Hace tan solo unos días, la alemana Ursula von der Leyen logró un objetivo que parecía peligrar: ser reelegida como presidenta del Ejecutivo de la Comisión Europea. El resultado fue de 410 votos a su favor, 284 en contra y un total de 50 abstenciones. El éxito se traduce en un mensaje de confianza por todo el trabajo realizado a lo largo de los últimos años.
En palabras de la propia Von der Leyen, su reelección consolidará el futuro de algunas de las medidas propuestas en el campo de la automoción. Por ejemplo, la prohibición de los vehículos ICE (es decir, vehículos de combustión interna) planteada para la próxima década.
Los Verdes, principal apoyo de Von der Leyen
La victoria obtenida por la candidata democristiana tiene diversas lecturas. El resultado de esta ocasión ha superado al de 2019, cuando logró la victoria con un margen de tan solo ocho votos. Podría parecer un gran resultado, pero hay que leer la letra pequeña. Al fijarnos en los apoyos recibidos podemos analizar este resultado y conocer sus causas.
Por supuesto, se estima que la política alemana ha recibido un fuerte apoyo por parte de los eurodiputados pertenecientes a Los Verdes. Esto no se puede comprobar directamente debido a que el voto es secreto y no cuenta con disciplina de partido. Sin embargo, ellos mismos anunciaron, antes de las votaciones, que iban a mostrarse a favor de la renovación de Von der Leyen.
El apoyo de los sectores más ecologistas, y la visible oposición por parte de los grupos más conservadores, parece deberse a la determinación de mantener el Pacto Verde. Este hecho consolida el rumbo fijado para 2030 y 2050, que pasa por la futura prohibición de los vehículos más contaminantes.
Los vehículos ICE llegan a su fin en 2035
En este contexto, Von der Leyen ha hecho diversas promesas antes y después de las elecciones. Una de las más destacadas guarda relación con la prohibición de que se sigan vendiendo vehículos de combustión interna a partir de 2035. Se trata de una norma ya en marcha y que se va a mantener.
Según Von der Leyen, que ya manifestó todo esto en un documento antes de la votación, la decisión crea previsibilidad. La certidumbre es muy valorada tanto por los fabricantes como por los inversores, que pueden comenzar a tomar medidas con tiempo.
A pesar de eso, la política también reconoce la necesidad de lograr un enfoque de neutralidad tecnológica en el que aquellos combustibles creados gracias a la energía eléctrica desempeñen su propio papel. Por supuesto, parece estar haciendo referencia a los combustibles sintéticos, un tipo de fuel que, gracias al hecho de ser creados a través de energías renovables, son considerados como combustibles neutros.
Una medida con matices
A pesar de lo mucho que se oye hablar de las medidas para mantener la prohibición de los ICE a partir del año 2035, Von der Leyen también ha tendido una mano a los detractores de una medida que guarda algunos matices a tener en cuenta.
Y es que, tal como pedía su partido, se ha planteado la opción de incluir una cláusula, en la revisión que debe hacerse en 2026, para permitir el uso de los llamados e-fuels, es decir, los combustibles sintéticos antes mencionados y que, de este modo, se convierten en una carta comodín.
Al parecer, esta medida sería una forma de ablandar las posiciones más contrarias a la prohibición de vehículos de combustión interna, especialmente por parte de los legisladores de centroderecha. De hecho, Pascal Canfin, presidente de la comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo, esa sería la voluntad expresada a su grupo por parte de la propia Von der Leyen.