Este es un dilema que puede plantearse a la hora de decidir qué SUV de gran formato comprar: ¿híbrido o diésel? Vamos a hacer una comparativa diferente planteando las diferencias de comportamiento entre un diésel más tradicional y un híbrido enchufable, un BMW X5 vs Mercedes GLE.
¿Qué sale más a cuenta híbrido o diésel?
La opción sencilla y para que engañarnos, más cómoda, es la del diésel. Aporta prestaciones deportivas a la vez que un nivel de consumo bastante ajustado. Cuando se nos acaba el depósito lo llenamos en la primera gasolinera que encontramos y Santas Pascuas. Lo mismo sucede a la hora de aparcar, cualquier plaza de garaje o lugar en la calle nos basta.
La alternativa más aventurera es la del híbrido enchufable. Con una mecánica de combustión de menor cilindrada unida a un motor eléctrico se busca ofrecer las mismas prestaciones que un propulsor térmico de mayor capacidad. También podemos repostar combustible en cualquier gasolinera pero cuando se termina la batería ahí las cosas cambian. En primer lugar debemos tener un punto de recarga a mano y en segundo el tiempo necesario para dejarlo ahí conectado.
Los pioneros del segmento SUV Premium
Vamos a introducir primero a los dos modelos que probamos hoy. Tanto el BMW X5 como el Mercedes-Benz GLE podemos considerarlos como dos de los pioneros del segmento que hoy conocemos como SUV Premium.
El primero en abrir camino en este territorio fue el de Stuttgart en 1997 de la mano de la primera generación del ML la W163. Actualmente Mercedes-Benz ha rebautizado varios de sus modelos y uno de ellos ha sido el ML que desde el 2015 se llama GLE. El de Múnich llegó al mercado tres años más tarde, ya estrenado el nuevo milenio, en el 2000 con el E53.
Ambos ofrecen un diseño que en cierto modo trata de dar continuidad al de sus antepasados. Aunque las formas han evolucionado, cuando ves un X5 lo puedes reconocer al instante como tal, lo mismo sucede con el GLE, recuerda mucho a los ML anteriores.
En lo que a cotas exteriores se refiere son prácticamente calcados el uno con el otro, 4,8 metros de largo, 1,9 metros de ancho y 1,7 metros de alto, incluso sus distancias entre ejes coinciden con 2,9 metros. A la hora de aparcar son coches muy grandes, con lo que los sensores de aparcamiento y las cámaras de visión nos serán de gran ayuda. En el caso del X5 los sensores pitan demasiado tarde mientras hacemos maniobras a baja velocidad.
Sus habitáculos también parecen estar cortados por el mismo patrón. Ambos ofrecen unas generosas plazas delanteras, una amplia y confortable segunda fila y un gran maletero. El X5 ofrece opcionalmente una tercera fila de asientos abatible bajo el piso del maletero, algo que no es compatible con la versión xDrive40e que probamos en este comparativo. Aquellos que busquen las siete plazas en la marca de la estrella tendrán que cambiar de modelo y plantearse el GLS, el sustituto del antiguo GL.
El X5 presenta una posición de conducción más ergonómica, con un diseño más moderno a la vez que aporta una mejor visibilidad. En lo que sistemas multimedia y pantallas táctiles se refiere ambos están muy por detrás de rivales de última generación como son Audi Q7 y Volvo XC90. La calidad de gráficos del navegador del X5 está por delante del GLE. BMW y Mercedes-Benz siguen apostando por mandos de tipo giratorio en el túnel central con un TouchPad integrado para poder escribir con los dedos.
La segunda fila del Mercedes-Benz es claramente la mejor de los dos. Incluso la plaza central acomoda a un adulto de 1,8 metros de estatura con gran nivel de confort y ofreciendo un amplio espacio para pies y a la altura de las rodillas.
La gran diferencia la encontramos en el maletero. Las baterías del xDrive40e reducen el espacio de carga a 500 litros, en el caso del GLE 500e 4MATIC (también híbrido) este volumen se reduce a sólo 480 litros. La unidad de pruebas que Mercedes-Benz puso a nuestra disposición era un GLE 350d con lo que su maletero era el normal con 690 litros, un X5 con motor de combustión ofrece 650 litros.
Si abatimos los respaldos de la segunda fila alcanzaremos una superficie de carga de 2.010 litros en el Mercedes-Benz y 1.720 litros en el BMW, 1.870 litros si no fuera el híbrido. El sistema de apertura automático del portón del X5 permite regular hasta que altura queremos que se abra. Es una lástima que para ello tengamos que hacerlo mediante el mando iDrive. El doble portón del BMW es una solución que dificulta llegar al fondo del maletero.
BMW ofrece opcionalmente el sistema ConnectedDrive con el que podemos disfrutar de un sinfín de aplicaciones integradas en nuestro vehículo al estilo de las que usamos a diario en nuestro Smartphone. Todo ello está disponible gracias a la SIM 4G integrada que incorpora el coche.
Además, contamos con servicios en línea como el “Asistente Personal”. Con seleccionar esta opción un agente de BMW nos atiende en nuestro idioma para ayudarnos en lo que sea. ¿Buscamos una hamburguesería gourmet? BMW Connected Drive lo encuentra por nosotros, nos da la dirección y la puede introducir directamente al navegador de nuestro coche. También podemos aprovechar para pedir la localización del parking 24 horas más cercano, reservar una noche de hotel, lo que se nos antoje, sin tener que soltar las manos del volante.
