Brillante dentro y fuera del asfalto
Desde que el XC90 llegó al mercado en 2002 se ha convertido en uno de los mayores éxitos comerciales de Volvo. La primera generación se mantuvo en el mercado durante 12 años con una producción total de 636.143 unidades.
El SUV de gran formato de la firma sueca ha disfrutado de una gran aceptación en mercados tan dispares como el estadounidense y el europeo. Robustez, diseño atractivo y un amplio y confortable habitáculo fueron algunos de sus puntos clave. Al otro lado del charco la opción del motor V8 ayudó bastante.
Hoy probamos una unidad de la segunda generación equipada con la mecánica diésel más potente. Probablemente la que acaparará un mayor número de ventas en el viejo continente y particularmente en nuestro país. Hablamos de un D5 de 225 CV, que además es una de las opciones mecánicas más redondas de la gama actual.
Menos es más
En lo que a diseño se refiere podemos decir que el nuevo XC90 supera con creces al modelo precedente. A simple vista es muy sencillo identificarlo como un Volvo y como un XC90, a la vez que aporta una línea vanguardista y elegante.
La parrilla sigue presidiendo la parte frontal, esta vez con todavía más carácter. En el caso del acabado Momentum cuenta con lamas verticales de color negro brillante y marco cromado.
Siguiendo en el morro encontramos los grupos ópticos LED, una opción que se integra dentro de un completo paquete de iluminación (1.534,15 euros). Estos faros hacen que la noche se convierta en el día gracias al potente haz de luz que proyectan sobre la carretera.
Una de las características principales del diseño de la anterior generación eran sus protecciones de plástico sin pintar. El modelo actual también presenta protecciones pero esta vez pintadas del mismo color que el resto de la carrocería. Las barras de techo de aluminio son una opción que se factura aparte, concretamente a 352,10 euros.
Para aportar un punto de deportividad en la trasera encontramos dos salidas de escapes cromadas y un pequeño alerón integrado en la parte superior del portón. Los pilotos verticales retoman el estilo de los del primer XC90 pero sin llegar a ser tan masivos.
La suavidad y pureza de líneas del exterior se mantiene en el interior. El salpicadero presenta unas líneas uniformes en las que sólo encontramos los elementos básicos e imprescindibles. Presenta un cuadro de instrumentos digital, una pantalla formato XXL, salidas del sistema de climatización y poco más.
Entre la consola y el túnel central de un Porsche Cayenne hay más de 50 botones para controlar uno a uno distintos sistemas o elementos de configuración del vehículo. En el XC90 sólo 9 botones se encargan de complementar a la pantalla táctil del salpicadero. Todo un logro en lo que a diseño y ergonomía se refiere.
La pantalla es extremadamente intuitiva y además permite movernos dentro de sus distintos menús de forma cómoda. Se gestiona como cualquier tablet o iPad, deslizando los dedos de un lado a otro.
Dentro de la navegación aplicando el movimiento tipo pinza podemos ampliar y reducir el mapa. Otra de las cualidades destacables de este sistema multimedia es la velocidad de carga de una página a otra, es mucho más rápido que la mayoría.
7 plazas de verdad
Aunque el túnel central que separa los asientos delanteros pueda parecer gigante, que lo es, no resta ni un ápice de confort a los ocupantes de la primera fila. Todo lo contrario, gracias a su zona acolchada aporta un práctico apoyabrazos central y un buen número de huecos con tapa donde dejar: cartera, móvil, telepeaje, llaves, mando del garaje…
Los asientos delanteros con regulación eléctrica (1.464.99 euros) ofrecen un nivel de confort excepcional. Sujetan lo suficiente y a la vez tienen un mullido extremadamente suave y agradable. Tras un viaje largo te bajas del coche como si no hubiese pasado el tiempo, además, opcionalmente pueden contar con masaje (785,94 euros).
La tapicería de cuero parcial es de serie, no obstante, nuestra unidad disponía del cuero Nappa (1.320,38 euros), un acabado que combina a la perfección con las inserciones de aluminio cepillado del salpicadero y paneles de las puertas.
En la segunda fila encontramos tres verdaderas plazas individuales y un piso muy plano, sin el siempre incómodo túnel de transmisión. La base de cada asiento permite regulación longitudinal y su respaldo en inclinación. Todo ello facilita que adultos y niños de cualquier talla puedan encontrar con gran facilidad la postura más cómoda.
Los pasajeros son los grandes protagonistas y esto queda reflejado en detalles como la regulación en altura del cinturón de las plazas exteriores de la segunda fila. Es de los pocos coches en ofrecer esta práctica solución que evita que nos golpee el cuello.
En la plaza central de forma opcional puede contar con una elevador infantil integrado que podemos desplegar en un abrir y cerrar de ojos. Con ello nos ahorramos tener que cargar arriba y abajo con un elevador.
