Renovado a fondo
Honda ha renovado la estética del CR-V, uno de sus dos buques insignia -el otro es el Civic y en septiembre serán tres cuando llegue el HR-V- en el mercado europeo. No se trata de una transformación profunda sino de un rediseño de media vida que la marca ha aprovechado para refrescar la estética del modelo y para dotarle de un nuevo motor diésel de 160 CVdesarrollado a partir del mismo bloque de 1,6 litros del ya existente propulsor de 120 CV.
Los cambios estéticos se inician en la parte delantera con un nuevo diseño de la parrilla y los parachoques y el montaje de los faros diurnos de LED. Esta misma tecnología se utiliza para los pilotos traseros. Como es habitual en este tipo de restylings, en el CR-V cambia todo aquello que puede cambiar sin afectar a la estructura del vehículo, que se mantiene sin cambios y así, son nuevos también el parachoques trasero y el diseño de las llantas de aleación. Con todo ello se consigue cambiar la imagen del coche, especialmente cuando lo vemos de frente.
Puesto que no hay cambios estructurales, las dimensiones de este SUV de tamaño medio se mantienen. El CR-V, un modelo de cinco plazas, mide 4,60 metros de largo por 1,82 de ancho y 1,68 de alto. Estas generosas medidas le proporcionan una muy buena habitabilidad trasera. El espacio en las plazas posteriores es de los mejores del segmento y facilitan un uso familiar de este vehículo.
En los coches actuales, la banqueta trasera suele estar pensada para dos plazas dejando un hueco en el centro para alojar un tercer pasajero de manera circunstancial. La mayoría de coches tienen una plaza central que, por la presencia del túnel de transmisión y un respaldo muy duro no suele ser muy cómoda.
Si os fijáis en la imagen de las plazas traseras veréis varias cosas interesantes; unas buenas y otras no tanto. Por ejemplo, la distancia entre filas es muy amplia y también se observa que el piso es totalmente plano, lo que resulta muy positivo para el ocupante de la plaza central, que puede poner los piés donde desee. Observad no obstante que en la parte central de la banqueta no hay respaldo propiamente dicho sino que éste no es otra cosa que el apoyacodos extraíble y que, donde termina éste, empieza el reposacabezas. Ello da una idea de que esa plaza no es demasiado confortable y que, por lo tanto, lo ideal es situar en ella a un niño con su sillita o su elevador. Por anchura, dicho sea de paso, no hay problema para ocupar las tres plazas.
En la parte delantera del habitáculo encontramos un salpicadero con pequeños cambios, entre ellos el filete cromado que lo recorre de lado a lado entre el equipo de climatización y la palanca del cambio, situada en una posición elevada, muy práctica por su facilidad de accionamiento.
La pantalla central de 7 pulgadas es táctil y funciona con el sistema Android, de manera que es compatible con el software Mirror Link pero sólo en entorno Android. El que tenga iPhone podrá conectarlo vía Bluetooth pero no podrá utilizar las funcionalidades del Mirror Link ya que, de momento, no es compatible con el entorno iOs. Una vez conectado el teléfono, puede utilizarse sin problemas pero he de admitir que he probado otros sistemas más fáciles e intuitivos. Encontrar algunos elementos en el interface del CR-V no resulta fácil y requiere acostumbrarse a su funcionamiento más que en otros sistemas parecidos.
La pantalla se acompaña de otra más pequeña en la parte superior para el ordenador de a bordo y el sistema de reconocimiento de señales. Esta es la pantalla que en muchos otros modelos está situada en el centro de la instrumentación, algo que en el CR-V no es posible ya que tiene un velocímetro central de gran tamaño acompañado de otros instrumentos auxiliares a ambos lados.
