Pequeño por fuera, grande por dentro
El aumento de las ventas del segmento A en los últimos años, ha llevado a las marcas a, lejos de dejar en el olvido los coches más baratos de sus catálogos, renovarlos continuamente y ofrecer productos cada vez más conseguidos y equilibrados.
El Suzuki Celerio que hoy probamos es un buen ejemplo de lo que digo, un coche que viene a sustituir tanto al Splash como al Alto y que respecto a éste ha sido mejorado en tantos aspectos que vienen a situarle en el top de un segmento donde competirá con coches tan conocidos como los Citroën C1, Fiat 500, Fiat Panda, Peugeot 108, Hyundai i10, Toyota Aygo, Seat Mii, Renault Twingo o Volkswagen up! entre otros.
Con una longitud de 3,60 metros, una batalla de 2,425 metros, anchura de 1,60 y una altura de 1,540, es evidentemente un coche pequeño, de los que son necesarios hoy en día en el caos circulatorio de nuestras grandes ciudades, que no dan un hueco de aparcamiento por perdido y que no da miedo utilizar entre semáforo y semáforo porque el consumo de combustible nos vaya a arruinar.
Para conseguir quedarse con el trozo más grande posible de ese pastel, en Suzuki han utilizado unas cuantas formulas de las que no fallan, para empezar su precio. Un precio que con promoción de lanzamiento, Plan PIVE y descuentos de la financiera arranca en 7.390 € del modelo más básico, continúa con los 8.190 € de la versión intermedia y culmina con unos contenidos 9.190 € de la versión más completa y equipada. Precios que le sitúan entre los más baratos de su segmento. En caso de no poder acogerse al Plan PIVE, estos precios se incrementan en 1.000 euros.
Habitabilidad, buen comportamiento y un consumo contenido son las otras bazas que los japoneses han jugado para poder llegar a alcanzar su objetivo de ventas para este 2015, que es el de superar las 500 unidades.
Versiones
Tres son las terminaciones que ofrece el Suzuki Celerio, estas empiezan en el modelo GA, el más básico, que cuenta con solo cuatro plazas homologadas, llantas de acero, no tiene (ni como opción), aire acondicionado y, eso si, dispone de cuatro airbags (frontales y laterales delanteros pero no de techo).
En el GL ya encontramos cierre centralizado, elevalunas delanteros eléctricos, aire acondicionado, asiento del conductor regulable en altura, volante regulable en altura, asientos traseros partidos 60/40, cuentarrevoluciones, radio CD MP3 con Bluetooth y mandos en el volante.
Por último y como versión más completa, esta la terminación GLX, la que hoy nos ocupa, que además de lo anterior cuenta con retrovisores eléctricos, elevalunas traseros también eléctricos, los airbags de techo y exteriormente se diferencia por las llantas de aleación, los faros antiniebla y la parrilla frontal cromada. La única opción en este acabado es la pintura metalizada, facturada a 240 €.
Quizás la versión más equilibrada sea la intermedia, que da un importante salto en equipamiento respecto al más básico y en el que sólo considero ausencia importante respecto al más alto de gama los faros antiniebla y los 2 airbag “extra”, equipación no tan necesaria en un vehiculo eminentemente urbano como es este.
Los 1.000 € de diferencia entre los dos, sin embargo, si me parecen una diferencia porcentualmente importante en un coche que ronda los 8.000 €, más aún teniendo en cuenta que la diferencia de equipación entre el básico y el intermedio es muchísimo más importante y la diferencia de precio es de 800 €.
Por dentro
Pequeño por fuera y con cinco puertas, invita a pensar que la operación de acceso/salida del coche no pueda resultar muy cómoda. Sin embargo, gracias a unas generosas puertas (prácticamente todo el lateral es “puerta”), y que además tienen un buen ángulo de apertura, consiguen que la operación de entrar y/o salir se realice con mucha comodidad, superando con nota el tema de accesibilidad a todas las plazas.
