Hoy ponemos a prueba dos utilitarios Premium: Audi A1 y MINI Copper. Ambos con carrocería de 5 puertas, tracción delantera, cambio automático y motor gasolina de tres cilindros. El MINI Cooper automático tiene un precio base de 23.150 euros, por 23.781 euros del A1 30 TFSI S tronic.
La segunda generación del Audi A1 está únicamente disponible en carrocería Sportback de 5 puertas con motores gasolina TFSI y tracción delantera. El primer A1, en cambio, ofrecía la posibilidad de una variante de tres puertas, podía montar motores diésel y hasta había una versión de tracción integral.
La gama actual del A1 empieza en los 20.725 euros del 25 TFSI de 95 CV y termina en los 36.332 euros del 40 TFSI de 200 CV. Sí, lo de las nomenclaturas actuales de Audi tiene miga… No hay quien se aclare la verdad. Con lo fácil que habría sido dejar TFSI y ya.
A diferencia del Audi, el MINI sí que está disponible tanto con carrocería de 3 como de 5 puertas. Además, si prefieres optar por un motor diésel aquí lo puedes configurar, cosa que en el A1 no.
La horquilla de precios del MINI 5 puertas es muy similar empezando en los 21.050 euros del One de 102 CV hasta los 33.600 euros del Cooper SD de 170 CV. La variante más potente es el Cooper S gasolina de 192 CV.
Las dimensiones de ambos son muy parecidas, con 4 metros de largo, 1,7 metros de ancho y 1,40 y de alto. La distancia entre ejes es idéntica en los dos con 2,56 metros, eso sí, donde hay más diferencia es sobre la báscula. El MINI pesa 1.295 kilos por 1.125 kilos del Audi.
Deportivos parecen…
El A1 presenta un diseño de marcado talante deportivo. Esta unidad con el kit S line podría pasar perfectamente por un S1. Aunque de momento todavía no se ha lanzado la versión más prestacional de la gama con tracción integral como si existió en la generación anterior.
Las entradas de aire del capó, justo por encima del singleframe, junto con las llantas de 18” le dan una apariencia de un coche que podría tener más de 200 CV. Sin embargo, estamos ante un utilitario con motor tricilíndrico de 116 CV.
El color amarillo pitón, que no chillón, combina muy bien con el techo en color negro. Al igual que el Audi, el MINI equipa un techo en color negro. A los dos les sienta muy bien, pero esta es una combo no demasiado recomendable por los calurosos veranos de nuestro país. Cuando los dejas aparcados un rato al sol con estos techos de color negro, sus habitáculos suben de temperatura de una forma estratosférica.
El MINI apenas cambia con respecto al modelo anterior. Ahora de serie equipa faros LED, con pilotos traseros que integran la bandera británica Union Jack. Las llantas de 17” lucen en color negro que combina con carcasas de los retrovisores, alerón trasero y franjas en el capó.
MINI mejora en calidad
Nada más acceder al MINI salta a la vista el importante salto cualitativo que ha dado la marca. Tanto el diseño del habitáculo, como los materiales empleados y la ejecución son muy superiores a lo que nos tenía acostumbrados BMW Group.
El A1 es todo lo contrario, es la primera vez que veo que en un Audi plásticos duros de tacto no demasiado agradable. Además, estos los encuentras en zonas muy expuestas, como en la parte superior de los paneles de las puertas.
Todavía sorprende más ver cómo el tapizado del techo a la altura del pilar A se hunde al presionarlo con un dedo. Otro signo que refleja el importante recorte de costes aplicado por la marca bávara, una verdadera lástima.
Como es habitual en este tipo de modelos Premium, el MINI va cargadito de extras… Arranque sin llave, accionamiento eléctrico de los retrovisores, Head-Up display, asistente de aparcamiento, paquete de conectividad y navegación, tapicería de cuero… Vamos, que lo puedes configurar a tu gusto.
En la misma línea Audi también ofrece un altísimo nivel de personalización. De la mano del acabado S line encontramos asientos de corte deportivo, tapicería mixta tela-cuero, volante de cuero perforado. En lo que a pantallas está por delante del MINI con el Virtual Cockpit de 10,25”. La pantalla central de serie es de 8,8”, no obstante aquí vemos la opcional de 10,1”.
¿5 plazas de verdad?
Ninguno de los dos ofrece una segunda fila de tres auténticas plazas. De hecho, sólo el Audi puede llegar a dar cabida a tres adultos de forma ocasional, el MINI ni por asomo lo consigue. Si bien el respaldo de la banqueta posterior del MINI recoge mejor, esto limita el espacio a bordo.
