Actualmente, los coches eléctricos siguen teniendo un coste más elevado que los equipados con motores de combustión interna. Sin embargo, la diferencia cada vez es menor, lo que permite amortizar su precio mucho antes. Esto es especialmente significativo en el caso de las empresas que trabajan con amplias flotas de vehículos, las cuales pueden ahorrar cantidades muy importantes.
Flota eléctrica: un importante ahorro de combustible
Un dato esencial: de media, un vehículo eléctrico es capaz de recorrer 100 kilómetros con un coste aproximado de 1,50 euros. En cambio, para recorrer esa misma distancia, un coche de gasolina requiere en torno a 8 euros. Aproximadamente, cinco veces más.
Es cierto también que un coche eléctrico puede costar entre 5000 y 15 000 euros más que uno de gasolina o diésel. No obstante, esa brecha puede reducirse notablemente gracias a las ayudas del Plan MOVES III. Además, dada la diferencia de gasto en combustible, los plazos de amortización cada vez son más reducidos.
Un solo vehículo eléctrico puede ahorrar entre 2000 y 3000 euros a las empresas españolas
España se pone a la altura de Dinamarca y Francia a nivel de ahorro proporcionado por este tipo de vehículos respecto a los de combustión interna.
Evidentemente, el nivel de ahorro viene dado, en gran medida, por los precios de la electricidad y de los combustibles fósiles en cada país. Por ejemplo, las empresas del Reino Unido son las que más han disfrutado de las ventajas de este tipo de movilidad, al alcanzar la cifra de 3800 euros de ahorro. Le sigue Países Bajos, con 3500 euros.
Una inversión extremadamente rentable a largo plazo
En España, el precio medio de un coche eléctrico es de, aproximadamente, 8000 euros más que uno de gasolina, considerando que se trate del mismo modelo y que ofrezca prestaciones similares. A tenor de lo expuesto anteriormente, esa diferencia se puede amortizar en un período de entre tres y cuatro años.
En cualquier caso, el número de kilómetros realizados y el ahorro en combustible no son los únicos aspectos a tener en cuenta. Además, la mecánica de los vehículos eléctricos es mucho más sencilla que la necesaria en los de combustión interna, lo que también supone una reducción de costes de mantenimiento.
Por si fuese poco, los coches eléctricos pagan menos impuestos. Por ejemplo, están exentos del impuesto de matriculación y, en muchos supuestos, del impuesto sobre vehículos de tracción mecánica.
Flota eléctrica: una alternativa que también beneficia al medioambiente
De media, cada coche eléctrico de empresa ha evitado el consumo de 5665 litros de combustible y la emisión de 15 toneladas de CO₂ a la atmósfera. Dada el alza en los precios de los carburantes durante 2023, el ahorro en Europa ha sido de casi 3600 euros por vehículo.
Todos estos datos se han traducido en que, la electrificación de las flotas se haya convertido en una prioridad para las empresas. Asimismo, invita a dar el paso lo antes posible, ya que no solo es una opción excelente para los negocios, sino también para el planeta. Queda claro que cada vez estamos más cerca de dejar de depender de los combustibles fósiles.