La crisis de microchips está afectando a diversas industrias, aunque una de las peor paradas es la del automóvil. Esto se debe a que el sector emplea sistemas avanzados de última generación en sus vehículos, tanto para facilitar la conducción y mantener a los usuarios seguros como para reducir su huella de carbono.
En sí, la escasez supone un problema que pone sus manos sobre toda Europa, aunque no se puede negar que España, como octavo productor de coches a nivel mundial, ha sufrido el impacto de manera significativa.
La crisis del sector de la automoción en cifras
Según la información registrada por ANFAC, de las fábricas españolas salieron unos 178 000 vehículos durante el mes de septiembre, lo que conlleva un descenso importante (de un 32 %) en su producción con respecto a septiembre de 2020. Teniendo en cuenta que el año anterior pasamos por un estado de emergencia de salud pública, podríamos comparar los datos aportados con los de septiembre de 2019 para tener un mayor panorama. Al hacerlo, notamos una bajada del 25 %.
Si hablamos del acumulado del año, las fábricas españolas habrían sumado 1,59 millones de unidades, lo que equivale a un incremento sutil que no llega al 4 % con respecto al mismo periodo de 2020; año sujeto a restricciones en la movilidad y al parón de la actividad económica.
Los turismos y todoterrenos han sido los más lastimados dentro de la producción nacional con un descenso del 31 %. En cuanto a los vehículos comerciales e industriales, el descenso fue aún peor (35 %).
Escasez importante de materias primas y vehículos
Dos años atrás, la pandemia del coronavirus aún no había asolado al mundo, por lo que la actual crisis del sector del automóvil debe compararse con 2019. Esto nos permitiría apreciar mejor sus verdaderas consecuencias. Como ya hemos mencionado, durante los nueve primeros meses de 2021 se fabricaron en España 1,59 millones de vehículos, lo que se traduce en una caída importante del 25 % frente al mismo periodo de 2019.
La crisis de microchips también ha afectado las exportaciones de los mercados europeos, dando lugar a un descenso del 30 %. Si lo comparamos con septiembre de 2020, tanto Italia como Francia, Alemania y Reino Unido han acumulado descensos similares en las entregas de coches nuevos, haciendo que la demanda vaya en detrimento.
¿Cuál es la previsión para el futuro?
La situación que atraviesa la industria automotriz no es algo puntual, todo lo contrario. De hecho, si nos fijamos, el periodo inicialmente estimado se está alargando en el tiempo desde finales de 2020.
Durante el año 2021, hemos sido conscientes de cómo la escasez de semiconductores ha afectado a la producción de todo tipo de automóviles, obteniendo como resultado pocos vehículos en los concesionarios. La actual crisis está reduciendo notablemente el ritmo de fabricación y, por tanto, también el de venta. Tanto es así que los usuarios deben enfrentarse a retrasos significativos en la entrega de vehículos.
Las estimaciones no son demasiado esperanzadoras. Se cree que los niveles de producción no volverán a normalizarse hasta finales de 2022, o incluso principios de 2023. Estamos ante una situación coyuntural que amenaza con quedarse un tiempo más por la falta de chips; crisis que no ha sido solucionada y que posiblemente siga afectando a la cadena de producción y a la propia industria de la automoción.