La primera impresión al sentarnos es la de un tacto “plasticoso”, el que despiden tanto los del salpicadero como los de las puertas, no nos engañemos, estamos ante un coche eminentemente práctico y económico. Sin embargo y a pesar de lo anterior los ajustes parecen buenos (a lo largo de la prueba no note ningún crujido, chirrido o similar), además el diseño en sí, me parece moderno y agradable.
El cuadro aunque sencillo, es agradable a la vista y contiene información suficiente. Destaca en el centro un gran velocímetro acompañado a su izquierda por un tacómetro cuya zona roja empieza en las 6.200 rpm.
A la derecha del velocímetro encontramos una zona digital en la que podremos ver el indicador de combustible, la marcha engranada, con indicador para que cambiemos en el momento adecuado para optimizar el consumo, la hora y la temperatura exterior.
También podremos ver los Km. totales y dos parciales o el consumo inmediato, consumo medio o autonomía restante, estos datos accesibles a través de dos pulsadores situados en las esquinas superiores del propio cuadro, un tanto incomodo ya que hay que quitar la mano del volante y llevarla hasta “el interior” del cuadro. El volante cuenta con los mandos del manos libres del teléfono Bluetooh.
A la izquierda del volante tenemos el mando para regular la altura de las luces, el botón del antiniebla y el de reseteo del TPMS (control de neumáticos con baja presión).
En el centro de la consola encontramos la radio CD, debajo de esta los mandos de la climatización y el aire acondicionado y más abajo, en el interior de una pequeña guantera, la toma de corriente de 12 voltios y la toma USB.
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Varios son los espacios portaobjetos con que se ha equipado al Celerio, y así, en las plazas delanteras, además de la habitual guantera en el lado del acompañante, también hay un pequeño portamonedas a la izquierda del volante en el lado del conductor y los correspondientes huecos de las puertas, que permiten meter una guía de carreteras de las grandes sin problemas.
También se cuenta con espacio para dos latas de bebida detrás de la palanca de cambio, las plazas traseras también tienen prevista esta situación, situando un hueco en el túnel central para el pasajero del centro y sendos huecos en las respectivas puertas traseras.
En el maletero, de muy buena capacidad para su tamaño (254 litros, por poco, el más grande la categoría), encontramos que no hay rueda de repuesto, y en su lugar encontramos un kit de reparación y unos pocos huecos aprovechables para llevar algunos pequeños objetos.
Motor pequeño pero eficiente
El corazón que da vida al Celerio es un tricilíndrico de gasolina y 998 cc, entrega 68 CV a 6.000 rpm y un par de 90 Nm a 3.500 rpm. Actualmente solo hay disponible la opción de cambio manual de cinco velocidades, si bien en unos meses, estará a la venta un cambio denominado AGS (Auto Gear Shift), un cambio manual pilotado que ahorrará la labor de tener que accionar el embrague y con el que se anuncian consumos equiparables a la versión manual que hoy probamos.
Las cifras de consumo oficiales hacen referencia a 5,1 l/100Km. en circuito urbano, 3,7 l en extraurbano con un consumo combinado de 4,3 l/100 Km. y creo que serán fácilmente alcanzables por cualquier conductor que sea minimamente cuidadoso con el pedal del acelerador.
La cifra que yo obtuve a lo largo de toda la prueba fue de 4,7 l/100 Km. y hay que tener en cuenta varios factores: el motor estaba prácticamente nuevo, con poco más de 1.000 Km. cuando lo recogí; hice bastante autopista con ritmos casi siempre ligeramente por encima de los legales; y finalmente, no me contuve mucho en ocasiones a la hora de exprimir sus tres primeras marchas (especialmente al adelantar), que con el motor girando alto de vueltas empujan al Celerio con más alegría de lo que cabría esperar de sus 68 CV… aunque evidentemente esto no favorezca un consumo razonable, pero ¿quién dijo que con un utilitario no había posibilidad de diversión?.