Las puertas traseras de MINI ofrecen un diseño bonito, aunque no cumplen con su verdadera función que es dejar un amplio acceso al habitáculo. El A1 sí que permite subir a bordo con total confort, sin riesgo de golpearte la cabeza.
Por si faltaba algo, el espacio a la altura de la cabeza, para las piernas, así como a la altura de los hombros es superior en el Audi. El MINI contaba con un techo de cristal doble y esto aportaba algo más de espacio libre.
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Con el asiento del conductor regulado a mis 1,78 metros de estatura mis rodillas golpean el respaldo delantero en el MINI, mientras que en el Audi voy completamente holgado. Telva con sus 1,6 metros de estatura está igual de cómoda en ambos.
Dado que estos coches han crecido notablemente tanto en sus cotas exteriores como en habitabilidad interior, sus maleteros también han visto incrementada su capacidad de forma notable.
En configuración 5 plazas el Audi ofrece un volumen de carga de 335 litros, ampliable hasta 1.090 si abatimos la segunda fila. Aquí contamos con una base del maletero que podemos regular en dos alturas distintas.
El MINI es un poco más pequeño, quedándose en 278 litros con las 5 plazas y 941 litros con 2 plazas. En configuración 2 plazas no aporta una superficie completamente plana como sí consigue el Audi.
Utilitarios pero divertidos
Estamos ante dos coches enfocados al uso urbano, ahora bien, en una carretera de curvas sorprende ver de lo que son capaces. Claro que lo habríamos pasado todavía mejor con un A1 de 200 CV y un Cooper S de 192 CV, pero oye, estos tres cilindros de última generación tampoco andan mal.
Estos motores pequeños tienen una ventaja, que consumen menos si llevas a cabo una conducción eficiente. La cifra más ajustada que dio el Audi fueron 5,6 litros, por 6,1 del MINI. Evidentemente, a un ritmo alegre, en carretera secundaria y abusando de las marchas cortas es fácil moverte en torno a los 9-10 l/100 km. Milagros a Lourdes.
El MINI se desmarca en cuanto a potencia con 136 CV de 4.500 a 6.500 rpm, pero está muy cerca en par con 220 Nm de 1.480 a 4.200 rpm. No en vano, el británico tiene medio litro más de cilindrada con 1,5 litros.
Por su parte el A1 recurre a un motor 1 litro turbo que anuncia 116 CV de 5.000 a 5.500 rpm y 200 Nm de 2.000 a 3.500 rpm. Unas cifras sobre el papel algo justas para un coche que ha crecido bastante en tamaño.
Las prestaciones también están bastante a la par con una punta de 203 km/h para el Audi y de 207 km/h para el MINI. En el 0 a 100 km/h el A1 requiere 9,4 segundos, por 8,3 segundos el MINI.
Los dos montan a discos ventilados en el tren anterior y macizos en el posterior. Parece que el equipo del Audi tenga más mordiente, algo que en gran medida se debe a los casi 200 kilos de menos que pesa. Con un uso intensivo aguantan bastante bien, ahora bien, en el MINI la bajada de rendimiento llega antes.
La gran diferencia de peso a favor del Audi se nota y mucho en una carretera de curvas. Entra mucho mejor en los virajes, sin mostrar la clara tendencia subviradora del MINI. El A1 también se muestra mucho más ágil en los cambios de apoyo.
Ahora bien, sin los controles el MINI cambia bastante, ofrece una mejor respuesta en la salida de la curva y consigue transmitir sin problemas todo el potencial de su tres cilindros al asfalto.
En resumidas cuentas
Estamos ante dos coches cuyas anteriores generaciones empezaron como un segmento B puro y duro. Pero que con el tiempo han ido creciendo tanto de cotas que ahora se acercan peligrosamente al tamaño de un segmento C.
Si buscas un toque chic tanto este A1 como este MINI te pueden encajar. Ahora bien, esto hay que pagarlo y su precio no es precisamente barato. Por el precio base de estos modelos, 25.000 euros te puedes llegar a plantear un Ford Fiesta ST o un Volkswagen Polo GTI.
Ahora bien, una vez equipados hasta los topes como estas dos unidades de prueba la factura final se acerca a los 35.000 euros. Aquí entramos en terreno de un compacto de segmento C muy equipado, o hasta una versión GTI de altas prestaciones.
Estaría bueno comparar a estos 2 con el swift sport, creo que los japoneses con esta ultima actualización se han puesto a la altura, quedo a la espera de esta comparación.