El Volvo más eficiente
Esta versión híbrida del Volvo V60 tiene 283 CV de potencia máxima y un consumo medio de 1,8 litros a los 100 kilómetros. Sorprende que un coche con esta potencia tenga un consumo tan reducido, pero lo cierto es que es una verdad a medias. Como en todos los híbridos, la cifra de consumo medio oficial responde a una prueba en la que los primeros kilómetros se hacen con la energía eléctrica almacenada en las baterías. De ahí que la cifra global de consumo sea tan baja, ya que en este caso, los primeros 50 kilómetros se han hecho sin gastar una gota de combustible, sólo con energía eléctrica.
En la “vida real”, este Volvo, como todos los híbridos, gasta algo más que esos 1,8 l/100 km. que marcan las cifras oficiales. Concretamente, y ya os lo avanzo, en nuestra prueba nos gastó en carretera unos 6 l/100 km. de media. Aún así, la relación potencia/consumo de este Volvo es excelente. Y más teniendo en cuenta que estamos hablando de uno de los pocos híbridos que consume combustible diésel, no gasolina. El Mercedes-Benz Clase C 300 Bluetec Hybrid Estate y el próximo C 350 Plug-in Hybrid también entran dentro de este grupo. La economía de uso, por lo tanto, es todavía más favorable a esta versión híbrida plug-in del V60.
Enchufar y listo
La característica más destacada de este Volvo, además de su condición de híbrido, es que es enchufable. Tiene una batería de ión-litio de 11,2 Kw/h colocada en el piso del maletero, que puede recargarse en un enchufe doméstico. Esta operación lleva entre 3,5 y 7,5 horas dependiendo del amperaje de la toma de corriente. Con la energía almacenada en esta batería, el coche puede recorrer hasta 50 kilómetros como si de un coche eléctrico puro y duro se tratase, sin gastar combustible ni contaminar. Así, podemos usar el coche para ir y volver del trabajo, o llevar a los niños a diario al colegio, sin tener que pasar en ningún momento por la gasolinera. Lo único que debemos hacer es enchufar el coche en el garaje una vez llegamos a casa y prepararlo para el día siguiente.
Estamos, pues, ante el Volvo más eficiente desde el punto de vista energético. Esos 50 kilómetros de autonomía con la energía de las baterías lo convierten casi un coche eléctrico, sin serlo.
Por otro lado, su motor diésel de cinco cilindros de 215 CV, el conocido D5, se encarga de darle autonomía ilimitada y nos permite utilizar el coche en largos recorridos, a plena potencia, sin tener que sufrir la llamada angustia de la autonomía, típica de un coche eléctrico, inexistente en un híbrido. Podemos hacer con él hasta 1.200 kilómetros sin repostar o recargar, según datos de la marca.
La posibilidad de usarse como si fuera un coche eléctrico, y su buena autonomía, son dos de los grandes argumentos de esta versión híbrida plug-in del Volvo V60. El tercer punto a su favor es su potencia máxima. Los 68 CV de potencia que tiene el motor eléctrico y los 215 del diésel se suman para dar casi 300 CV de potencia total, por lo que también estamos hablando de uno de los Volvo más potentes del mercado, y el más potente de la gama V60.
Confort como premisa
A pesar del caballaje, este V60 Plug-in Hybrid no es una versión con talante deportivo. Es un coche cuyo chasis ha sido puesto a punto tomando como premisa el confort de marcha. Va acorde con la filosofía rutera y familiar del modelo. En este sentido, cuenta con las aptitudes ya reconocidas en el V60: tiene un amplio y cómodo habitáculo, con una buena atención al detalle, notables acabados y gran calidad de materiales.
El diseño del salpicadero es algo sobrio, poco atrevido, pero se percibe muy agradable desde un primer contacto. El cuadro de instrumentos, por ejemplo, sólo tiene un reloj en posición central, y se acompaña de dos indicadores digitales en posición vertical a cada uno de sus lados, que informan sobre la carga de la batería y el tipo de energía que se está consumiendo en ese mismo instante. Otros dos indicadores señalan la cantidad de combustible del depósito y la marcha engranada en ese momento.
Este cuadro de instrumentos es configurable, y el conductor puede elegir entre cuatro temas diferentes, (Elegance, Eco, Performance o Hybrid), cada uno de ellos con diferentes gráficos.
Otra pantalla digital, en el centro del salpicadero, muestra la información del sistema de entretenimiento y el navegador. Todo esto se maneja desde un nutrido grupo de botones y pulsadores de la consola central. Esta consola se percibe en un primer momento excesiva y algo confusa. Después, con el uso, reconozco que el uso de los pulsadores y la activación del menú con sus diferentes submenús es más fácil de lo que parece inicialmente.En este sentido, Volvo va un poco a su aire, al margen de algunas modas que ya parecen haberse convertido en convenciones. Me refiero a que la marca escandinava ha preferido prescindir de grandes pantallas digitales, de tipo táctil, como podemos ver en un Tesla Model S, por ejemplo, en favor de un sistema del tipo un botón una función. Un poco al estilo utilizado por Porsche o Ford en algunos de sus modelos hace unos años.
Maletero limitado
Las plazas traseras son amplias y cómodas. Tienen buenos detalles como la banqueta con mecanismo para colocarla rápidamente en posición para niños (ver foto) o el apoyabrazos central con departamentos para colocar bebidas. En este coche, el pasajero central trasero no viaja del todo cómodo, como suele ser habitual. La verticalidad y dureza del respaldo junto con la presencia del túnel de transmisión, limita el confort.
