Que el mundo del motor ha evolucionado mucho a lo largo de las últimas décadas no es ningún secreto, y la prueba está en el hecho de que los vehículos actuales se pueden reprogramar. Este proceso, que implica la modificación del funcionamiento de la centralita, puede resultar atractivo para algunos usuarios, aunque conviene recordar que puede ocasionar algunos inconvenientes a tener en cuenta. Veamos, a continuación, en qué consiste exactamente la reprogramación del coche, y qué aspectos hay que considerar antes de hacer nada.

Reprogramación: el papel de la centralita

Para saber en qué consiste la reprogramación, antes hemos de conocer el término ECU. Tras estas siglas se encuentra la unidad de control de motor, también conocida como centralita ECU. Se trata del equivalente al cerebro del coche, ya que se encarga de controlar la información que recibe de los sensores distribuidos por el vehículo para gestionar su funcionamiento.

Asimismo, la centralita es la que recibe cualquier código de error que se produzca. Y, cuando se da el caso, esta puede incluso detener el motor del coche, si es estrictamente necesario.

En qué consiste la reprogramación de un coche

El proceso de reprogramación, también llamado ajuste de la unidad de control de motor, engloba cualquier acción que modifique la configuración de dicha centralita, proceso que suele realizarse para mejorar determinados aspectos relacionados con el rendimiento.

De este modo, es posible sobrescribir las diferentes configuraciones. Se pueden, por ejemplo, modificar las acciones a llevar a cabo ante la información recibida por los sensores para que el vehículo actúe de forma diferente, así como el funcionamiento de la inyección de carburante o el flujo de aire, entre otros.

Cuánto puede costar

El precio de esta acción, por supuesto, variará en función del vehículo y de la naturaleza de la propia modificación. No obstante, es fácil estimar que, si se trata de una sobrescritura de software, el precio puede variar entre unos 300 y unos 1000 euros, más o menos.

También hay que tener en cuenta que no todas las centralitas son iguales. Algunas son fáciles de modificar, como suele ser el caso de los vehículos alemanes. Otras marcas, no obstante, pueden emplear modelos menos conocidos, lo que complicará cualquier reprogramación que se desee realizar.

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Los riesgos que conlleva reprogramar nuestro coche

Por supuesto, no todo son buenas noticias, porque una modificación de estas características puede conllevar algunos problemas para nuestro vehículo. De hecho, el primer contratiempo que encontraremos es el de la legalidad del proceso, y esto variará en función de lo que queramos hacer.

Para que se entienda, basta decir que, si realizamos una modificación inferior al 10 %, no deberíamos tener demasiados problemas. No obstante, si superamos ese límite, deberemos incluir cualquier cambio en la ficha técnica. Además, tendremos que homologarlo o, de lo contrario, tendremos apuros legales, se nos podrá sancionar e incluso podremos perder la cobertura del seguro.

¿Y la garantía?

Si nuestro vehículo ya tiene unos años, este punto no nos afectará. No obstante, si se trata de un coche más o menos nuevo, hemos de tener en cuenta que estas modificaciones podrían anular la garantía, así que deberemos pensarlo dos veces antes de tocar nada.

Problemas mecánicos

Por supuesto, al reprogramar la centralita estaremos alterando el funcionamiento del vehículo tal y como fue concebido. Por eso, si se rebasan ciertos límites, algunos componentes podrían estar sufriendo en exceso. Esto, sin duda, conllevará problemas de tipo mecánico y hará que la vida útil del coche se vea reducida sensiblemente.