Durante el día a día, ya sea para trabajar o para desplazarnos por ocio, el coche se ha convertido en una herramienta fundamental y capaz de facilitar los desplazamientos a mediana y larga distancia. Por supuesto, todos somos conscientes de que los vehículos actuales poco tienen que ver con los de hace varias décadas.

El mundo de la automoción, después de todo, evoluciona constantemente y abraza lo último en avances tecnológicos para facilitarnos la vida en diferentes aspectos. Y eso no se reduce al motor o al tipo de combustible que va a utilizar para funcionar. Las ruedas también han cambiado y, en la actualidad, nuevos modelos aparecen constantemente. Algunos, no obstante, se distinguen por tener los tapones verdes. ¿Qué significa esto? Vamos a verlo a continuación.

Los neumáticos, un componente que no deja de evolucionar

Aunque sea un elemento externo y relativamente fácil de cambiar, los neumáticos son una parte muy importante para el funcionamiento de cualquier vehículo y, por ello, su buen estado siempre debe tenerse en cuenta. Al fin y al cabo, esto nos garantizará el poder circular con total seguridad.

Así, en el mercado podemos encontrar diferentes modelos, los cuales podrán variar, según nuestro modelo de coche, en grosor, en el diseño de la llanta o en los materiales empleados. No obstante, el gas con el que se inflan no suele tenerse en cuenta, y es algo de lo que la integridad de la rueda y la seguridad de la conducción dependen. Y es aquí, precisamente, donde entra en juego los tapones verdes.

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Los tapones verdes y su significado

Si nos encontramos ante unos neumáticos con los tapones de color verde, eso querrá decir que no están rellenos de oxígeno, como suele ser habitual. Este tipo de rueda se infla con nitrógeno, de modo que el tapón de color verde sirve como indicador para que el usuario, el mecánico o el empleado de la gasolinera lo sepa de antemano. Instalar neumáticos de nitrógeno sigue siendo una práctica no muy habitual, aunque poco a poco va ganando adeptos.

Los tapones verdes, una modalidad cargada de ventajas

¿Y por qué se recurre al nitrógeno en lugar de al oxígeno? Lo cierto es que esta modalidad tan novedosa podría brindar diferentes ventajas frente a los neumáticos convencionales. El nitrógeno, por ejemplo, varía menos su volumen que el oxígeno cuando hay cambios de temperatura y, además, se mantiene a una temperatura inferior. Eso significa que ofrecerá una mayor estabilidad en el inflado y que el neumático circulará en mejores condiciones cuando el asfalto esté caliente.

Además, las ruedas de nitrógeno se desinflan más despacio que las convencionales y pierden menos presión en caso de que se produzca un pinchazo. Por otro lado, el nitrógeno contribuye a la conservación de los materiales del propio neumático, ya que no oxida los elementos.

La mezcla de nitrógeno y aire también es posible

Por supuesto, este sistema todavía cuenta con algunas desventajas, como pueden ser el precio (más elevado que el inflado con oxígeno) o el hecho de que no haya estaciones para inflar las ruedas, por lo que hay que acudir a un taller para hacerlo.

No obstante, siempre podemos emplear aire normal para recuperar la presión necesaria, porque mezclar el nitrógeno con el oxígeno para su inflado siempre será posible. Eso sí, al hacerlo, algunas de las propiedades de esta modalidad de inflado se van a perder, pero puede ser una solución en casos de emergencia que nos sacará de más de un apuro.