El punto débil de esta versión hybrid plug-in, a diferencia de cualquier otro V60, está en la capacidad del maletero. La presencia de las baterías en el piso limita el espacio disponible para carga. Cuenta con 305 litros frente a los 430 de un V60 con motor convencional. Son 125 litros menos, con el añadido de que el piso queda en una posición un poco más elevada. Es una limitación bastante importante, teniendo en cuenta que estamos hablando de un coche de estilo familiar.
Suscríbete a la newsletter
Si quieres estar al día de nuestras noticias, tienes que tener una cuenta en coches.net.
Comportamiento seguro
El chasis de este Volvo híbrido pesa unos 200 kilos más que el de un V60 con motor diésel D5. Lo cierto es que en marcha estos kilos de más se disimulan, pero están ahí. El coche se comporta de forma muy noble en carretera, tiene un guiado excelente, entra en las curvas como si fuera sobre raíles y con mucha precisión. La dirección es bastante directa, aunque no tiene un tacto deportivo. Tampoco ayuda el enorme volante. A la hora de frenar se percibe una extraña falta de mordiente en el primer recorrido del pedal, y a continuación, una frenada contundente, poco progresiva. Este es un defecto muy común en algunos híbridos, que tienen un sistema de recuperación de energía cinética, que se utiliza para cargar la batería en las fases de frenado y desaceleración. Así, la frenada se efectúa en “dos fases”. En el primer recorrido del pedal no son los discos los que actúan frenando el coche, sino el propio motor eléctrico. Si apretamos más a fondo, es el freno mecánico el que coge el turno.
Dejando de lado esta particularidad, el Volvo V60 Plug-in Hybrid es un coche que tiene una conducción fácil, en parte gracias al suave y progresivo comportamiento del motor. El empuje es inmediato desde bajas vueltas, gracias a la ayuda del motor eléctrico, que acompaña al diésel a la hora de arrancar desde parado o recuperar con fuerza. Después, la entrega de potencia es lineal. Es un motor cargado de par desde bajas revoluciones, nada menos que 640 Nm, 440 de ellos entre 1.500 y 3.000 vueltas, facilitados principalmente por el motor diésel.
Este propulsor híbrido se acompaña de un cambio de velocidades automático de seis velocidades, bastante rápido. La transmisión es integral, pero también tiene su particularidad. Y es que en este híbrido se utiliza el motor diésel para dar fuerza motriz al eje delantero, mientras que el motor eléctrico lo hace en el eje trasero. Si se detecta una pérdida de tracción en las ruedas delanteras, el motor eléctrico entra en funcionamiento para compensarla dando impulso a las ruedas traseras. Todo en conjunto hace que el coche tenga una motricidad muy buena, y pueda acelerar de 0 a 100 km/h en sólo 6,1 segundos.
La decisión de dar protagonismo a uno u otro motor depende, como en todos los híbridos, de un complejo sistema de control electrónico. Este Volvo híbrido permite escoger entre varios modos de conducción: . En condiciones normales funciona en modo Hybrid, que no es más que un programa que combina la acción del motor diésel y la del motor eléctrico para conseguir la máxima eficiencia. Es decir, si circulamos por ciudad a bajas vueltas, entra en acción el motor eléctrico. Si aceleramos a fondo al salir de un semáforo, pone en funcionamiento el diésel, o los dos, para tener la máxima potencia.
El segundo modo disponible es el Pure. Como su nombre indica, hace que el coche funcione de forma puramente eléctrica, con la energía de las baterías.
El tercer modo es el Power. Aquí siempre entran en funcionamiento el motor eléctrico y el diésel para dar todos los caballos. Es el modo adecuado para circular por carretera a ritmo vivo.
Y el cuarto programa es el Save, que se utiliza para recargar la batería en marcha y tenerla lista, por ejemplo, cuando nos acerquemos a una ciudad y debamos circular por zonas restringidas sólo a coches eléctricos, por ejemplo. En nuestro país no hay muchas, pero puede que proliferen en los próximos años.
Seguridad Volvo
La tecnología incluida en este V60 Plug-in Hybrid no acaba aquí. Es un coche muy bien equipado en cuanto sistemas de seguridad y ayuda a la conducción: control automático de luces de carretera y largas, luces adaptables para esquinas, detector de peatones, alerta de presencia de vehículo en el ángulo muerto, alerta de tráfico cruzado y el que considero más innovador: el City Safety o sistema de alerta y frenado ante una posible colisión por debajo de 50 kilómetros por hora.
El City Safety avisa cuando nos acercamos peligrosamente al coche de delante con una señal luminosa en el parabrisas, bastante estridente e imposible de que nos pase desapercibida. Si no reaccionamos, el coche frena por nosotros, evitando el impacto. Sin duda, un sistema muy útil, sobre todo circulando en vías urbanas.
Como ves, el Volvo V60 Plug-in Hybrid es un familiar muy completo. Sin hacer demasiado ruido, se perfila como uno de los Station Wagon más atractivos del mercado. Es potente, eficiente, está bien construido y además se percibe muy seguro. Uno de los inconvenientes está en su precio: 61.950 €, unos 12.000 € más que el mismo modelo con motor diésel D5, 215 CV, transmisión integral y cambio automático. Sin duda, es un importe que hará decantar a más de un cliente hacia un V60 familiar algo más convencional, aunque sea a costa de sacrificar la movilidad eléctrica.
No entiendo el porqué tienen un valor residual tan bajo.