Nuestro coche cuenta con una serie de elementos que resultan de vital importancia para su correcto funcionamiento, y los filtros son un claro ejemplo. Son los encargados de mantener el motor en buen estado, ya que evitan el acceso de toda clase de impurezas. Y es debido a eso, precisamente, que de vez en cuando tendremos que cambiarlos. Por suerte, su renovación no es algo que nos vaya a costar mucho dinero, y tampoco se convertirá en una tarea titánica. Veamos, a continuación, qué filtros tiene nuestro vehículo y cada cuánto tiempo deberemos renovarlos para que cumplan con su cometido de la forma adecuada.

Qué filtros debemos tener en cuenta

Para que un vehículo pueda funcionar sin problemas, necesita al menos cuatro filtros que resultan totalmente esenciales. Y, por supuesto, cada uno cuenta con una función específica. Estos son los siguientes:

  • Filtro de aceite: tal vez sea el más conocido, y su misión es la de mantener el aceite del motor totalmente limpio. Es el que recoge cualquier impureza que circule por el motor, y también evitará que virutas metálicas se muevan y dañen los mecanismos.
  • Filtro del combustible: este filtro suele colocarse entre el depósito y las rampas de inyección, y su cometido no es otro que el de evitar que pasen las impurezas y la suciedad y, de este modo, evitar obstrucciones en el motor. Además, permitirá evitar que el agua de la condensación se cuele en el sistema de inyección.
  • Filtro del aire: este filtro se coloca para proteger el motor de elementos del exterior, como el polvo o la arena, y así evitar daños en el motor. Será necesario mantenerlo en buen estado si queremos que la mecánica de nuestro coche permanezca limpia.
  • Filtro del habitáculo: a diferencia de los otros, el filtro del habitáculo no se encarga de proteger el motor. Sin embargo, es igual de importante, ya que salvaguarda la salud del conductor y de los ocupantes al retener cualquier material contaminante del propio vehículo, como partículas desprendidas del combustible. También sirve para protegerlos del pólen.
El Lynk & Co 08 es un SUV híbrido enchufable de tamaño medio desarrollado sobre una plataforma conjunta con Volvo

Cuándo debemos cambiar estos filtros

Ante esta pregunta no vamos a encontrar una única respuesta, porque hay diversos aspectos a tener en cuenta. La explicación fácil, por supuesto, es que deben cambiarse cuando estén en mal estado. Podemos, por ejemplo, comprobar si el filtro de aire está especialmente ennegrecido, o si el vehículo consume más de lo normal. Por otro lado, un exceso de humo en el tubo de escape puede ser una clara señal de un filtro del combustible deficiente.

Por otro lado, podemos atenernos a lo que indique el libro de mantenimiento de nuestro vehículo, ya que ahí se señalará la frecuencia con la que se debería proceder al cambio de filtros. Por lo general, los filtros que deberemos cambiar con más frecuencia son los del aire y del aceite, ya que tendríamos que hacerlo cada 15 000 km, en el caso del primero, y cada 10 000 para el segundo.

El filtro del habitáculo, por otro lado, debería cambiarse cada dos años. Y, por lo que respecta al del combustible, dependerá del tipo de coche que tengamos. Si es de gasolina, deberemos renovarlo cada 80 000 kilómetros. Y, si es diésel, cada 50 000.

Otras señales

Por último, tengamos en cuenta otros indicadores típicos. Ya hemos mencionado lo que ocurre si hay un exceso de humo. No obstante, hemos de saber que una obstrucción en el filtro del combustible puede dar como resultado problemas para arrancar o sacudidas durante la aceleración. Además, notar olores desagradables dentro del coche puede ser consecuencia de un filtro del habitáculo sucio.

Pero, si hay una señal a la que podemos hacer caso, esta es la que nos ofrecen los testigos del salpicadero. Cada luz tiene su significado y, posiblemente, una nos esté avisando de algún problema en los filtros.