El contenido del informe que María Jesús Montero, ministra de Hacienda, encargó a un grupo de economistas asociado a una gran reforma fiscal incluye aumentar los impuestos del diésel y la gasolina. Sin embargo, no podrá aplicarse hasta que la inflación disminuya y la invasión concluya.
Las nuevas medidas de hidrocarburos
Dentro de las 118 propuestas del informe, llamado Libro Blanco del Comité de Expertos para la Reforma del Sistema Tributario, existen varias medidas tributarias que pretenden recaudar en el futuro 6800 millones de euros.
Por un lado, la idea es equilibrar la fiscalidad de diésel y gasolina, lo que significa aumentar los impuestos del diésel, y por el otro, crear un impuesto sobre emisiones de dióxido de carbono, que afectará del mismo modo a la gasolina.
También hace referencia a la fiscalidad de hidrocarburos a través del aumento del tipo impositivo aplicado al gas natural y a los carburantes de automoción.
Asimismo, el informe insta al Gobierno a subir el impuesto de matriculación para penalizar los vehículos más contaminantes por el riesgo climático al que nos estamos enfrentando.
Emergencia climática
Hacienda pretende subir el precio de los carburantes, fruto de esta nueva reforma fiscal, presumiblemente en 2023. De hecho, el Ejecutivo de Sánchez ya intentó subir el diésel en 2019 para recaudar más de 650 millones de euros, algo que finalmente no cuajó.
Ya en la presentación del informe, hace ya algunas semanas, los economistas distinguieron esta propuesta como algo prioritario y, finalmente, la subida de impuestos tendrá lugar cuando se normalice la situación.
¿El objetivo? Aumentar la recaudación en materia de combustibles con el fin de acelerar el plan de reducción de los dos millones de toneladas de emisiones de carbono prevista para 2050.
La iniciativa, que se encuentra dentro del marco de medidas “Fit 55” orquestadas por la Unión Europea, incluye el fin de los coches de diésel y gasolina para el año 2035. De ese modo, la subida de los impuestos de carburantes no sería algo exclusivo de España.
15023 millones de euros más en impuestos
Una parte clave de esta reforma fiscal está asociada a las propuestas sobre gravámenes medioambientales, cuya subida supondrá más de 15000 millones de euros en impuestos.
Parte de esa cifra procederá del impuesto al diésel y gasolina, pues, aunque una de las propuestas es la subida del diésel para igualar la fiscalidad entre ambos, no hay que olvidar el incremento general del tributo del combustible.
La sexta propuesta es la que recoge el aumento fiscal de hidrocarburos. Tal y como ya hemos mencionado, se trata de una subida en la tributación sobre los carburantes de automoción y gas natural.
Nuevos gravámenes
La fiscalidad medioambiental para preservar el medio incidirá en el sector de los transportistas. Es el caso, por ejemplo, del pago de tributos al utilizar determinadas infraestructuras de transporte en función de la distancia recorrida a través de un sistema de peajes electrónicos, que afectará a los vehículos ligeros y pesados. Con esta medida, los expertos prevén una recaudación aproximada de 1400 millones de euros.
Además, según lo propuesto en el “Libro Blanco”, los fertilizantes nitrogenados utilizados por los agricultores podrían estar sujetos en el futuro a un impuesto para eliminar el uso de productos que contaminan el agua y el suelo, algo que supone un impacto negativo en la salud y el ecosistema. Esta actuación supondría una recaudación adicional de 279 millones.