Los microcoches eléctricos surgen como alternativa para solucionar los problemas de contaminación y tráfico en las grandes ciudades. Sus ventas no han parado de crecer en los últimos años, algo sorprendente si pensamos en sus particulares prestaciones: poco más de dos metros y medio de largo, no están fabricados para alcanzar grandes velocidades y solo pueden transportar a dos personas como máximo. La ventaja más beneficiosa y la gran diferencia respecto a los antiguos modelos biplaza de combustión son las cero emisiones de dióxido de carbono (CO2) que producen gracias a sus motores eléctricos.
La congestión urbana y otros problemas derivados
La congestión del espacio urbano es un problema grave cuya máxima expresión podemos verla en las grandes ciudades europeas y en las capitales de muchos países en desarrollo. Esta congestión incide en un aumento sustancial del consumo de combustible y en muchos de los efectos perjudiciales para el medio ambiente, además de dilapidar casi todos los objetivos políticos en materia de transporte. El desgaste adicional de los vehículos y las carreteras, así como los fuertes impactos sociales y psicológicos como el aumento de la ansiedad y el estrés, son efectos que tampoco pueden ser obviados.
La irrupción de los microcoches eléctricos puede paliar en parte algunos de estos consecuencias nocivas derivadas de la congestión urbana y debe sumarse a otros cambios a implantar, como un sistema de transporte público más eficaz, apoyado en una infraestructura más eficiente, para combatir los perniciosos efectos de la congestión.
Ventajas de los microcoches eléctricos
Como estos vehículos son tan pequeños, pueden ser utilizados para trayectos cortos con facilidad sin preocuparte por el aparcamiento. No necesitan grandes espacios para el estacionamiento, lo que es muy de agradecer en las grandes ciudades. En consecuencia, cada vez es más habitual cruzarse con un microcoche al pasear por las calles de las grandes capitales europeas. Esta tendencia pone en relieve lo que puede ser el futuro próximo de los nuevos parques automovilísticos urbanos.
La sostenibilidad es otra de las grandes ventajas que ofrecen los microcoches eléctricos. Al no consumir combustible, tienen cero emisiones de CO2. Por otro lado, el precio de la recarga de este tipo de vehículos es de aproximadamente tres euros cada 100 kilómetros, un coste bastante asequible.
Otro estímulo de peso está llegando desde las diferentes administraciones y no es otra cosa que fomentar la adquisición de vehículos eléctricos a través de ayudas, bonificaciones y ventajas fiscales. El pago de impuestos y tasas es claramente menor respecto a los vehículos de combustión.
Como estos coches eléctricos no tienen un motor tradicional con su correspondiente caja de cambios, las averías son menores y más espaciadas en el tiempo porque existen menos elementos de desgaste en su arquitectura. Las tareas de mantenimiento solo consistirán en revisiones periódicas de baterías y motor eléctrico.
Tipologías y diferencias entre coches eléctricos
Los microcoches se consideran también cuadriciclos y, aunque tienen cuatro ruedas como cualquier automóvil estándar, están limitados en cuanto a potencia, peso y velocidad máxima. La normativa en Europa sitúa a los cuadriciclos en la categoría “L”, junto a ciclomotores y motocicletas, en lugar de la categoría “M”, dedicada a los turismos.
Los cuadriciclos se dividen a su vez en dos tipos: el ligero L6e y el pesado L7e. Los ligeros no pueden superar una masa en vacío de 350 kg, aunque se hace una excepción con los vehículos eléctricos, en los que la batería se descontaría del peso total. Los cuadriciclos pesados no tienen restricción de velocidad máxima, pero siguen estando limitados a una potencia máxima de sólo 15 kW y una masa en vacío de 400 kg, ampliada a 550 kg para los cuadriciclos destinados a transportar carga.