Esta opción puede ser un importante aliado a aquellos que pasan muchas horas al volante y no pueden acceder a su Smartphone mientras conducen. No importa el país en el que estemos, el roaming de este servicio está incluido en el precio que pagamos en un paquete que se factura a 799 euros.
A través de la pantalla central del salpicadero también podemos ver las imágenes de la cámara de visión nocturna de otro sistema opcional, el BMW Night Vision. Es una lástima que no podamos ver estas imágenes en el cuadro principal de instrumentos, su ubicación hace que tengamos que apartar demasiado la vista de la carretera.
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Dos opciones mecánicas distintas a la par que parecidas
Si bien tecnológicamente son dos versiones diametralmente opuestas, las prestaciones que ofrecen son mucho más parecidas entre si de lo que uno esperaría sobre el papel. De hecho, ambas marcas ofrecen tanto una versión diésel como una híbrida de potencia equivalente.
El X5 está animado por un motor gasolina de 4 cilindros en línea que rinde 245 CV entre 5.000 y 6.500 rpm y un par máximo de 350 Nm de 1.250 a 4.800 rpm. El motor eléctrico anuncia 113 CV y 250 Nm. Juntos dan lugar a un sistema híbrido que declara 313 CV de potencia máxima.
Por otro lado, en el GLE encontramos un 6 cilindros en V diésel sobrealimentado por un turbocompresor de geometría variable que eroga 258 CV a 3.400 rpm y 620 Nm a 1.600 rpm. Si bien la cifra de potencia máxima es inferior al conjunto del sistema híbrido del X5, el par máximo del GLE es muy superior.
Cuando los probamos realizamos varias recuperaciones de 80 a 120 km/h en D y vimos que ambos aceleran con la misma intensidad. Todo cambia cuando activamos el modo “eMax” del X5, entonces el BMW le saca un mundo al Mercedes dado que el motor eléctrico lo pasamos a usar como un overboost.
Circulando a una media de 90 km/h se pueden lograr consumos medios con el X5 próximas a los 10 l/100 km, muy parecidas a las del GLE con un motor de combustión de mayor cilindrada. Si nos excedemos con el acelerador podremos superar los 12 l/100 km en ambos.
Con el xDrive40e realizamos varios recorridos en modo 100% eléctrico para comprobar la autonomía real de su paquete de baterías de Ion-Litio. Para empezar sólo necesita 3 horas para alcanzar la carga máxima conectándolo a un enchufe normal. Si conectamos el X5 a la red eléctrica durante una hora cargaremos la batería entre un 40 y 50%, lo que se puede traducir en una autonomía de en torno a 15-18 kilómetros.
En un trayecto por carretera de montaña, salvando numerosos desniveles y entrando y saliendo de varios núcleos urbanos logramos hacer 27 kilómetros sólo con la batería. Salimos del pueblo de Soldeu (Andorra), llegamos a La Massana y en el camino de vuelta se acabó la batería en Encamp, cuando todavía nos faltaban 11 kilómetros hasta nuestro destino. La ventaja del híbrido enchufable es que una vez se agota la carga eléctrica de la batería entra en marcha el motor de combustión en milésimas de segundo.
Dinámicamente son muy parecidos, el GLE se mostró algo más blando dado que había sido configurado con el paquete ON&OFF ROAD, esto le privaba de la suspensión deportiva opcional no compatible con este paquete. En campo el Mercedes-Benz, además de ser más efectivo es mucho más cómodo. El peso extra de las baterías del sistema híbrido obliga que la suspensión del BMW sea más dura en rebote y esto se nota.
El modo Sport del BMW obliga a configurar todos los parámetros del vehículo en su posición más deportiva. Aquí no podemos hacer lo mismo que Audi si ofrece con un Q7 en el que podemos regular mediante el modo Individual combinando la suspensión cómoda y el motor deportivo, por ejemplo.
En lo que a frenos se refiere no hay color, los del Mercedes-Benz son años luz mejores que los del BMW. El sistema de recuperación de energía en la frenada del X5 hace que no podamos disfrutar del sensacional feedback de los discos perforados del GLE.
En resumidas cuentas
Aunque en un primer momento podían parecer modelos muy distintos, con motorizaciones que no tienen nada que ver la una con la otra, el resultado final que ofrecen ambos SUV Premium es muy parejo.
La reducida autonomía que aportan las versiones híbridas enchufables hará que sólo lo aprovechen de verdad aquellos particulares que entre semana hagan recorridos urbanos de menos de 30 kilómetros y que tengan punto de recarga allí donde vayan. Con la motorización de combustión interna tradicional nos olvidamos de estar pendientes del estado de carga de la batería.
El diseño del GLE, aunque es más nuevo es demasiado parecido al del ML anterior. Por su parte el X5 ofrece una estampa algo más dinámica aunque al ser también tan continuista no se aprecia que se trata de un modelo restylizado.
Un GLE con suspensión deportiva ofrece un comportamiento dinámico muy parecido al del X5, a su vez, el Mercedes-Benz ofrece una segunda fila más cómoda y un maletero más capaz. Si tuviera que escoger uno me quedaría con el Mercedes-Benz.
Que comparativa!
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