El acceso a la tercera fila es más cómodo de lo que uno puede imaginar. Los dos asientos individuales que aparecen del piso del maletero son aptos incluso para adultos. Dejando la segunda fila algo adelantada ganamos unos centímetros clave para dotar de mayor espacio vital a los pasajeros de la última fila.
La atención en los detalles que habíamos visto en la segunda fila se repite en la última. El sexto y el séptimo pasajero cuentan con reposabrazos, huecos con tapa, porta-latas y salidas de aire para el sistema de climatización.
Además, el techo en ese punto describe una curva ascendente para aumentar el espacio para la cabeza. En mi caso particular, con 1,78 metros de estatura entro y salgo de esta última fila, y puedo viajar sin problema. Sin duda alguna, la mejor tercera de cualquier SUV que haya probado hasta la fecha.
Con tanto pasajero y tan cómodo más de uno pensara que en el maletero no habrá sitio ni para una bolsa de pipas. Nada de eso, ni más ni menos que 285 litros aprovechables del primero al último. Una imagen vale más que mil palabras así que echad un vistazo a la videoprueba para descubrir el número de maletas que entran con 7 plazas.
Con la tercera fila escondida bajo el piso del maletero la capacidad de carga hasta bandeja crece hasta los 692 litros. No sólo es espectacular el dato en sí mismo también lo es la longitud disponible entre el respaldo de la segunda fila y el portón. Recordemos que la segunda fila es regulable tanto de forma longitudinal como sus respaldos en inclinación. Todo ello puede ayudarnos a terminar de cargar ese último bulto que se resistía a entrar en el maletero.
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Son múltiples las soluciones que nos facilitan el día a día en el maletero. Además de los siempre útiles ganchos para bolsas merece la pena destacar la divisoria abatible que permite sujetar la carga cundo sólo necesitamos la mitad de espacio.
Bajo el piso ofrece un hueco con tapa por debajo del cual hay escondida la rueda de repuesto de galleta. Merece la pena perder este espacio de carga adicional y pagar los 62,88 euros que Volvo pide por la rueda de recambio de tamaño convencional. En caso de pinchar en medio del monte no es lo mismo disponer de una “galleta” que de una rueda de verdad.
Cada asiento de la segunda fila cuenta con una palanca mediante la cual lo abatimos por completo para seguir incrementando el espacio de carga del maletero. Es en esta configuración de 2 plazas que brinda 1.868 litros y una longitud máxima útil sin parangón.
Con 4 cilindros basta
Toda la gama de motores del XC90 está formada por 4 cilindros turbo de 2 litros. El D5 diésel no es ninguna excepción, es la opción de gasóleo más potente disponible con 225 CV. Si bien la potencia máxima llega a 4.250 rpm, el par máximo de 470 Nm lo eroga de forma uniforme entre las 1.750 y 2.500 rpm.
Muchos pueden pensar que un SUV de este tamaño sólo puede ir bien con un V6 diésel o con un V8 gasolina. Sin embargo, la mecánica D5 de Volvo demuestra que con 4 basta. La caja de cambios automática de 8 relaciones que suministra ZF ayuda a aprovechar hasta el último de los 225 CV.
Las recuperaciones sorprenden sobre todo cuando tenemos en cuenta que el XC90 pesa más de 2 toneladas y mide 5 metros de largo. Con 4 ocupantes y una buena carga en el maletero sigue brindando un buen reprís, incluso ascendiendo por tramos pronunciados de autovía.
Las prestaciones que declara la firma sueca no están nada mal con una aceleración de 0 a 100 km/h en 7,8 segundos y una punta de 220 km/h. No es un SUV de talante deportivo al estilo de un , no obstante, se defiende bastante bien.
La aerodinámica es muy cuidada y esto se refleja tanto en las bajas cifras de consumo como en el poco ruido que se percibe en el interior del vehículo. En nuestra prueba logramos un consumo medio de 10,2 l/100 km. Gran parte de los recorridos de prueba que llevamos a cabo fueron por autovía, carretera secundaria, así como ascensiones a puertos de montaña del calibre del Envalira (Andorra) o el Puymorens (Francia).
Con el modo Eco activado podemos lograr cifras todavía más ajustadas. Cuando aceleramos el cambio sube a una velocidad superior a muy pocas vueltas aprovechando el momento de par óptimo. Por otro lado, cuando levantamos el pie del pedal derecho se activa el modo de conducción a vela para aprovechar al máximo la inercia del vehículo.
En un trayecto de más de 300 kilómetros entre los Pirineos y Barcelona logré un consumo medio de 8,1 l/100 km. Una cifra muy ajustada para un SUV de su peso y tamaño. A la hora de circular en campo el consumo subió hasta los 13 l/100 km.
