Desde la entrada en vigor del estado de alarma la circulación y el tráfico se han reducido drásticamente, tanto en ciudad como en carreteras interurbanas, pero existe una serie de colectivos (cuya actividad es esencial) que siguen al frente y a quienes afecta esta situación. Coches.net, portal de motor líder en España, analiza cómo afecta la situación actual. No hay duda de que el estrés, la ansiedad y la fatiga afectan a la capacidad de conducción, aumentando el riesgo de siniestralidad.

  • Estrés al volante. Según datos de la Dirección General de Tráfico (DGT) en marzo hubo 48 siniestros mortales en vías interurbanas con 54 fallecidos (casi un 50% menos que en el mismo mes de 2019) y 9 accidentes mortales con 13 fallecidos en los primeros días de abril. La amenaza del coronavirus sobre la población hace que cada salida de casa conlleve riesgos por ello, “llevar las medidas de protección adecuadas aumentará la tranquilidad y reducirá el nivel de estrés en la conducción”, aseguran desde coches.net. Para rebajarlo también conviene dormir las horas adecuadas, así como evitar la automedicación y la ingesta de bebidas estimulantes como café o alcohol.
  • Mantén el miedo a raya.  A veces, no es tan sencillo controlar las emociones o enfrentarse a una situación desconocida, una amenaza o un desafío. Situaciones que pueden aparecer ante cualquier conductor de forma habitual pero que debido al estado de alarma pueden desbordar a cualquiera.
  • Sentir ansiedad. El miedo al contagio también provoca ansiedad. Para tratar de controlar esta emoción, antes de iniciar la marcha conviene respirar y visualizar la ruta. Además, es recomendable encontrar una buena postura sentados al volante para facilitar la respiración.
  • Deficit de atención. Las calles vacías son una de las ventajas que ha traído esta situación. Sin apenas vehículos en las carreteras, el estrés del ruido y del tráfico intenso se ha reducido de forma considerable. La velocidad media es más constante, no hay tráfico en los cruces y a menor velocidad se llega incluso antes al destino. Sin embargo, no hay que bajar la guardia al volante. Para evitar despistes innecesarios hay que mantener el nivel de concentración habitual en la conducción.

Si la situación de estrés se alarga en el tiempo las consecuencias pueden afectar a la conducción  de manera negativa, llegando a manifestarse una conducción agresiva, menos tolerante o un aumento de las distracciones”, afirma Marcel Blanes, responsable de Relaciones Institucionales de coches.net.

En definitiva, la ansiedad, el miedo o la presión no son buenos aliados de la conducción cuando provocan distracciones, agresividad o agotamiento. Por ello, intentar mantener una actitud positividad y empatizar con la situación es fundamental para intentar manejar el estrés en este tipo de situaciones excepcionales.