La correa de distribución es un elemento crítico para el funcionamiento de un motor de combustión. Si se rompe, el motor perderá su sincronización provocando daños irreparables en algunos componentes. Por ello, cambiarla es una de las tareas de mantenimiento más importantes para cualquier vehículo. Si no se hace a tiempo y deriva en rotura, la reparación resultará una operación realmente costosa para el bolsillo del usuario.

Recordemos que la correa de distribución es una tira de caucho reforzada con fibras de alta resistencia que sirve para asegurar la correcta sincronización de los sistemas mecánicos del motor, es decir, el cigüeñal, el árbol de levas, los inyectores y la bomba de agua. La correa de distribución se reconoce fácilmente por ser plana (por su cara externa) y dentada (por su cara interna), esto con el fin de acoplarse correctamente a los piñones de los engranajes.

¿Cuándo se debe cambiar la correa de distribución?

La corres de distribución necesitará un cambio apenas muestre señales de mal estado. Sin embargo, para no llegar a una situación límite, los expertos recomiendan cambiarla periódicamente. Esa periodicidad depende de cada fabricante o del modelo del coche, y está especificada con precisión en el libro de mantenimiento del vehículo. Se puede tomar como referente alguno de estos dos valores:

  • El kilometraje: es el valor más fiable para estimar su deterioro. Los plazos indicados por los fabricantes pueden ir desde los 60 000 km hasta los 150 000 km, aproximadamente.
  • La antigüedad del vehículo: aunque no se haya alcanzado el kilometraje propuesto por el fabricante, cambiarla cada cinco o seis años es una medida prudente para evitar males mayores.

Además, hay algunos condicionantes que se deben tener en cuenta, puesto que podrían contribuir al deterioro acelerado de la correa de distribución:

  • El entorno de circulación: las áreas urbanas, donde es preciso cambiar continuamente de marcha y mantener el motor al ralentí, suponen un castigo adicional para la correa de distribución. Por ello, según diferentes cálculos, el plazo para el cambio de este componente debe acortarse un 20 %.
  • Las condiciones ambientales del vehículo: el clima extremo por frío o calor castiga los componentes de un motor de combustión, entre ellos, la correa de distribución. Lo mismo ocurre con los altos niveles de contaminación o ambientes con abundante presencia de impurezas, como el polvo.

Síntomas de una correa de distribución en mal estado

Correa de distribución: qué es y cuándo hay que cambiarla

Las correas de distribución rara vez se rompen sin dar un aviso previo. Es por ello que es importante que el conductor conozca cuáles son los síntomas que podrían dar indicios de su mal estado. La buena noticia es que no necesitas conocimientos de mecánica para reconocerlos. Basta con prestar atención a las siguientes señales y recordar que se pueden producir ya sea en marcha o al ralentí:

  • Ruido extraño y constante
  • Vibraciones y temblores
  • Dificultad para arrancar

También es posible descubrir algunas pistas mediante el examen visual de la correa (siempre con el motor apagado). Si se aprecian grietas o áreas demasiado brillantes, es recomendable acudir al taller cuanto antes. La aparición de alguno de esos síntomas puede indicar que la correa está desgastada, que su tensión no es la correcta, que está desviada o que los dientes de su cara interna están perdiendo la forma que les hace encajar adecuadamente en los piñones de los engranajes.

Si se rompe la correa de distribución, ¿a qué me atengo?

La rotura de la correa de distribución supone una avería crítica para cualquier vehículo, pues sin ella no puede circular: si se rompe en marcha, los golpes y el traqueteo procedente de las válvulas y los pistones del motor serán notorios, obligando al conductor a detener el vehículo inmediatamente. Tras ello, el motor ya no arrancará. En ese caso, la recomendación es llamar a una grúa y trasladar el vehículo al taller.

¿Lo peor? Como conductor, recibirás una noticia nada agradable. Y es que, lo más probable es que haga falta algo más que instalar una nueva, ya que podría haber otros componentes dañados, como los pistones y válvulas, e incluso los tensores y la culata, entre otros. El coste de esta reparación, mano de obra incluida, dependerá del alcance de los daños, pero podría superar los 2000 € en algunos casos.

Precio de cambiar una correa de distribución

El precio de cambiar una correa de distribución ronda los 400 €, aunque con importantes oscilaciones en función del modelo y el taller reparador. El cambio de una correa de distribución desgastada tiene un coste muy inferior a la reparación que se debe hacer cuando se rompe.