No cabe duda de que el futuro de la automoción está claramente ligado al vehículo eléctrico. La reducción de las emisiones de gases se ha convertido en una prioridad, y por eso Europa se ha volcado en la transición hacia la movilidad eléctrica. No obstante, no todos los elementos básicos y necesarios resultan fáciles de obtener. Muchos de estos materiales cotizan al alza, pues su existencia es limitada.

Los 5 elementos básicos e indispensables para la producción de coches eléctricos

En 2030, las emisiones de CO₂ deberían reducirse en un 55 %. Lograrlo, por supuesto, solo será posible si se dejan de vender coches nuevos con motor de combustión. Para la producción masiva de vehículos eléctricos, no obstante, elementos como el litio, el níquel, el cobalto, el galio o algunas tierras raras son imprescindibles. ¿Disponemos de ellos?

La enorme importancia del litio

Aunque el litio tiene muchos usos, en el campo de la automoción se erige como pieza fundamental a la hora de producir baterías para coches eléctricos gracias a su capacidad de almacenar energía. Actualmente, este elemento químico puede ser obtenido en Europa, ya que el continente cuenta con numerosos yacimientos. No obstante, gran parte del litio europeo no puede ser aprovechado sin ser enviado fuera para su transformación. Así, aunque existe gran potencial, Europa todavía depende de otros países para su uso. El litio que se está empleando ahora mismo proviene de Australia, Chile y Argentina.

Hay que producir más níquel

Las cifras de níquel de origen europeo parecen algo más optimistas. Este mineral, muy necesario para las celdas de las baterías eléctricas, puede ser obtenido en dos países europeos. Finlandia acumula gran parte de la producción, mientras que Grecia también aporta cantidades algo más modestas. Así, en la actualidad, contamos con una producción anual de entre 50 y 60 kilotones. Como podemos ver, la cifra todavía se aleja del requerimiento de entre 650 y 700 kilotones que, según se prevé, serán necesarios en 2030.

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Europa, carente de cobalto

A diferencia del litio o el níquel, Europa no dispone de su propio cobalto. De hecho, gran parte de la producción mundial, entre un 60 y un 70 %, procede de la República Democrática del Congo. Lo que queda viene de lugares como Finlandia o la Guayana Francesa. El futuro, no obstante, parece pasar por su reciclaje, ya que económicamente resulta factible. Esto puede suponer, en años venideros, que se pueda satisfacer su creciente demanda.

La difícil obtención del galio

Como elementos de alta tecnología que son, los coches eléctricos requieren de los llamados semiconductores, elementos que comprenden diferentes tipos de microchips. Y son precisamente estos componentes los que, en muchas ocasiones, requieren galio para su fabricación. Es aquí donde nos topamos con un verdadero problema: el galio, un metal blando y plateado, es difícil de obtener y, por tanto, su extracción es cara. Cabe señalar que, a día de hoy, hasta el 80 % de la producción proviene de China.

¿Qué son las tierras raras?

Europa depende del gigante asiático a la hora de fabricar coches eléctricos, pero eso no se debe únicamente al galio. Y es que, según se calcula, un 98 % de tierras raras importadas por nuestro continente son originarias de China. Tierras raras es el nombre común que recibe una serie de 17 elementos difíciles de encontrar en forma pura. De estos, el neodimio, el terbio o el disprosio resultan imprescindibles para la construcción de los imanes permanentes que requieren los vehículos eléctricos. Además, se estima que su demanda se multiplicará por diez en los próximos 20-30 años.

Aunque la transición a la movilidad eléctrica se ha convertido en prioritaria, Europa todavía tiene muchos desafíos por delante. La obtención de los elementos básicos e insustituibles para la producción de coches eléctricos todavía es un obstáculo y, por eso, la cooperación internacional se ha convertido el elemento clave para garantizar un futuro más sostenible.