La batería es un componente clave en los vehículos eléctricos. Sin ir más lejos, su tamaño y modelo influyen directamente en el precio y la autonomía del coche.
Se trata de un sistema eficiente que transforma la energía en electricidad a través de un proceso electroquímico y la almacena efectivamente para proporcionar un rendimiento óptimo, aunque no es algo que dure eternamente.
Las más utilizadas en la actualidad son las baterías de iones de litio, si bien existen otras opciones que vamos a describir a continuación.
¿Qué hay que tener en cuenta en una batería?
En el desarrollo de las baterías para coches, los fabricantes siempre han hecho lo posible para tratar de mejorar las catacterísticas principales. Aumentar su capacidad de carga, reducir el coste generado, alargar su vida útil, aportar mayor ligereza, reducir su impacto medioambiental y perfeccionar sus tiempos de carga.
Siguiendo esta misma línea, estos son los parámetros que debemos considerar a la hora de encontrar la perfecta batería para coche eléctrico:
- Potencia (W/kg). Durante el tiempo de descarga, es la capacidad que posee a la hora de conceder potencia al vehículo. Cuanto mayor sea la potencia, mejor marchará el vehículo.
- Densidad energética (Wh/kg). Cuanta más energía suministre la batería por kg, mayor será la autonomía del coche eléctrico.
- Eficiencia (%). Guarda relación con su rendimiento, es decir, con el aprovechamiento real de la energía.
- Coste. Tiene que ver con la influencia que ejerce la batería con respecto al precio de compra del coche.
- Vida útil. Se basa en los ciclos de carga y descarga que una batería es capaz de soportar durante el tiempo que esté en funcionamiento. Su durabilidad será mayor cuanto más ciclos admita.
Tipos de baterías de coches eléctricos según los materiales empleados
Antes de enumerar los diferentes tipos de baterías de coches eléctricos en función de la materia prima empleada en su fabricación, hay que señalar que las baterías actuales distan mucho de las primeras que surgieron hace algunos años.
- Baterías de plomo. Es el tipo de batería más antigua y su coste es bastante reducido. En el pasado sirvieron a los primeros coches eléctricos, aunque hoy solo se utilizan para alimentar los sistemas eléctricos de los vehículos de combustión. Y es que, a pesar de permitir un reciclaje fácil, el plomo es un material muy tóxico. Asimismo, las recargas son muy lentas y su peso es excesivo.
- Baterías de iones de litio. Es un sistema muy avanzado y presenta propiedades notables en cuanto a peso, vida útil y rendimiento. Aunque su coste es más alto, la autonomía que ofrecen es mayor, de ahí que se hayan convertido en las más usadas en modelos eléctricos e híbridos enchufables.
- Baterías de níquel cadmio. Este tipo de baterías se introdujeron por primera vez en los noventa. Por aquel entonces eran mejor opción que las baterías de plomo porque su capacidad de almacenamiento era mayor y brindaban más ciclos de carga. Sin embargo, el cadmio es muy tóxico y dejaron de utilizarse.
- Baterías de níquel-metal hidruro. Fueron la gran alternativa de las baterías de níquel cadmio en el año 2000, aunque se utilizaban básicamente en la fabricación de coches híbridos. Su coste era inferior y no contenían metales pesados. Actualmente, algunos fabricantes las siguen utilizando en modelos híbridos autorrecargables.
- Baterías de estado sólido. En este sistema, el electrolito líquido es sustituido por un material sólido. Lleva bastante tiempo siendo objeto de estudio, aunque en los últimos años se han obtenido grandes avances. Hablamos de una tecnología revolucionaria que se implementará en el futuro.