La Dirección General de Tráfico presentó hace unos años las etiquetas medioambientales con una finalidad: clasificar a los vehículos según su nivel de emisiones (CERO, ECO, B y C). Sin embargo, el organismo ha creído conveniente revisar este sistema al considerar que la clasificación actual ha quedado obsoleta frente a las nuevas tecnologías.
La idea es ofrecer más posibilidades a los nuevos vehículos que están irrumpiendo en el parque. Hasta el momento, el etiquetado servía para clasificar a los coches en función de su mecánica, algo que pasará a la historia con la entrada en vigor de la nueva clasificación (1 de julio de 2021).
¿A qué se debe este cambio?
La revisión se debe a las desigualdades funcionales y medioambientales de los diferentes vehículos que existen en la actualidad.
Los “mild-hybrid”, coches que combinan un motor de combustión interna con un sistema eléctrico lo apaga cuando estos se detienen o frenan, eran etiquetados como ECO. Esto era utilizado por los fabricantes para cumplir con los límites de emisiones de CO2 previamente establecidos.
Los vehículos con un motor de combustión y un sistema de electrificación (conocidos como híbridos) incluyen también a los microhíbridos; coches que apenas cuentan con un pequeño propulsor eléctrico.
Con la clasificación pasada, vehículos de gran potencia y cilindrada podían circular sin problemas inclusive en zonas de bajas emisiones, como Madrid Central (un lugar exclusivo para coches ECO y CERO).
La realidad ecológica, sin duda, tenía fallas. Incluso dentro los vehículos de clasificación CERO se encontraban coches con escasa autonomía eléctrica, como es el caso de los híbridos enchufables.
¿Cómo serán las nuevas etiquetas de la DGT?
Diversas asociaciones han lanzado propuestas con el fin de cambiar esta situación, dando lugar a una distribución más justa y transparente. En esta línea destaca la iniciativa de ECODES, creada por una asociación de varias instituciones ecológicas, como Greenpeace, Ecologistas en Acción y Transport & Environment.
En sí, el cambio más trascendental que encontraremos será la desaparición de las etiquetas en función del tipo de mecánica. A partir de ahora, los coches se clasificarán según la cantidad de emisiones que generen. Esto transformaría al sistema de clasificación de la siguiente manera:
- Etiqueta CERO (verde). La etiqueta CERO responderá exclusivamente a los vehículos eléctricos que no expulsen emisiones de CO2. Además de dejar por fuera a los híbridos enchufables, se propone que el color cambie de azul a verde.
- Etiqueta D (morada). Esta etiqueta sustituiría a la actual ECO e incluiría a todos los híbridos: “mild-hybrid”, PHEV, no enchufables y los de mecánica de gas natural o GLP. También entrarían en esta clasificación los coches térmicos modernos (como los de gasolina, Euro 5, Euro 6 y diésel Euro 6d), pero solo si sus emisiones se mantienen por debajo de los 95 g/km de CO2.
- Etiqueta C (azul). Para vehículos de gasolina Euro 4 y diésel Euro 6a, 6b y 6c que no superen los 137 g/km de CO2. Los microhíbridos e híbridos quedarían en esta clasificación.
- Etiqueta B (amarilla). La etiqueta amarilla se limitaría a los diésel Euro 4 y Euro 5, así como a los gasolina Euro 3.
- Etiqueta A (sin distintivo ambiental). Una etiqueta reservada para los coches que no cumplan con los requisitos mínimos ambientales. Por tanto, serían los más afectados por las medidas de restricción (turismos de gasolina anteriores a la normativa Euro 3, vehículos diésel anteriores a Euro 4, además de las motos y ciclomotores Euro 1).
¿Qué ocurrirá con los vehículos que ya tienen etiqueta?
Es importante destacar que las nuevas medidas de clasificación solo se aplicarán a los vehículos que se fabriquen después de su entrada en vigor (1 de julio de 2021).
Los coches en circulación que ya estén matriculados y etiquetados no sufrirán ningún cambio las etiquetas medioambientales. En otras palabras, sus propietarios seguirán disfrutando de las mismas ventajas que han tenido hasta ahora.