Lexus define a su CT 200h como el "Primer Compacto Premium Híbrido del mundo". Del BMW qué vamos a decir que no se sepa en lo que respecta a prestancia e imagen. Ambos son vehículos con una estética atractiva, en mayor o menor medida, y con unas cualidades fuera de toda duda. El Lexus es un gasolina híbrido. El nuevo BMW un diesel convencional. Uno, el Lexus, dispone de un motor de 1.798 c.c. y 4 cilindros en línea, con una potencia de 136 cv. El otro, el BMW 118d, está dotado de un propulsor de 1.995 c.c., también de 4 cilindros en línea, y una potencia de 143 cv. El japonés, con tracción delantera. El alemán, trasera. Dos coches de última generación con diferentes soluciones, que se enfrentan con el morbo extra de comprobar si la tecnología híbrida es capaz de mejorar el consumo del diesel. Son coches "low consumption", eso esta claro, pero habrá que ver cuál de ellos lo es más.
Buen nivel
Buen nivel es lo que ofrecen nuestros protagonistas en lo que respecta a calidad, acabados y equipamiento. El CT 200h que utilizamos para este enfrentamiento dispone de un buen equipamiento tanto en lo que se refiere a seguridad como a comodidad. Por su parte, el BMW llega ahora con algunas incorporaciones de serie que le permiten estar más en línea con su rival en este apartado. Las versiones base cuestan 28.850 € en el caso del Lexus y 27.250 € (cambio manual), en el del BMW. La unidad probada del CT 200h cuesta 35.000 € (versión Plus), e incorpora de serie control de crucero, pantalla multivisión de 7 pulgadas, monitor de asistencia al aparcamiento, sistema de sonido con de 6 altavoces, cargador frontal de 6 CD integrado, sistema de navegación, asientos delanteros con calefacción, tapicería de cuero, sistema de llave inteligente y sensor de lluvia. No se puede decir que esté mal dotado ¿no? El precio de salida del BMW 118d base es algo más bajo que el del CT200h, pero si le añadimos, como extra, lo que es equipamiento de serie en el Lexus Plus, nos vamos un poco más allá del precio del japonés. Así que, sin ser económicos ninguno de los dos, el Lexus aventaja ligeramente a su rival, especialmente, si tenemos en cuenta que el alemán es algo más caro con cambio automático. Ambos tienen dimensiones muy parejas, prácticamente son iguales, y ofrecen un buen espacio interior en las plazas delanteras y correcto en las traseras, siempre y cuando viajen dos adultos. Si queremos ocupar las cinco plazas, la comodidad queda limitada sensiblemente. En su interior, el alemán mantiene el estilo BMW pero ahora con un diseño más envolvente en la zona delantera, con todos los mandos al alcance de forma más natural. Buenos materiales El Lexus está bien acabado, ofrece buenos materiales y tanto sus mandos como el cuadro de instrumentos son un tanto peculiares. Por su condición de híbrido, dispone de un indicador que te informa de cuando funciona solo el motor eléctrico, el de gasolina o los dos al mismo tiempo. En la consola central encontraremos la "curiosa" palanca del cambio automático (ver foto), el mando para manejar todas las funciones de la pantalla, que tiene forma y tacto de ratón de ordenador (ver foto) y, más en el centro, el control con el que se puede elegir el modo en el que se desea circular; es decir, "Eco" "Normal" y "Sport". Al lado se encuentra el botón EV (ver foto) con el que se activa el modo exclusivamente eléctrico que, según la marca, permite recorrer hasta dos kilómetros sin superar los 50 km/h. En modo "Sport" ofrece una respuesta más rápida y viva del acelerador e interviene en la asistencia de la dirección y en el modo en que actúa el control de estabilidad. Una peculiaridad de las que hablábamos es que cuando conectamos el modo "Sport", el cuadro de instrumentos cambia a color rojo y la esfera izquierda pasa a ser el cuentarrevoluciones, en sustitución del indicador de modo eléctrico y de carga. Por su parte, el interior del 118d es ahora más amplio y las calidades y acabados han dado un salto cualitativo respecto a la versión anterior. En la nueva consola central encontramos el mando iDrive, (ver foto) rodeado de los botones de menú, radio, teléfono etc. También como novedad, el nuevo serie 1 ofrece la posibilidad de variar, mediante unos botones situados a la izquierda de la palanca de cambio, el comportamiento del coche activando los modos, "Confort" "Sport" o "Eco Pro" que influirán en la respuesta del acelerador, en la dureza de dirección y en el control de estabilidad.
