En el campo de la automoción, la iluminación de los vehículos siempre ha tenido una gran importancia, motivo por el cual se intenta innovar constantemente. Hoy en día, gracias a la contribución de las nuevas tecnologías, ya disponemos de las luces adaptativas, un tipo de faro que, como su nombre parece indicar, puede ajustarse a las necesidades que tenga el conductor en cada momento. Así, este tipo de luminaria supone una optimización a tener en cuenta, y su funcionamiento es posible gracias a sensores y otros elementos. Veamos, a continuación, en qué consisten exactamente los faros adaptativos, y cómo estos pueden ayudarnos durante la conducción.

Qué entendemos por luces adaptativas

Cuando hablamos de luces adaptativas, estamos haciendo referencia a un sistema avanzado de iluminación que es capaz de modificar la intensidad o la orientación de las luces. Eso sí, no hay que confundirlas con las luces automáticas, que se encienden solas cuando hay poca visibilidad. Aquí estamos hablando de faros que, con la ayuda de sensores, pueden obtener la información necesaria del entorno para ajustar diversos parámetros de los focos.

Cómo funcionan

Generalmente, los vehículos equipados con focos adaptativos disponen de sensores y de una cámara situada en el parabrisas o en otros puntos de la parte delantera. Todo esto se encarga de recoger datos referentes a las condiciones meteorológicas y de luz, así como de recopilar información acerca de la velocidad del propio vehículo o del ángulo de giro. Asimismo, los modelos más avanzados también tendrán en cuenta datos extraídos del GPS para prever elementos del camino que requieran una iluminación precisa, como puede ser una curva pronunciada.

Toda esta cantidad de datos es recopilada por una unidad de control, que será la que se encargue de procesarlos para ajustar el sistema de luz a cada situación concreta. Así, los haces se adaptarán a los giros, a las diferentes condiciones del trazado o a la velocidad a la que se circule, pero también evitarán deslumbrar a los conductores con los que nos crucemos.

Tipos de luces adaptativas

Generalmente, los faros adaptativos suelen contar con luces led, ya que estos permiten ajustar la iluminación de forma más sencilla. No obstante, hay que tener en cuenta que este tipo de sistemas no han dejado de evolucionar, así que, hoy en día, podemos encontrar diferentes modalidades:

  • Luces de giro estáticas: Este fue el primer modelo de luz adaptativa, y suelen estar situadas en la zona inferior del parachoques delantero para que puedan iluminar la zona de avance. Se activan al girar o al pulsar el intermitente, y se apagan cuando se vuelve a enderezar el volante.
  • Luces de giro dinámicas: Es un modelo más avanzado y su función es esencialmente la misma, pero prescinde de luces extra. Ahora son los propios faros principales los que giran para que la luz ilumine mejor el trazado.
  • Asistente de luces de carretera: El siguiente paso evolutivo son los asistentes de luces de carretera, que emplean sensores de luz y/o cámaras en el retrovisor para tener en cuenta las luces de los demás vehículos. Además, el sistema se coloca en modo autopista al superar los 115 kilómetros por hora, lo que hace que la luz se proyecte 140 metros. A velocidades menores, el haz se vuelve más ancho, pero se proyecta a menos distancia.
  • Asistente de luz predictiva: Los modelos más nuevos incluyen la iluminación predictiva, que son capaces de acceder a la información del GPS para determinar todo tipo de condiciones. Así, la gestión de la iluminación puede ser más precisa.

El uso de las luces predictivas ha supuesto numerosas ventajas en la conducción. Mejoran la seguridad y resultan muy cómodas, pero también reducen el consumo eléctrico del coche. Por supuesto, el precio del vehículo aumenta, aunque es posible que valga la pena pagarlo.