Un contexto en el que los coches con total autonomía circulen por nuestras calles, sin conductores al volante, está cada vez más cerca de poder hacerse realidad, gracias al progreso tecnológico aplicado a la automoción, que avanza a pasos agigantados. La DGT ya trabaja en un borrador futuro que regule este tipo de conducción.
Tanto en el Reglamento General de Circulación como en la Ley de Tráfico y Seguridad Vial, queda patente la necesidad de su adaptación cuando incide en la idea del conductor humano como centro neurálgico de la norma. Con el cambio de paradigma tecnológico que se avecina, la normativa iba camino de la obsolescencia, de ahí la necesidad de trabajar en un nuevo marco legal.
Una normativa que necesita ajustarse a un nuevo escenario tecnológico
La Ley ya fue actualizada en marzo de 2022, incluyendo por primera vez algunas menciones a los coches automatizados, indica que el marco regulador de esta tecnología siempre va a ser competencia del Estado y que la Jefatura Central de Tráfico sería responsable de llevar un estricto registro de todos y cada uno de estos vehículos de conducción automática, contando con la notificación obligatoria por parte de sus legítimos dueños.
La Sociedad de Ingenieros de Automoción (SAE Internacional) introdujo hace 10 años una clasificación de 6 niveles para definir los diferentes grados de automatización de los coches autónomos. Teniendo en cuenta que, se prevé que los vehículos de nivel 4 circulen con normalidad en nuestro país a medio o corto plazo, la necesidad de establecer un marco normativo que se adapte a estas nuevas circunstancias se antoja como indispensable.
Los vehículos de conducción autónoma
Estos vehículos de conducción autónoma se clasifican según la capacidad del automóvil para ejecutar tareas con menor o mayor dependencia de la intervención del factor humano. Aunque es importante señalar que en ciertas situaciones podría requerir la participación del conductor. En definitiva, un vehículo completamente autónomo se caracteriza por su habilidad para desplazarse sin la necesidad de supervisión directa por parte de un conductor.
Los coches autónomos cuentan con sistemas de posicionamiento que posibilitan la ubicación precisa del vehículo en cualquier contexto cartográfico digital. También están equipados con sensores con la capacidad de detectar cualquier elemento físico del entorno del vehículo. Complementando estas funciones, se incorporan procesadores capacitados para analizar, descifrar y entender la información y diversas soluciones tecnológicas para llevar a cabo las maniobras que el vehículo necesite en cada situación.
Los vehículos autónomos de nivel 4, según la clasificación de la SAE Internacional, son ya una realidad. Este nivel contempla una automatización alta, ya que el vehículo puede funcionar de manera autónoma sin la intervención de un conductor. El ser humano, en este punto, ya no sería el máximo responsable de la conducción, siempre que el vehículo se encuentre dentro de su contexto natural de funcionamiento.
Los cambios que la DGT prevé a medio plazo
Susana Gómez, subdirectora general adjunta de Vehículos de la Dirección General de Tráfico, señaló el pasado noviembre la necesidad de introducir cambios en los reglamentos para acomodar la norma a los vehículos autónomos. En relación al Real Decreto que regulará los coches autónomos, Gómez señalaba que se trata de un documento técnico que establecerá las premisas tecnológicas adecuadas para que estos vehículos puedan ponerse en circulación con seguridad jurídica.
En el Reglamento general de Circulación se van a incorporar dos artículos como principal novedad. El 3 bis que señala al sistema de conducción autónoma como conductor del vehículo autónomo, mientras que subraya la obligatoriedad de utilizar estos coches en su contexto operacional específico, y el 18 bis, que determinará las obligaciones referentes al vehículo y a sus titulares. En el Reglamento de Circulación se incorporará un nuevo anexo (V) que incluirá las normas y condiciones particulares de circulación de estos vehículos.