El coche familiar de viaje perfecto
Si nos preguntan que debería tener un coche para viajar en familia, todos responderemos más o menos lo mismo; una gran habitabilidad, confort de primer nivel, accesibilidad, modularidad y funcionalidad para aprovechar al máximo el espacio disponible, un motor suficiente para moverlo con solvencia y que no gaste mucho y la máxima seguridad posible. Y si además, está bien equipado y es barato, mejor que mejor.
Pues bien, el Seat Alhambra, especialmente en esta versión tope de gama con el motor diésel más potente y el cambio automático DSG cumple a la perfección con todo lo descrito en el párrafo anterior salvo por el tema del precio. Es cierto que las familias numerosas tienen una bonificación impositiva (el 50% del impuesto de matriculación para vehículos de más de cinco plazas, matriculados a nombre del padre o de la madre y no revendibles antes de cuatro años) pero como este Alhambra paga sólo el 4,75% de impuesto, el ahorro es de un 2,62%.
El coche vale 38.720 euros sin el descuento citado de familias numerosas y aplicando, eso sí, los 4.000 euros de descuento que Seat rebaja ahora mismo a los clientes. Es un precio elevado pero que, como todo en la vida, tiene su explicación. El coche es el más equipado de la gama (acabado Style), lleva el motor más potente y cambio automático pero, además, es un monovolumen y este tipo de vehículos, por su bajo nivel de ventas, tienen dos "características colaterales" habituales. La primera es que se renuevan menos que otros modelos ya que su plazo de amortización es más largo y, por ese mismo motivo, son algo más caros. De todas formas, la gama Alhambra arranca en los 28.520 euros, descuento incluido, del 1.4 Tsi de gasolina de 150 CV con acabado Reference.
Muchas opciones interesantes y otras prescindibles
Nuestra unidad concreta, según el configurador de Seat, cuesta 50.570 euros con el descuento aplicado. Ese elevado montante es el fruto de sobre-equipar un Alhambra Style con llantas de 18 pulgadas (956 €), tercera fila de asientos (831 €), dos asientos integrados para niños en la segunda fila (478 €), asientos eléctricos y tapizados en piel (2.297 €), barras de techo y marcos de ventanillas cromados (551 €), navegador con disco duro, Bluetooth, cámara de visión trasera y llamada de emergencia (2.047 €), puertas laterales y portón trasero de accionamiento eléctrico (1.039 €), asistente de aparcamiento automático (385 €), alarma (333 €), sistema de reconocimiento de señales de tráfico (563 €), faros bi-xenón activos (1.060 €), techo de cristal panorámico (1.029 €) y cristales traseros oscurecidos (281). La pintura metalizada vale 572 euros salvo si se elige el color rojo de nuestra unidad de pruebas, el único sin cargo.
Todo lo que no hemos citado; airbags frontales, laterales delanteros, de techo y de rodillas, ESP con ayuda al arranque en pendiente, cambio de luces cortas a largas automático, detector de fatiga, control de presión de neumáticos, climatizador, cierre centralizado, cortinillas parasol en las ventanillas traseras, freno de mano eléctrico, cuatro elevalunas eléctricos, faros y limpias automáticos, toma de 230 voltios en el habitáculo, volante y pomo del cambio en cuero, asiento del acompañante abatible hacia delante, huecos en el piso delante de la segunda fila, cajones bajo los asientos delanteros, mesillas tipo avión y radio CD con conexiones USB y Aux-in son de serie.
Respecto a los opcionales, hay algunos recomendables como el techo de cristal panorámico, por la luz ambiental que aporta al habitáculo, el asistente de aparcamiento (genial en un coche tan grande y relativamente económico), los asientos integrados para niños, perfectos para los que tienen entre cuatro y ocho años y la cámara de retrovisión. Otros, como las siete plazas o el navegador dependerán de las necesidades de cada familia y algunos como las puertas eléctricas, las llantas de 18 pulgadas o los cromados son prescindibles.
Sobre las puertas y el portón automáticos, la verdad es que son cómodos pero hay que prestar mucha atención a su uso (dónde aparcamos, por ejemplo) y suelen generar "problemas familiares" porque los niños siempre quieren accionarlas ellos y cuanto antes mejor. En cualquier caso, debéis saber que pueden accionarse desde unos botones en la consola (para que lo hagan los padres), desde otros botones en los montantes (para el uso de las personas que ocupan los asientos centrales) y desde el mando a distancia.
Repasado el equipamiento, vamos con el habitáculo en sí. El Alhambra es un coche de cinco o siete plazas (si se añaden las dos opcionales de la tercera fila que no vienen de serie) con asientos individuales, deslizantes, reclinables y plegables contra el piso. Todos ellos cuentan con regulaciones propias y los tres de la segunda fila son de dimensiones idénticas. Esto es muy importante ya que significa que la segunda fila es de tres plazas reales.
En todas ellas puede ponerse una sillita de niño (aunque sólo las dos exteriores disponen de Isofix) y tres personas adultas pueden viajar sin estrecheces, cada una en su asiento reclinado como prefiera. Además, al poder adelantarse los asientos pueden situarse con el central más avanzado lo que aumenta el espacio disponible para los tres pasajeros. El único inconveniente es que el cinturón del pasajero central está situado en el techo, lo que le resta practicidad.
Modularidad ejemplar
Esos tres asientos deslizantes en la segunda fila permiten mucha variabilidad. Por ejemplo, si tenemos dos niños pequeños, papá o mamá pueden sentarse en el asiento central para estar con ambos mientras el otro adulto conduce tranquilamente y si hay un niño muy pequeño, podemos sentarle en el asiento central adelantado a tope para que quede muy a mano si los dos adultos ocupan los asientos delanteros. Al que viaje en el lado del acompañante le bastará con girarse ligeramente para poder consolar al pequeño si llora, por ejemplo.