Antes de conducirlo pensaba que no sería tan eficaz y gratificante en una carretera de montaña, sin embargo, el XC90 ofrece un comportamiento bastante neutro, gira plano y sus frenos aguantan bien. La dirección aporta bastante feedback y en todo momento te comunica lo que está pasando con gran transparencia.
En ciudad es igual de cómodo. A priori no parece que vaya a ser uno de los coches más manejables a la hora de aparcar. No obstante, los sensores de aparcamiento y las cámaras de visión de 360º lo hacen todo mucho más sencillo.
Si hemos tenido un mal día o no tenemos ganas de llevar a cabo la maniobra de aparcar siempre podremos recurrir al sistema de aparcamiento automático para que el XC90 aparque por nosotros con sólo apretar un botón.
También quisimos ver cuál era su comportamiento dinámico fuera del asfalto y por ello circulamos más de 100 kilómetros por pistas forestales. Lo que más sorprende es el excelente nivel de confort que aporta en tierra. El equipo de suspensión de serie formado por un conjunto muelle-amortiguador tradicional filtra a la perfección las irregularidades del firme en mal estado.
Incluso con las 7 plazas ocupadas el nivel de confort a bordo es más que destacable. Aquellos que tengan pensado llevar excursiones al monte encontrarán en el XC90 un compañero de viaje perfecto.
En una zona complicada siempre podemos apoyarnos de las cámaras del sistema de aparcamiento. Podemos escoger la que más nos interese para ver, por ejemplo, lo que nos espera al borde de una rampa de bajada.
Existe la opción de montar un sistema de suspensión neumática, aunque visto lo que bien que va con la de serie podría recomendar ahorrarnos los 2.703,62 euros que Volvo pide por ella. Sólo aquellos que quieran llevar a cabo un uso más intensivo en campo podrán sacar el máximo provecho a la hora de subir la suspensión unos centímetros extra.
En resumidas cuentas
Si buscáis un SUV de gran formato con un amplio habitáculo y un gran chasis el XC90 cumplirá con creces con el cometido. Además, es uno de los SUV de gran formato del momento más cómodos dentro y fuera del asfalto.
Con el motor D5 de 225 CV y el acabado Kinetic estamos hablando 59.472 euros, un precio de lo más razonable. Si optamos por el D4 de 190 CV bajamos de los 55.000 euros. Difícilmente se puede encontrar otro SUV con su modularidad y su capacidad de carga a un precio parecido.
Con el XC90 Volvo también aporta soluciones tecnológicas de última generación como conducción semi-autónoma de la mano de los asistentes de cambio de carril y control de crucero adaptativo, pantallas táctiles de gran formato con gráficos de calidad y manejo rápido e intuitivo… Eso sí, cuanto más llenemos la lista de extras más subirá el precio final del vehículo. Nuestra unidad de pruebas se quedó a las puertas de los 80.000 euros.
Hasta hace poco yo pensaba que las fábricas chinas de coches europeos, fabricaban sólo para China o resto de Asia. Esto es así. El Volvo XC90 que se vende en todo el mundo (obviamente, Europa incluida), ya no se fabrica en europa. El Volvo XC90 es made in China. Eso no lo hace peor coche. Yo creo que sigue siendo un coche magnífico. Pero me molesta que un coche que cuesta entre 53 900 y 126.941,10 euros... se haga en una fábrica CON MANO DE OBRA CHINA... con lo que eso supone en cuanto a coste de personal. Los Volvo cuestan MÁS ahora, que cuando hace un tiempo, se fabricaban en Europa. Además de todos los puestos de trabajo que, en vez de quedarse en Europa... se quedan en China. Bueno, supongo que nadie pensaba realmente que el hecho de que Geely comprase Volvo, era sólo con intención de ganar los beneficios que pueda dar la marca. Al parecer, en un futuro próximo tienen intención de trasladar las oficinas centrales (la sede corporativa), y el centro de diseño, también a China (Zhangjakou). Aunque eso no lo puedo confirmar. En mi opinión, una gran pena. ¿conocéis otros modelos que la gente crea que son europeos, que realmente sean fabricados en Asia?
#507 Esto no es así (me he dejado el no)
#507 En China no sólo se ahorran costes en mano de obra, se ahorra en todo, calidad de materiales incluida. Si Volvo va a fabricar allí, también se tendrá que abastecese de industria auxiliar china de componentes de automóvil, que a su vez también querrán reducir costes al máximo y, en vez de poner inyectores Bosch, ponen unos marca Nisu. Total, el comprador final cuando va al concesionario, si acaso le da por preguntar dónde se fabrica ese coche, el comercial le dirá todo convencido En Suecia, dónde si no y el cliente tan contento.