Skoda Rapid 1.6 TDI 105 CV

Con esta berlina compacta de 4,48 metros de largo, el fabricante checo plantea una propuesta con una muy buena relación calidad-precio pensada para los conductores que precisen un interior espacioso y práctico. Y es que a un habitáculo realmente funcional cabe sumar un maletero de escándalo para su segmento.

Dejando a un lado su hermano gemelo, el Seat Toledo, que lo iguala, no existe en nuestro mercado un coche compacto de cinco puertas que supere sus 550 litros de capacidad. Bien es cierto, por otra parte, que su lista de rivales directos todavía no está muy poblada. Entre ellos encontramos el Chevrolet Cruze de cuatro puertas, el Citroën C-Elysée, el Fiat Linea o el Renault Fluence.

Aunque el Rapid está basado en la plataforma de su hermano menor, el Fabia (la misma del Ibiza y el Polo), sus cualidades dinámicas están algo por encima, gracias a su mayor aplomo producto de una distancia entre ejes superior. Eso sí, no se ha diseñado para exprimirlo a fondo deportivamente hablando. Más bien se trata de un automóvil capaz de cumplir en casi todos los ámbitos e incluso despuntar en otros como es el caso de su sentido práctico y su comentado espacio de carga.

El adjetivo que mejor define el habitáculo de la berlina checa es el de funcional. En lo que respecta al puesto de conducción, bajo una imagen sobria y un diseño más bien simple nos encontramos un salpicadero práctico, ergonómico y con mandos bien situados y de fácil acceso. El ajuste de los paneles es óptimo y está dotado de una buena calidad general, aunque algunos plásticos son de aspecto algo básico. No es un coche ni lujoso ni con un diseño arrebatador; simplemente está bien hecho y con todo en su sitio.

La notable presencia de espacios portaobjetos nos vuelve a recordar que el Rapid se ha diseñado sobre todo en base a términos funcionales. Tampoco debemos olvidar, en este sentido, soluciones prácticas como el compartimento para el chaleco de seguridad bajo el asiento del conductor, el raspador de hielo alojado en el interior de la tapa del depósito de combustible -imprescindible en Chequia pero no tanto aquí- o la cubierta reversible (goma-moqueta) del maletero.

Las personas que ocupen los asientos posteriores viajarán de forma cómoda gracias a una notable distancia entre filas. He aquí una de las principales virtudes del modelo, el aprovechamiento del habitáculo en relación al espacio. Y es que en todo momento da la impresión de que nos encontramos en un vehículo más largo de lo que es en realidad. Por cuestión de anchura del habitáculo, eso sí, es preferible que la segunda fila la ocupen dos personas.

Lo más impactante del coche es, sin duda, el volumen del maletero. Nada menos que 550 litros es la capacidad que ofrece (1.490 litros con los asientos traseros abatidos). Sin duda, la mayor de su segmento junto a la de su gemelo, el Seat Toledo. Pero no sólo eso. Y es que dicho maletero tiene unas formas muy regulares, lo que facilita aún más el hecho de sacarle el máximo partido. A ello también contribuye la gran boca de carga, gracias a lo cual ubicar objetos de cierto volumen será una tarea sencilla.

El Rapid ha sido el primer modelo en incorporar la nueva línea de diseño de Skoda que ya pudo verse en los concepts Vision D y Mission L. Se basa en un diseño de líneas limpias y claras, sin grandes alardes estéticos pero con un aspecto atemporal. La berlina compacta de la firma checa se caracteriza por un frontal que defiende la horizontalidad, con líneas que realzan la anchura del vehículo.

Su parrilla está integrada por 19 listones verticales y bordeada por un marco cromado. También juegan un papel protagonista las ópticas alargadas así como la posición de las luces antiniebla, que dan una imagen de unidad al suponer una continuación visual de la entrada de aire.

La silueta del coche respeta las formas básicas de berlina de tres volúmenes, si bien en la práctica es de dos volúmenes con portón. Cabe señalar la nervadura que parte desde las ópticas delanteras y que recorre el lateral, subrayando la línea de cintura del coche.

Por su parte, la zaga se distingue por las típicas luces en forma de C, habituales en la marca y principales protagonistas en esta zona junto con el diseño basado en la horizontalidad, al igual que sucede en el frontal.

Hasta la fecha, el único motor diésel que ofrece Skoda en esta berlina es el 1.6 TDI de 105 CV, si bien durante los próximos meses se incorporará también la versión de 90 CV. Centrémonos, por tanto, en la variante que hemos probado, la más potente de las dos.

Este turbodiésel con inyección common rail con filtro de partículas dispone de una razonable entrega de par motor. Responde de forma correcta en la parte baja del cuentarrevoluciones, aunque se muestra algo perezoso si le exigimos una aceleración fuerte. Se comporta mejor si lo llevamos alto de vueltas.

