Los datos arrojan que pasaremos, de media, unos ocho años de nuestra vida trabajando. Conseguir un buen trabajo es fundamental para llevar una vida plena y satisfactoria en la que pasar por la oficina no consuma nuestra energía ni felicidad.
Pero, ¿qué es exactamente un buen trabajo? Solemos pensar que uno en el que se obtengan altos ingresos que nos permitan vivir sin la soga al cuello, pero tan importante como esto es sentirse realizado con lo que hacemos, valorado y, sobre todo, motivado para levantarse cada mañana; y la motivación puede venir de dos fuentes: interna y externa.
La motivación y la automotivación
La automotivación es la que reside en nosotros y en las ganas que le ponemos a lo que hacemos. Cuando enfrentamos un trabajo, es importante tener disposición y ánimo para llevar a cabo nuestras obligaciones y cumplir así los objetivos. Esto es algo en lo que los departamentos de recursos humanos deben aprender a identificar en la selección de candidatos; solo de esta manera podrán conseguir al personal más motivado.
Pero no podemos olvidarnos de que la motivación en el trabajo depende también de factores externos; líderes y encargados deben aprender a reconocer que los empleados necesitan que se les proporcione un ambiente adecuado para seguir creciendo y que esa automotivación que traen de serie no termine apagándose con el paso del tiempo.
La productividad
Puede sernos útil conocer la definición de productividad, una medida económica que calcula cuántos bienes y servicios se han producido por cada factor utilizado (trabajador, capital, tiempo, tierra, etc) durante un periodo de tiempo determinado.
Cuantos menos recursos sean necesarios para producir una misma cantidad, mayor será la productividad y por tanto, mayor será la eficiencia. Por tanto, no podemos olvidar que los trabajadores son seres humanos que aportan valor a nuestra empresa, pero hasta el más entusiasta rendirá menos y dejará de ser productivo si no se encuentra con un lugar propicio en el que desarrollarse como profesional y como persona.
Conocer las circunstancias de nuestro concesionario servirá para identificar puntos fuertes y débiles y ver qué puede estar fallando y haciendo sentir incómodos a los trabajadores. Esto no es tarea fácil, pues hay que tener en cuenta que las circunstancias de un taller o concesionario cambian de manera muy rápida por el alto flujo de clientes que reciben.
Por tanto, teniendo en cuenta la flexibilidad que se requiere, en este artículo vamos a dar una serie de consejos genéricos para conseguir mantener motivado al personal de tu concesionario.
Conoce a tu equipo
Saber quienes forman parte de tu equipo y tratar a cada uno de ellos de manera individual para conocer sus inquietudes y circunstancias personales será de suma importancia para aprender a dar a cada uno de ellos las responsabilidades y atención requerida, también según su formación.
Hacer Team Building
Aunque el término suene muy moderno, lo cierto es que fue el sociólogo Elton Mayo el que, ya en los años 30, empezó a trabajar en esto bajo la idea de que tener unas buenas condiciones de trabajo y reconocimiento a los trabajadores aumenta su productividad. Por tanto, construir un equipo que se lleve bien no solo en la oficina sino también fuera de ella mediante la realización de actividades sociales puede ser de gran ayuda.
Conciliación
Establecer jornadas laborales que permitan conciliar la vida familiar y/o social con el trabajo, así como momentos de descanso y días libres, ayudará a reducir el estrés entre los trabajadores que, por tanto, volverán a su puesto con mucha más disposición. Hay repercusiones psicológicas, como el temido ‘burnout’, que se deben evitar a toda costa para seguir teniendo un equipo productivo.
Comunicación bidireccional
La transparencia y comunicación fluida es fundamental en los concesionarios -y por lo general, en cualquier empresa- para que no haya malentendidos. Que todo el equipo conozca la información más relevante para el desarrollo del trabajo en función de las condiciones que se vayan dando hará que los trabajadores se sientan más integrados. Además, esta debería ser bidireccional entre responsables y empleados.
Reconocimiento de objetivos cumplidos
A nadie le gusta sentirse una mera herramienta mientras está en el trabajo y es por eso que reconocer un trabajo bien hecho, una situación de esfuerzo o un objetivo cumplido marcará la diferencia entre que un trabajador se sienta motivado o no. Los incentivos pueden llegar de muchas formas y no necesariamente ser los mismos para todos; como decíamos al comienzo de este texto, cada miembro del equipo suele tener unas circunstancias personales.
Gestión de crisis
Al igual que el reconocimiento de objetivos es fundamental para motivar a los empleados y que sientan que son útiles y recompensados, también es importante que todos sepan responder a los errores y situaciones de crisis que seguramente se darán en determinadas ocasiones. Ahora bien, la política del miedo no suele ser la mejor alternativa para ello, ya que en estas circunstancias suelen necesitarse reacciones rápidas y el miedo solo paraliza. Es mejor establecer un plan de acción ante estos casos que todos conozcan y ejecutarlo adecuadamente cuando llegue el momento.
A modo de resumen, podemos afirmar que para mantener motivado al personal en el concesionario necesitaremos conocer a las personas, escucharlas, hacerlas sentir parte del negocio y humanizarlas. La formación, los descansos y el respeto por su vida personal jugarán un papel muy importante en todo este proceso.