El ordenador de a bordo se controla mediante teclas en el volante y, de nuevo, no es precisamente un modelo de intuición. Ahí, Honda debe mejorar ya que el Civic acusa el mismo problema. El navegador, de la marca Garmin, funciona en cambio de manera muy satisfactoria y es uno de los navegadores embarcados más precisos que hemos probado últimamente, con indicaciones fáciles de entender y una notable anticipación en las mismas. Otro punto positivo es que en el cajón central bajo el apoyacodos, dispone de dos entradas de USB y una de HDMI, algo muy poco habitual.
Un coche con buenas sensaciones de calidad
Por lo que respecta al acabado y la calidad de materiales, ambos resultan más que correctos. La mayoría de mandos son agradables y están bien situados, el coche tiene una climatización muy eficaz y la instrumentación es completa. A nivel de calidad, con Honda sucede algo similar a lo que pasa con otras marcas japonesas, especialmente con Mazda. La impresión no es de un interior lujoso pero sí que, al utilizar el coche, se tiene la sensación de que va a durar muchos años.
El maletero del CR-V es realmente grande. Tiene una capacidad de 589 litros, que son muchos pero además, tiene un portón que abre muy abajo, lo que facilita la carga de objetos pesados y pese a que los pasos de rueda son grandes y no se aprovecha el espacio entre estos y el portón para ofrecer huecos para dejar objetos, el espacio es diáfano y muy cuadrado, ideal para cargarlo a tope.
Los asientos traseros se abaten asimétricamente a la antigua, es decir, elevando primero la banqueta y abatiendo luego el respaldo. Esta maniobra puede hacerse mediante unos tiradores situados en el propio maletero. Con ello se consigue que la superficie resultante esté enrasada con el piso del maletero, lo que facilita situar objetos largos planos sobre el piso. El estor cubre-equipajes puede situarse junto al portón cuando no se utiliza -hay un hueco para ello- y en esta versión, el accionamiento del portón es eléctrico, novedad en esta actualización del CR-V. Finalmente, debajo del piso encontramos una rueda de recambio temporal. No es lo ideal pero teniendo en cuenta que éste coche es 4x4 y permite circular por pistas, prescindir del famoso kit de reparación de pinchazos en favor de una rueda, aunque sea temporal, es una buena idea.
Para completar el repaso al habitáculo, resaltar que esta versión Executive, tope de gama, cuesta 36.900 euros aunque hay un CR-V con este motor en acabado Elegance por 32.300 y otro intermedio, el Lifestyle, facturado a 34.300. En todos los casos hablamos de la versión de 160 CV con tracción a las cuatro ruedas. Con tapicería de cuero, asientos de regulación eléctrica, techo de cristal panorámico, llantas de aleación de 18 pulgadas, navegador y portón trasero eléctrico, poco más se puede pedir a un coche de este tipo.
Suscríbete a la newsletter
Si quieres estar al día de nuestras noticias, tienes que tener una cuenta en coches.net.
Las opciones son pocas. Por 1.800 euros, Honda añade el paquete Sensing de ayudas a la conducción con advertencia y mantenimiento de carril, detección de vehículos en el ángulo muerto, alerta de tráfico cruzado trasero (por cierto, con una cámara de marcha atrás que permite tres modos de visionado), advertencia de colisión, identificador de señales de tráfico y control de crucero activo. Todos estos sistemas funcionan correctamente. El mantenimiento de carril no es excesivamente intrusivo y el más escandaloso es el sistema de advertencia de colisión, que llega a asustar en algún momento cuando no te esperas que vaya a entrar en acción. La otra opción disponible en este acabado es la pintura metalizada que cuesta 500 euros.
Un nuevo motor con menos cilindrada y más potencia
La otra gran novedad en este CR-V es, sin duda, el motor. La segunda variante del excelente propulsor 1.6 diésel que ya habíamos alabado en su versión de 120 CV nos llega ahora con 160. Este motor sustituye en la gama al anterior propulsor de 2,2 litros que rendía 150 CV (hubo una versión de 180 CV de este mismo motor pero sólo llegó a montarlo el Accord).
