Tras la crisis sufrida por la escasez de componentes, el stock de vehículos resultaba insuficiente. De hecho, los concesionarios apenas tenían qué ofrecer a sus clientes. Sin embargo, este sector del mercado parece estar recuperándose poco a poco.

Lamentablemente, la inflación ha incidido de forma negativa en la demanda de coches. Hoy en día, el precio medio del vehículo nuevo es un 11 % superior con respecto a 2021, esto según la información que maneja la Agencia Tributaria.

Teniendo en cuenta este dato, algunas empresas de automoción consideran que los concesionarios tienen capacidad suficiente como para bajar sus precios hasta un 15 % sin que la rentabilidad de sus operaciones resulte perjudicada.

Los concesionarios buscan salida a su gran stock de unidades

El mercado actual prefiere vender menos vehículos que antes y aun así obtener mayores beneficios por cada unidad vendida. No obstante, las cadenas de producción han seguido fabricando unidades. Esto ha hecho que los distribuidores tengan más disponibilidad, a pesar de que la demanda de los particulares se encuentra parada.

Esa es la razón principal por la que han de utilizar parte de ese stock y derivarlo hacia otros canales, pues de otra forma, terminarían con un enorme atasco de unidades sin vender.

Así, las automatrículas aumentaron un 16 % en septiembre, mientras que las matriculaciones cayeron sobre un 17 %. En cuanto al servicio “rent a car”, experimentó un incremento prácticamente del 61 %.

Punto de inflexión: las automatriculaciones

Por un lado, las subidas de los tipos de interés afectan a los compradores, pero también a los distribuidores, ya que deben aumentar sus gastos financieros. Por el otro, existe la necesidad de ajustar la oferta para fijar precios más asequibles e incitar así a los conductores. Esa es la única forma de conseguir nuevos clientes, además de una rotación de stock importante.

Además, a pesar de que el mercado de ocasión ha hecho lo posible para estimular la demanda (a través de matriculaciones tácticas o automatriculaciones) se cree que las ventas de los vehículos de ocasión van a caer un 2,5 % con respecto al año anterior.

El precio de los vehículos usados puede sufrir un revés como consecuencia de esta situación, pues si la demanda es inferior y el stock es mayor, el importe medio podría verse reducido. Lo mismo sucedería con la rentabilidad de aquellos distribuidores que no tuvieron más remedio que alimentar su stock a un coste superior.

En resumen

Las claves del mercado automovilístico: ajustar su oferta, contar con un stock adecuado y mantener un nivel de rentabilidad más elevado de lo habitual.

Sin embargo, lo que no se recomienda es automatricular en exceso para dar salida al stock de unidades a través del mercado de vehículos usados.

En el pasado, es posible que muchos conductores pudieran cambiar de vehículo por gusto, pero la situación actual es diferente: ahora solo compra aquel que tiene una necesidad.

Este cambio de actitud en el comprador medio hace que sea preciso repartir el stock de vehículos de forma más equilibrada, así como crear estrategias que permitan rotar las existencias de manera ágil y efectiva.