La tercera fila de asientos está integrada por dos butacas separadas, fijas pero con el respaldo también reclinable. No son tan espaciosas como las delanteras, esencialmente porque tienen menos altura desde el piso a la banqueta y ésta no resulta tan cómoda. La distancia al techo tampoco es tan holgada pero, en cualquier caso, son plazas aptas para adultos, incluso para viajes largos. La posición adoptada es menos natural al existir menos espacio para las piernas pero no resulta incómoda de ninguna manera. El acceso se realiza adelantando las plazas exteriores delanteras y aunque no es excesivamente amplio, es adecuado para personas con una movilidad normal.
Suscríbete a la newsletter
Si quieres estar al día de nuestras noticias, tienes que tener una cuenta en coches.net.
Maletero grande, incluso con siete plazas
Todos los asientos se pliegan contra el piso, lo que permite ampliar la capacidad de maletero. Con siete plazas, ésta es razonable y de las mejores en este tipo de coches (267 litros equivalen a un maletero intermedio entre el de un Mii y el de un Ibiza). Al montar esas dos plazas, queda libre un profundo hueco bajo el piso donde caben un par de bolsas de viaje grandes. Y encima queda hueco para un par o tres de mochilas.
Con la tercera fila abatida -los dos asientos se abaten por separado- la capacidad del maletero es muy grande, más que suficiente para una familia de cinco en vacaciones. El espacio hasta la bandeja es de 658 litros, superior al de cualquier break grande. Si además necesitamos puntualmente usar el Alhambra como una pequeña furgoneta, podremos cargar hasta 2.297 litros de equipaje. Huelga decir que el abatido de los asientos es individual y, por tanto, pueden abatirse los que interesen. En cualquier caso, el piso resultante, aunque ligeramente elevado, es completamente plano gracias a una serie de piezas adosadas a los asientos que cubren los huecos entre las filas.
Un coche de carácter familiar destinado a viajar debe contar además con soluciones que faciliten la vida a bordo y, en este sentido, este Alhambra va muy bien servido. Desde detalles como las cortinillas parasol de serie hasta los huecos bajo el piso a los pies de la segunda fila para dejar juguetes pasando por las mesillas de tipo avión o la muy útil toma de 230 voltios, el habitáculo esconde numerosos huecos para dejar los objetos más variados.
Motor y cambio perezosos
Si el Alhambra nos parece un monovolumen académico muy recomendable para utilizar en familia, lo que menos nos ha gustado esta vez es el conjunto motor-cambio. Me explico. Es evidente que un monovolumen no es un coche deportivo pero resulta que el Alhambra, como todos los Seat por otra parte, tiene un chasis muy bien puesto a punto que compensa el elevado peso y el centro de gravedad alto de este tipo de coches. Quiero decir con ello que no hace falta conducir el Alhambra a la defensiva, como sí hace falta llevar un Lancia Voyager, por ejemplo, o cualquier derivado de comercial tipo Peugeot Expert, Hyundai H1 o Nissan Evalia, por ejemplo. El Alhambra tiene un tacto más dinámico que un Renault Espace y sólo el Ford S-Max y, por supuesto, su gemelo, el Volkswagen Sharan, son coches a su altura a nivel de comportamiento.
Por ese motivo, por la posibilidad que ofrece este Seat de ser llevado casi como un turismo, me parece que el conjunto motor-cambio no acaba de encajar. Es perfecto para una conducción pausada y relajada, especialmente en autopista donde el cambio coloca rápidamente la sexta que sólo rebaja si pegamos un contundente acelerón para adelantar. En otro tipo de terrenos, sin embargo, el cambio, pese a ser un DSG, peca de lentitud y difumina las cualidades del motor.
El motor de 177 CV se muestra muy lleno en la zona media de revoluciones y, por lo tanto, recupera estupendamente pero tiene pocos bajos y juraría que para conseguir más par en alta y esa superior potencia, tiene incluso menos respuesta a menos de 1.500 vueltas que el de 140 CV por lo que hace falta no dejarle caer a ese régimen salvo en autopista si se quiere tener una buena respuesta y una cierta inmediatez de salida.
El consumo es elevado ya que es un coche grande y poco aerodinámico (no tanto porque esté mal diseñado sino porque opone una gran resistencia al aire ya que, como todos los monovolúmenes, tiene una gran superficie frontal). De los 5,9 litros que anuncia la marca como media os podéis olvidar. El cambio automático hace difícil conseguir consumos por debajo de los siete litros y en ciudad gasta bastante más de los 6,7 anunciados. La realidad habla de unos 9 litros en ciudad y de 7 a 8 en carretera.
Por lo que respecta al comportamiento, lo dicho, sólo el S-Max está a su altura entre los monovolúmenes grandes y tiene un comportamiento incluso mejor que otros monovolúmenes más pequeños pero más blandos de suspensión. Sin necesidad de montar la suspensión deportiva opcional, el Alhambra vira bastante plano en las curvas y no marea al pasaje sin renunciar a un notable nivel de confort en todas las circunstancias.
En resumen, el coche ideal para las familias numerosas que suelan viajar siempre a tope de carga y a las que no les asusten los viajes largos. Siempre, claro está, que se puedan permitir pagar entre 40.000 y 50.000 euros por su coche.
Joan, me gustaría saber tu opinión sobre la posible compra de una Sharan/Alhambra 1.4 tsi y si es suficiente ese motor para una familia de 5 más perro. Descarto diesel porque normalmente mis recorridos son cortos, salvo un viaje mensual de 800km en total, aparte de posibles problemas de Adblue, FAP y futuras restricciones... Gracias y un saludo