Según los datos obtenidos del estudio “Transición hacia el vehículo eléctrico. Observación del empleo: Estudio y análisis de la evolución del empleo en el ecosistema de la movilidad eléctrica en España”, que presentó recientemente la Asociación Empresarial de la Movilidad Eléctrica (Aedive), la transición a la movilidad eléctrica influirá negativamente en el empleo.

Impacto negativo en la plantilla

La industria del automóvil pretende avanzar progresivamente hacia la electrificación, pero lo que será bueno para el medioambiente y el planeta, no lo será tanto para la mano de obra en nuestro país.

Se prevé que la evolución del vehículo eléctrico hasta 2030 se llevará por delante miles de puestos de trabajo, pasando de 344 000 trabajadores en 2019 a 315 000, lo que significa una reducción del 8,4 %. Esta pérdida que ronda los 29 000 empleos está asociada principalmente a la reducción del nivel de producción y a la deslocalización en las fábricas.

Motivos principales de los recortes de empleo

La transición al vehículo eléctrico provocará la pérdida de 29 000 empleos en España

Sin duda, es un paso atrás para España, lo que no implica que esta situación se replique en toda Europa. Sin ir más lejos, Alemania experimentará un aumento en su plantilla que pasará de los 1690 millones de trabajadores en 2020 a los 1715 una década después. Este dato se traduce en un incremento del 1,5 %; es decir, 25 000 puestos de trabajo adicionales.

La razón por la que Alemania registrará este cambio en positivo es su capacidad para convertirse en la sede de los principales fabricantes de vehículos. En cuanto a España, los motivos que influirán negativamente en el empleo son varios:

  • Disminución del volumen del mercado. No recuperará el nivel obtenido antes de la pandemia, aunque sí conseguirá estabilizarse con un promedio anual de 1,5 millones de coches vendidos.
  • Mayor automatización, digitalización y robotización en las fábricas. La tecnología repercutirá en 4000 puestos de trabajo, principalmente en los menos cualificados.
  • Deslocalización de la producción. La fabricación de algunos modelos tendrá lugar en países con un coste laboral inferior, lo cual se traducirá en la pérdida de 24 000 empleos.
  • Impacto negativo en los proveedores asociados a los motores de combustión, con un varapalo que significará la destrucción de 38 000 puestos de trabajo.

El impacto positivo de la electrificación

La transición al vehículo eléctrico también vendrá acompañada de buenas noticias con 39 000 nuevos empleos relacionados principalmente en dos áreas: baterías e infraestructura de carga.

El estudio también prevé la contratación de 16 000 trabajadores al aumentar la presencia de modelos de gama media en el mix de ventas, así como 2000 puestos más en ingenieros de software.

Ahora bien, todos esos empleos generados suman un total de 57 000, un dato insuficiente que confirma los 29 000 puestos de trabajo que se perderán. No obstante, esta bajada podría ser aún mayor si se tienen en cuenta los empleos indirectos que genera el sector¡: unos 2 millones, aproximadamente.

Miles de trabajadores deberán reciclarse

Además de los puestos de trabajo perdidos, se cree que 165 000 profesionales necesitarían reciclar sus conocimientos con el fin de adaptarse a las necesidades del vehículo eléctrico. La mayoría de ellos para mantener su empleo actual y otros para amoldarse a otros nuevos asociados a las baterías y a la infraestructura energética.

A pesar de todo, muchos miran con optimismo la llegada del vehículo eléctrico. Asimismo, con la adecuación de ciertas medidas (planes MOVES, PERTE y Ley de Cambio Climático), los fabricantes internacionales podrían asignar en el futuro la producción de más modelos a las fábricas españolas.