste quedará en suspenso hasta que detecta que la cosa se nos escapa de las manos y acaba haciendo acto de presencia.
Una excelente característica que comparte este Mini con prácticamente todo el resto de la gama es el preciso guiado de la dirección, sin puntos muertos con el volante recto y con una desmultiplicación que me ha gustado muchísimo. El tacto del pedal del freno es un poco especial y al principio cuesta acostumbrarse a su recorrido, una vez hechos con su funcionamiento es capaz de frenar al Mini de una forma muy contundente.
Quizás no sea tan divertido y manejable como el tres puertas, pero ese “Go-Kart feeling” del que alardean en la marca sigue estando presente. Como debe ser.
Personalizarlo a base de más y más euros
Prácticamente a nadie se le habrán escapado las extensas opciones de personalización que existen para que cada cliente pueda pedir su Mini exactamente como él o ella lo quiera. No es muy usual ver dos de estos modelos iguales, ya sea por colores de la carrocería, el techo bicolor, las líneas adhesivas, las llantas o las carcasas de los retrovisores en contraste o el gran equipamiento interior que se le puede instalar hacen que prácticamente existan infinitas combinaciones a la hora de crear tu Mini perfecto. Y con el 5 puertas pasa exactamente lo mismo.
La unidad de pruebas que hemos conducido y que podéis ver en las diferentes fotografías de la galería no estaba exenta de llevar una gran cantidad de opciones que se facturan aparte. Como adelanto, el Mini Cooper 5p se vende a un precio base de 21.450 € sin descuentos, que no parece precisamente barato, pero es que esta unidad en concreto se nos dispara hasta los 30.075 €: ¡5 millones de las antiguas pesetas!, para un coche que no llega a 4 metros, da que pensar...
Si tenéis curiosidad por saber que llevaba esta versión a continuación tenéis el listado de extras y opciones que han ido incrementando su precio. Empezamos por los paquetes. El Pack Chilli (2.000 €) incluye volante de cuero, regulación en altura del asiento del acompañante, compartimientos extra, ordenador de a bordo, iluminación ambiente a color, alfombrillas de Velours, asientos deportivos, faros antiniebla, sensor de lluvia y luces, intermitentes blancos, Mini Excitement Pack (que muestra en una especie de gráfico la potencia y el par motor utilizado), el volante multifunción, el Mini Driving Modes (modos de conducción) y el climatizador. Además, a este paquete se le han añadido las llantas de 17 pulgadas Cosmos Spoke negras (650 €) y el cuero Cross Punch Dark Truffle (800 €) para la tapicería.
El siguiente paquete incluído es el Wired (1.700 €), que añade el sistema de navegación profesional, el Mini Connected XL y Bluetooth.
En el exterior se han añadido las franjas negras en el capó (110 €) y se ha escogido la pintura Moonwalk Grey (250 €) para la carrocería.
Dentro, la superficie Piano Black (170 €) que guarnece el salpicadero y las puertas también es opcional, así como el techo panorámico con apertura eléctrica (900 €) y el pack de visibilidad (250 €) que incluye el parabrisas térmico y el retrovisor interior fotosensible.
También dispone de acceso confort (295 €), asistente de aparcamiento (800 €), Head Up Display (500 €) que proyecta información sobre una lámina transparente detrás del volante y la suspensión deportiva (200 €) anteriormente comentada. Casi nada…
Lo bueno, o menos malo, es que entre la versión 3 puertas y la de 5 puertas sólo existe una diferencia de 900 euros que, si se precisa de una mayor habitabilidad y capacidad de carga sin renunciar a la clásica estética Mini, no me parece demasiada diferencia. Aunque el coche en sí, sí que creo que está un poco pasado de precio, pero un capricho se paga.
compre el mini 5 puertas s chilli, su línea muy bonita, mido 1.81 m y cómodamente entro y salgo y excelente acomodo. El precio menor del que dicen. 445 mil pesos mexicanos. Al comprarlo lo maneje mas de 4,000 km y no tengo queja alguna. El consumo de gasolina en ciudad si se me ha hecho elevado. Además es 4 cilindros no 3.