Más que un ciudadano
Poco me voy a extender sobre su comportamiento en ciudad. Está pensado, diseñado y fabricado para moverse en este ambiente como pez en el agua, y lo consigue con nota, tan sólo destacar la baja rumorosidad de su motor, que al ralentí es totalmente silencioso y que en varias ocasiones me hizo mirar al cuentavueltas para ver si el coche seguía en marcha o se había parado, esta rumorosidad mecánica y la falta de vibraciones en el interior, que sería buena en cualquier coche, es aún más destacable en uno de estos coches a los que les “han robado” un cilindro.
Si le voy a dedicar más espacio a la capacidad del Celerio para moverse más allá de los atascos y las calles estrechas, porque como comentaba un poco más atrás, la solvencia de este motor para mover el coche es destacable.
Podríamos decir que tiene tres zonas de funcionamiento, desde el ralentí hasta poco más allá de las 2.500 rpm, zona en el que la suavidad es la característica más destacada, si a ello le añadimos el hecho de que el embrague y la caja de cambios ofrecen un manejo igual de suave, se consigue un conjunto muy refinado y agradable, especialmente en circulación urbana que es donde más manejaremos estos regímenes.
Hay otra zona que va desde esas 2.500 rpm hasta cerca de las 5.000 rpm, que resulta quizás la más anodina y sosa, la que nos habla de que efectivamente, no llevamos más que 68 CV, pero no es en absoluto preocupante, esa es la zona en la que iremos circulando a velocidades mantenidas cuando vayamos por carretera y la suavidad seguirá la tónica general. Curiosamente es la zona que coincide con la de su par máximo, pero como este es limitado no conseguiremos grandes recuperaciones y lo que si conseguiremos es mantener unos consumos realmente reducidos.
Por último, el pequeño Celerio, reserva un tramo del cuentavueltas dedicado a la diversión y la efectividad, y es el que va desde cerca de las 5.000 rpm hasta las 6.200 rpm, en que tiene una muy efectiva “patada”, especialmente en sus tres primeras marchas, y permite por ejemplo, que nos vayamos más allá de los 140 Km./h. en tercera, una marcha a la que podremos (y deberemos), reducir para conseguir los adelantamientos más efectivos.
Este mismo comportamiento es el que nos permitirá, circulando por carreteras de curvas, movernos con agilidad y a un ritmo más alegre del que en principio pudiéramos esperar de un “simple” utilitario.
La buena aerodinámica unida a su reducido peso nos permitirá, por otra parte, circular en autopista a ritmos legales con comodidad, moviéndonos ligeramente por encima de la zona de par máximo en una última marcha diseñada exclusivamente para conseguir los comedidos consumos que el Celerio es capaz de marcar.
Dinámicamente el comportamiento es más que correcto, y ni las inclinaciones de la carrocería son exageradas aún en los apoyos más fuertes, ni la suspensión se hace protagonista (ni para bien ni para mal), en ninguna circunstancia, resultando un poco seca la trasera en los cortes transversales que nos encontramos en algunas carreteras, por ponerle algún pero.
A tener en cuenta
Con una muy buena habitabilidad para cuatro adultos, una capacidad de maletero que puede ampliarse hasta los 1.053 litros abatiendo los respaldos traseros, unas prestaciones más que suficientes para la labor a la que en principio, está destinado, una equipación suficiente y un precio de compra realmente competitivo que le sitúan entre los más baratos de su segmento, el Suzuki Celerio se posiciona como una opción muy a tener en cuenta si estamos buscando un coche de estas características, y viene a “obligar” al futuro comprador a pasarse por un concesionario Suzuki para, al menos, conocer en vivo lo que esta última creación de Suzuki le puede ofrecer. Si le cambiasen el nombre ya sería la bomba...
Totalmente de acuerdo, no se puede pretender más, es lo que es.