El sector del rent a car en España parece ver la luz al final del túnel: en 2023 prevé recuperar el nivel de facturación previo a la COVID-19; es decir, el del año 2019. Así lo ha indicado Javier Díaz-Laviada, presidente de la Asociación Nacional Empresarial de Vehículos de Alquiler (Aneval), quien también es el director general de Hertz España.
Datos que indican “transición y recuperación”
En 2022 la facturación de las empresas del sector se situó en torno al 85% de la de 2019, el último año ‘normal’ para el rent a car, lo que viene a culminar un progresivo aumento de los ingresos desde su caída en picado de 2020. Por ello, Díaz-Laviada habla de un momento de “transición”, que debería conducir a la esperada “recuperación” plena en 2023.
Otro dato que invita al optimismo es el número de matriculaciones de las empresas de alquiler de coches: 100.000, permitiendo que el parque automovilístico del sector se acerque a su volumen previo a la pandemia: en 2019 había 800.000 vehículos matriculados y en 2022 son ya 620.000. Si las previsiones más halagüeñas se cumplen, en 2023 podrían llegar a matricularse otros 200.000 coches de alquiler en España.
Una crisis más allá de la COVID-19
Los datos expuestos por Díaz-Laviada hacen pensar que lo peor para este sector ya ha pasado. Con el estallido de la pandemia de la COVID-19, las empresas de rent a car experimentaron un shock: el frenazo en seco del turismo, las restricciones a la movilidad, la ausencia de viajes corporativos e incluso el temor de muchos ciudadanos a los medios de transporte compartidos impactaron de forma muy negativa.
El resultado en 2020 fue una pérdida de ingresos del 73% con respecto a 2019, llegando incluso al 90% en las comunidades más turísticas. Por ello, el sector tuvo que reinventarse, con empresas colaborando en los viajes esenciales y sanitarios.
Pero la crisis de las compañías de alquiler de vehículos no se explica solo con la COVID-19; también se han visto golpeadas por otros factores negativos y posteriores. En particular, la escasez de semiconductores y, por tanto, la menor disponibilidad de vehículos nuevos para el sector.
Además, el aumento del precio del combustible y la ola inflacionista que golpea a los consumidores, derivada en buena medida de la guerra en Ucrania, ha ralentizado la esperada recuperación, provocando que este sector esté siendo uno de los últimos en alcanzar los valores pre-COVID.
Medidas para el futuro
Con la vista puesta en 2023 y en los siguientes años, Díaz-Laviada aboga por consensuar medidas con las administraciones para apoyar al sector como un agente clave en la transición hacia una movilidad más sostenible.
Por ejemplo, Díaz-Laviada reivindica la reducción del IVA al 10%, equiparándolo al que se aplica al transporte en general. Eso redundaría en una mayor renovación de la flota de vehículos de alquiler, que serían progresivamente más sostenibles. En esa línea estaría también el aumento de las ayudas públicas por vehículo eléctrico.
Todo ello supondría una reducción de precios para el usuario y, con ello, el fomento de este tipo de movilidad como solución para empresas y administraciones. A ello se podrían sumar otras medidas, como un bono para usar en empresas del sector, convirtiéndolo en una solución parecida a la del vehículo compartido.