El pasado mes de noviembre, la Comisión Europea hizo público el primer borrador de la normativa Euro 7. Anunció las fechas de entrada en vigor: el 1 de julio de 2025 para los turismos y furgonetas y el 1 de julio de 2027 para autobuses y camiones.
Las nuevas exigencias de la normativa conllevarán, inevitablemente, un incremento en el coste de producción y, en consecuencia, de venta de los vehículos nuevos. Sin embargo, según un estudio de la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA) llevado a cabo por Frontier Economics, las previsión de la Unión Europea se han quedado muy cortas.
Un incremento de entre 4 y 10 veces más de lo previsto
La Comisión Europea estimó que el incremento en los costes de producción de los coches y furgonetas nuevos con motores de combustión tras la entrada en vigor de la normativa Euro 7 sería de entre 180 y 446 euros, dependiendo del uso de gasolina o diésel. Por otro lado, en el caso de los autobuses y camiones de gasóleo, situó la cifra en los 2.765 euros.
Sin embargo, la ACEA no opina igual. De hecho, en cuanto a los coches y furgonetas de gasolina y diésel, ha elevado el sobrecoste a 1.862 y 2.629 euros, respectivamente. En el caso de los autobuses y camiones, a 11.707 euros. Es decir, entre 4 y 10 veces.
La Euro 7 también afectará a los coches eléctricos, pero en menor medida. En este caso, solo conllevará un incremento de 178 euros en turismos y furgonetas y de 750 euros en camiones y autobuses.
Pero ¿por qué pueden estar errados los cálculos de la Comisión Europea?
Según la ACEA, la Comisión Europea ha cometido un grave error a la hora de realizar la estimación del sobrecoste. En concreto, afirman que el máximo órgano ejecutivo de la Unión Europea no ha tenido en cuenta el desembolso que supondrá para los fabricantes adaptar su producción a los nuevos requisitos de hardware y software que aparecen en la Euro 7.
Pero, además, estas exigencias y el incremento en el precio que conllevarán puede traducirse en la desaparición de algunos modelos. Especialmente, de los más económicos, lo que obligará a los usuarios a decantarse por opciones de precio más elevado.
Todo esto ha llevado a los fabricantes adheridos a la ACEA a postularse en contra de la normativa Euro 7. Las marcas fabricantes estiman que dichos incrementos pueden ser todavía más elevados, puesto que Frontier Economics no ha tenido en cuenta los costes indirectos.
¿Qué objetivos persigue la normativa Euro 7?
La normativa Euro 7 de la Unión Europea tiene varios propósitos. En primer lugar, reducir un 56 % las emisiones de óxido de nitrógeno de los vehículos pesados (camiones y autobuses) y un 35 % de los vehículos ligeros (furgonetas y coches). Respecto a las partículas finas, los porcentajes se sitúan, respectivamente, en el 39 % y en el 13 %.
Por su parte, también pretenden disminuir un 27 % las emisiones de partículas originadas por la fricción de los frenos y de los neumáticos. Esta medida no solo va a afectar a los coches de combustión, sino también a los eléctricos e híbridos.
Sin embargo, lo más significativo es que estas nuevas exigencias deberán respetarse a lo largo de toda la vida útil del automóvil. Hasta ahora, los requisitos de las normativas Euro solo tenían que cumplirse durante el período de homologación.