Cada uno en su terreno
Nuestro comparativo se desarrolló por diferente carreteras, pero debemos decir que abundaron los tramos de nacional, autovías de zonas montañosas, y bastante ciudad. Poca carretera muy revirada (poca, pero hubo), y poca autopista. En los escasos tramos de autopista que utilizamos, ambos nos agradaron mucho. Buen aplomo, confort de marcha, poca rumorosidad, buena respuesta. Buena nota para ambos. En las carreteras rápidas con amplios y largos virajes, el Lexus nos sorprendió con un comportamiento mucho más eficaz de lo que pensábamos. Con él se puede ir realmente rápido en este tipo de vías disfrutando de una buena estabilidad y de un comportamiento muy neutro y eficaz. Pero, cuidado, no nos olvidemos del BMW. El Lexus es muy eficaz en ese terreno, pero el BMW más. En ese punto, las diferencias no son grandes, pero el alemán ofrece un aplomo, un paso por curva, una precisión de dirección y un tarado de suspensión, que lo hacen más eficaz que su rival. Si los "metemos" en zonas muy viradas, las diferencias aumentan a favor del BMW. La respuesta de motor es superior y, sobre todo, la transmisión electrónica continua variable (CVT) del Lexus, lo penaliza sensiblemente frente a su rival a la hora de cambiar de ritmo, de aceleraciones y de adelantamientos. Al acelerar, el motor sube de "vueltas" hasta alcanzar un régimen para que el coche gane velocidad. En ese proceso la rumorosidad es alta y la sensación no es muy agradable.
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En carretera Ambos disponen de un tarado de suspensión bastante firme, incluso en las configuraciones más conservadoras, que transmite seguridad y eficacia. Los controles de tracción y estabilidad hacen su trabajo a la perfección cuando les exigimos el máximo en carreteras de montaña y, en la posición "sport", nos permite notar que conducimos, sin olvidar la seguridad. Se podría decir que hasta este momento las cosas están ligeramente decantadas a favor del BMW, aunque el Lexus se defiende francamente bien ante un gran rival. Con un recorrido tan variado, llegaba el momento de comprobar los consumos y de ver si el sistema híbrido era capaz de superar al más convencional propulsor diesel. Bien, pues sí y no. En carreteras rápidas y planas, las cosas están bastante igualadas, con ligera ventaja del Lexus, si circulamos a velocidad legal. En zonas más montañosas o viradas, el BMW consume menos gracias a una respuesta más firme de su motor en aceleraciones y cambios de ritmo, subidas o adelantamientos. La buena respuesta, incluso en marchas largas, lo hacen posible. Ahí, el Lexus paga que, por el tipo de cambio de que dispone, se tiene que acelerar bastante (y más tiempo del deseable) para alcanzar la velocidad necesaria y, claro, consume. Al final, conseguimos unas cifras de 6,1 litros para el 118d y 6.4 litros para el Lexus. Hay que tener en cuenta que son cifras obtenidas haciendo la media de un recorrido en el que abundaban las zonas de carreteras rápidas, carreteras de montaña con sus correspondientes subidas y desniveles, y tramos de autovías. Además, ambos coches montaban llantas y neumáticos de mayores dimensiones que los de serie. En recorrido urbano En ciudad, el japonés aventaja al alemán (pese a disponer de Stop/Start), y consigue un menor consumos gracias a la asistencia del modo eléctrico y a que la respuesta al gas es suave, precisa y muy dosificable, para conseguir alargar al máximo circular sin usar el combustible. El Lexus es fenomenal para la urbe. Silencioso, ágil y con un consumo inalcanzable para su rival. Como el lógico, ambos tienen aspectos mejorables. Las vibraciones del BMW al arrancar del stop/start, el tacto del freno del CT 200h, el acceso a la plazas traseras en el 118d, son un ejemplo de ello. Pero la calidad general, las prestaciones y el bajo consumo, hacen de todo ello una cuestión menor.
Conclusión
Seguramente, a algunos les sorprenderán las diferencias entre las cifras oficiales de consumo y las obtenidas en este comparativo, pero son las que son. Y son buenas, tanto para uno como para el otro. En conducción normal sin buscar récords de consumo, las cifras suben respecto a las oficiales, es normal. Para un gasolina como el CT200h (híbrido sí, pero gasolina), pelear en consumos con un diesel de última generación como el 118d es un buen resultado, especialmente si tenemos en cuenta que la marca alemana también ha trabajado en este sentido al dotarlo del "Eco Pro" que optimiza el pedal del acelerador y la estrategia de refrigeración y calefacción para consumir menos. Al inicio decíamos que había que ver cuál era el menos "consumidor". Al final, hay pocas diferencias en las cifras y, sin embargo, cada uno tiene su terreno. Si hubiéramos hecho solo ciudad, el ganador hubiera sido el Lexus, sin duda. Si solo hubiéramos ido por carreteras de montaña y zonas con cambios de ritmo, el BMW hubiera triunfado. En un combinado, los dos se igualan. Los dos son vencedores.
Vaya comentario de fastanmon. Menudo campeón estas hecho chavalote.....