No hace mucho que el Congreso aprobó la Ley de Cambio Climático, cuya aspiración es conseguir que en 2050 dejen de circular en territorio nacional los coches de combustión.
Para hacerlo, el Gobierno quiere alcanzar los 5 millones de coches eléctricos en el parque español para 2030. Sin embargo, cumplir esta meta supondría un aumento en las ventas de 13 500 %, un número que parece inviable, al menos, por los momentos.
Según los registros de la Dirección General de Tráfico, mientras que en 2020 se matricularon más de 1 200 000 vehículos diésel o de gasolina, los coches eléctricos no corrieron con tanta suerte (37 000 vehículos en el mismo ejercicio).
Aunque las compras de los vehículos eléctricos han aumentado considerablemente en los últimos dos años, es claro que el impulso del sector parece insuficiente para alcanzar los objetivos marcados para 2030.
Muchas incertidumbres con respecto al coche eléctrico
El director del Grupo Moure, Manel Montero, señala que el reto 2030 no será nada fácil de superar. Y es que, los coches de combustión se siguen vendiendo. Teniendo en cuenta que tienen una vida útil de 10 años, cuando la venta de vehículos de gasoil esté prohibida, seguirán recorriendo las carreteras españolas.
Dejando de lado los números, las perspectivas siguen siendo poco realistas, pues los vehículos eléctricos suponen un mayor desembolso que los tradicionales. No obstante, según las palabras del mismo Montero, esta complicación cambiaría con el tiempo haciendo del coche eléctrico un modelo más asequible.
Ahora bien, para bajar los precios y mejorar las capacidades técnicas que permitan potenciar el parque del vehículo eléctrico, el experto asevera que se requiere de una labor conjunta, es decir, trabajar al lado de la industria del automóvil.
Montero asevera también que la respuesta podría estar en crear leyes y objetivos para que los gobiernos mejoren las infraestructuras de aquellas ciudades donde la movilidad eléctrica tendría más sentido.
¿El uso de combustibles fósiles puede desaparecer?
Terminar con la venta de vehículos de gasolina parece complicado. No olvidemos que las compañías petroleras aún sobreviven. Acabar con el uso de combustibles fósiles se ha convertido en un dilema demasiado complejo. A pesar de que hablamos de una tecnología obsoleta y sucia, habría que luchar contra una de las industrias más potentes del planeta.
Si bien su labor resulta incompatible con el medio ambiente y con la vida, los planes de esta industria parecen no cambiar mientras se pueda seguir extrayendo el combustible del suelo. Sea como sea, interrumpir de manera drástica su uso sería una tarea casi imposible y la única manera de hacerlo es abogar por una transición paulatina.
Expertos como Montero no creen que sea posible cumplir con los objetivos tal como están trazados hasta el momento. Está convencido de que la industria del automóvil cuenta con medios técnicos suficientes para abogar por la movilidad alternativa, superando con ello los retos marcados por los gobiernos.
No obstante, llegado el momento, se exigirá a los países comprometidos en la reducción del CO2 que doten a la red de infraestructuras con cargadores potentes capaces de proporcionar suficiente electricidad.
La movilidad del futuro se centrará en vehículos de energía alternativa y, tal y como afirma el ejecutivo, la tendencia presentará “diferentes actores entre gasoil, gasolina, eléctrico, hidrógeno, gases licuados o diésel sintético”.
Por el momento, no podemos echar por tierra al vehículo convencional de combustible fósil, pues según recuerda Montero, lo más probable es que en “los próximos años, el 80 % del parque sean coches diésel o gasolina”.