Este motor se combina con un cambio manual de seis marchas a la espera de que, muy pronto, esté disponible también con un cambio automático de 9 marchas que supondrá un plus de 2.200 euros. Motor y cambio combinan muy bien, con una buena respuesta al acelerador en marchas cortas, bastante par (iguala al anterior 2.2 en este punto aunque la sensación es de que está menos disponible en baja) y un rendimiento en alta correcto.
La verdad es que este motor es igual de agradable de conducir que el de 120 CV, con la elasticidad como mejor virtud. Tiene menos respuesta en alta que antes y eso se nota en las prestaciones pero es muy agradable de utilizar y no exige usar en exceso el cambio para mantenerle en un mejor momento de par. El CR-V acelera de 0 a 100 km/h. en 9,9 segundos y alcanza una punta de 202 km/h con un consumo medio teórico de 4,9 l/100 km. La realidad, como es habitual, es algo diferente.
Si conducimos en autopista a velocidad legal y tirando de marchas largas, nos acercaremos a esa media (a mi me salieron 5,4 litros en un viaje de más de 200 kilómetros) pero en un uso ciudad-carretera-autopista, con la familia a bordo, usando el climatizador y no buscando una conducción económica, el consumo se estabilizó en unos siete litros que, para un coche de este segmento y este peso, tampoco es nada desproporcionado. No son los 4,9 que anuncia, por supuesto, pero es de los coches más económicos del segmento entre los que ofrecen tracción a las cuatro ruedas.
Confortable y eficaz
El comportamiento del coche es sano. Tiene un aplomo muy elevado en autopista y autovía, donde presenta un elevado confort de marcha. La suspensión está muy bien resuelta y aunque prioriza el confort, contiene perfectamente los balanceos de carrocería si no realizamos acciones bruscas de volante. La verdad es que es uno de esos coches con los que apetece hacer kilómetros y que proporcionan una notable sensación de dominio sobre el tráfico, tanto por su posición de conducción elevada, aunque menos que en otros SUV, como por su estabilidad lineal.
En carreteras de montaña es más ágil que otros coches de su estilo aunque se nota su peso elevado (son 1.630 kilos en vacío). La dirección es muy precisa, los frenos son algo justos y la calidad de tracción, al contar con la transmisión integral es perfecta ya que, además, el par del motor a medio régimen no compromete en ningún momento el agarre de las gomas. La contención de los balanceos ayuda también a disfrutar al volante de manera que no es un coche que haya que conducir a la defensiva, evitando determinados movimientos para no marear a los pasajeros.
Pese a no tratarse de un todoterreno, el CR-V permite hacer pistas sin problemas. Le faltan elementos como un control electrónico de descensos o una primera algo más corta para enfrentarse a algún que otro obstáculo y no es un SUV que destaque por su altura libre al suelo, limitada a sólo 16,5 cm cuando la media en este segmento es de 18.
Respetando esa altura libre y no arriesgando a dañar los neumáticos, poco apropiados para uso off-road, el CR-V permite aventurarse en pistas sin excesivos problemas lo que acaba de completar un coche muy polivalente, funcional, equilibrado y de calidad. Un coche, en definitiva, con las cualidades que busca todo comprador de un SUV de estas características.
Por todo lo expuesto, el CR-V ratifica sus cualidades de coche familiar con buena habitabilidad, buen maletero, notable calidad de construcción y buen conjunto motor transmisión. Dentro de la categoría de los SUV medios -sin entrar en el mercado premium- es uno de los modelos más interesantes por su vocación 100% asfáltica, su funcionalidad, su consumo y su elevado nivel de equipamiento. Evidentemente hay otros modelos más grandes, que ofrecen siete plazas, que no cuestan tanto dinero, que corren más o que pueden llegar a equiparse con más elementos pero en ningún caso cumplen todas las premisas citadas de manera que el CR-V, que basa su éxito en su equilibrio, es una de las elecciones más racionales del mercado para el cliente que busque un coche de este tipo.
¿Quieres probar el Honda CR-V?
Este comentario ha sido eliminado.