En un vehículo que busca moderar el desembolso económico, la eficiencia supone un punto muy importante. Por ello, los ingenieros del fabricante checo han trabajado a fondo para obtener unos grandes resultados en este ámbito, proporcionando una media de consumo homologado de 4,4 litros cada 100 km y unas emisiones de 114 gramos de CO2 por kilómetro. Cabe decir que tras nuestra prueba registró una media de 5,9 litros después de combinar carretera revirada, vías rápidas y conducción urbana.

El motor se muestra bastante silencioso al rodar por autopista, aunque a velocidades inferiores se percibe una sonoridad mayor, sin que por ello resulte incómoda. Este propulsor trabaja conjuntamente con una transmisión manual de cinco velocidades cuyo tacto es bastante preciso y dispone de un buen escalonado. Con una sexta marcha se habría conseguido rebajar alguna décima el consumo, sin embargo en quinta el motor ya se muestra suficientemente desahogado.

Para comenzar a analizar el apartado dinámico debemos partir de la base de que el Rapid se basa en la misma plataforma que Fabia, Ibiza y Polo. La berlina de Skoda cumple a rajatabla con las premisas de un coche que busca la practicidad, la resistencia y la fiabilidad. Por ello, no se ha buscado imprimir un elevado confort de marcha que encarecería al fin y al cabo el producto. Para eso ya está el Octavia. En este caso, la marca checa ha desarrollado un coche que ofrece un nivel de comodidad más que equilibrado que en ningún caso se queda corto.

Su amortiguación es más bien blanda, aspecto que se nota a la hora de conducir por carreteras de curvas constantes. Aunque el vehículo es bastante estable, se perciben ciertas oscilaciones de la carrocería y es algo subvirador. Por tanto, hay que ser conscientes de que no es el mejor coche para animarnos demasiado al atravesar un puerto de montaña pero que nos ofrecerá buenas garantías a ritmos normales de conducción.

La suspensión absorbe de manera correcta las irregularidades de la calzada siempre y cuando no sean demasiado evidentes, pues el eje trasero llega a transmitirlas demasiado al habitáculo. Por otra parte, dispone de una dirección de buen tacto, y es razonablemente ágil para su conducción por ciudad, uno de los hábitats por donde mejor se siente además de las grandes rectas de autopista. Por ellas brinda un aplomo superior al de los utilitarios sobre los que está basada su plataforma gracias a su mayor distancia entre ejes.

Este Rapid se ofrece en tres acabados; Active (19.150 euros), Ambition (20.280) y Elegance (21.730). No son precios muy asequibles teniendo en cuenta el planteamiento del coche aunque hay que tener en cuenta que la marca ofrece actualmente una promoción de 4.000 euros a la que hay que añadir otros 1.000 en el caso de que el cliente pueda acogerse al Plan PIVE. Ello significa que hay un Rapid desde 12.820 euros (1.2 TSi de 105 CV con acabado Active) y que los 1.6 TDi arrancan en 14.150 euros con ese mismo acabado básico Active.

El acabado Active dispone de llantas de chapa de 15", airbags delanteros, laterales y de techo, ESP, faros antiniebla, aire acondicionado, elevalunas eléctricos delanteros y radio CD.

Sobre este acabado, el Ambition propone retrovisores en el color de la carrocería (en el Active son negros), un pack de detalles cromados tanto fuera como en el habitáculo, volante y pomo del cambio en piel, reposabrazos delantero, elevalunas eléctricos traseros, luces de lectura, retrovisores eléctricos, ordenador de a bordo, portagafas, control de velocidad de crucero, volante multifunción, bolsillos tras los asientos delanteros y volante multifunción.

Finalmente, el acabado Elegance, al que corresponde nuestra unidad de pruebas, dispone de llantas de aleación de 16 pulgadas con neumáticos 205/45, climatizador, guantera refrigerada, instrumentación mejorada Maxi-DOT, una radio de más calidad con toma USB y Bluetooth.

El catálogo de opciones incluye, entre otros elementos, llantas de 17" (755 euros), cristales sobretintados (150), sensor de parking trasero (350), pintura blanca (160) o metalizada (390), alarma (230), ESP plus con asistente de arranque en cuesta y control de presión de neumáticos (130), red de maletero (80), navegador (515), asientos con calefacción (220) y el Pack Green Tec con Stop/Start (305) que rebaja ligeramente el consumo.

El Skoda Rapid supone una de las alternativas más lógicas y racionales del mercado para aquellos conductores que tengan claro que sus prioridades pasan por adquirir un vehículo práctico, cómodo, de precio asequible y con un interior más grande de lo que parece, culminado por un excepcional maletero.

Y es que, lejos de pretender convertirse en un vehículo de culto para los amantes del diseño o de la dinámica deportiva, su objetivo son los conductores que buscan una berlina compacta y anteponen la funcionalidad por encima de todo. Además, con el propulsor 1.6 TDI de 105 CV, ofrece un remarcable nivel de eficiencia, algo que también apreciará su clientela potencial.