Algunas cosas no cambian. A pesar de que muchos fabricantes optan cada día más por construir coches prácticos, económicos y "políticamente correctos", tampoco descuidan incluir en la gama alguna versión que haga frente a la funcionalidad imperante en el sector de automóvil con un mayor estilo deportivo, ofreciendo grandes sensaciones al volante, mostrando un carácter más "racing", en definitiva. Tanto el 500 Abarth como el Citroen DS3 han creado una fuerte expectativa entre el público por su estética "retro" y moderna a la vez, con un toque sport en su equipamiento, francamente original. Pero no se quedan sólo en eso. Sus aptitudes deportivas van más allá de la estética, y para demostrarlo nada mejor que equiparlos con potentes motores de gasolina, de 136CV en el Abarth y de 156 CV en el caso del Citroen. En estas versiones tiene menos sentido hablar de consumo, de capacidad interior, incluso de precio. La pasión y el corazón van por encima de la pura racionalidad. Son utilitarios, sí, pero también excelentes vehículos para pasar una mañana experimentando el placer de la conducción deportiva. Así pudimos constatarlo.
PVP: 500 ABARTH 1.4 16 V T-Jet 18.800 € CITROEN DS3 THP 150 20.226 €
Diseño
Sólo hay que verlos para darse cuenta de que han sido diseñados para transmitir el espíritu de la competición que históricamente han atesorado sus casas matrices. Muchos elementos de su carrocería marcan esta interpretación deportiva de su estética: parachoques específicos, doble terminal de escape (Abarth), alerón trasero y llantas de 17 pulgadas (con neumáticos de perfil 40 en el Abarth, de 45 en el Citroen), entre otros detalles. El Abarth viene pintado en rojo vivo, mientras que el Citroen es algo más discreto, concretamente en esta unidad que combina su carrocería gris con un techo flotante en color negro, quizás una de las menos extremas del catálogo. Exteriormente, las luces diurnas LED de su frontal lo hacen inconfundible a primera vista.
Ambiente sport
El interior de estos vehículos emana esa misma sensación deportiva. Coinciden en varios puntos: salpicadero con acabado brillante en su parte superior, asientos deportivos, pedales y reposapiés de aluminio, volante de tres radios en cuero con su parte inferior achatada o el cuadro de instrumentación "estilo moto" ( más acentuado en el Abarth, que engloba en un solo reloj el velocímetro, el cuentarrevoluciones y la pantalla del ordenador, acompañado de un indicador de presión del turbo). El salpicadero de nuestro DS3 estaba presidido por la pantalla del sistema de navegación My Way, un equipamiento opcional (1.040 euros junto con el Pack Confort) que no incluye el Abarth. En general, el interior del DS3 ofrece una sensación de calidad superior a la del 500, y no motivado por el superior equipamiento que montaba nuestra unidad de pruebas, sino porque los plásticos y los ajustes del coche italiano ofrecen en general un aspecto más pobre que los del francés. En cuanto a dimensiones interiores, el Abarth se encuentra en clara desventaja con respecto al Citroen, ya que su carrocería es 30 centímetros más corta y su batalla 16 centímetros inferior, por lo que el espacio para los pasajeros se resiente. De hecho, el DS3 es un cinco plazas mientras que el 500 sólo admite cuatro ocupantes. El Abarth se percibe más angosto (el espacio que queda entre nuestro codo y la puerta es limitado) y en la segunda fila los pasajeros viajan un poco más encajados, aunque el espacio para las piernas y la altura al techo son correctas. El Citroen es "más coche" en este sentido, y admite un uso más "en familia", dentro de sus naturales limitaciones.
Potentes motores, baja cilindrada
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Las marcas optan cada día más por montar motores de baja cilindrada y alta potencia, con el objetivo de aumentar la eficiencia y reducir el consumo de combustible. En cierto modo, los propulsores de gasolina de estos dos mini-deportivos son la máxima expresión de esta filosofía, ya que ofrecen bastantes CV con cilindradas por debajo de los 1,6 litros (1.598cc. en el Citroen, 1.368cc. en el Abarth). El DS3 es 21 CV más potente que el Abarth 500, aunque la relación peso/potencia es similar (7,9 kg/CV en el DS3, 8,1 kg/CV en el 500). Ambos motores son de cuatro cilindros, 16 válvulas y se ayudan de la sobrealimentación por turbocompresor. Las cajas de cambio difieren: son manuales, pero en el Abarth es de cinco marchas y en el DS3 es de seis. El consumo medio de ambos coches es similar (6,7 l/100km de media en el DS3, 6,5l/100km. en el 500). En este sentido, son auténticos utilitarios, bastante económicos, siempre que no demos rienda suelta al pie derecho y pretendamos exprimir las aptitudes de la parte ciclo.
En circuito
Estos coches permiten olvidarse por un tiempo de los indicadores de marcha recomendada que nos ayudan a practicar una conducción económica, y pasar a llevarlos de una forma más viva, más deportiva, algo que parecen estar pidiendo. El Abarth 500 nos permite pulsar el botón "Sport", que actúa en la configuración de la centralita, en la presión del turbo y en la carga de la dirección para incrementar las prestaciones y mejorar el tacto de conducción a fuerte ritmo. El DS3 confía en el equilibrio de su puesta a punto y en la potencia de su motor para garantizar un buen comportamiento y unas buenas sensaciones de conducción. La dirección del Citroen es más asistida que la del Abarth (especialmente si éste tiene activado el modo Sport), y sus suspensiones tienen un tarado algo más suave y absorbente, aunque en ellas sigue predominando la firmeza. Puestos a enlazar curvas, el Citroen se percibe algo más pesado y menos ágil que el Abarth, y claramente más subvirador. Pero también es más potente a partir de medio régimen y tiene en general un tacto más agradable, menos "rudo" que el de su rival. En el Citroen se nota que se ha buscado un buen equilibrio entre carácter "racing" y facilidad y confort de conducción, algo que en teoría es del agrado de un mayor número de clientes. Pero a cambio, ofrece una sensación menos deportiva al volante que el pequeñín italiano. Su control de estabilidad ESP, por ejemplo, es bastante más intrusivo que el del Abarth, de forma que siempre marca los límites a nuestro atrevimiento al volante. Aunque tenemos la opción de desconectarlo. El Abarth 500 con el modo Sport activado tiene una dirección más directa, mucho menos asistida que la del DS3, y que transmite buena y notable información al conductor sobre cómo está pisando el tren delantero. Tiene en su corta batalla y ligereza una de sus grandes bazas, ya que se percibe muy ágil en los cambios de apoyo, y su excelente guiado permite apuntar la curva y entrar a la mínima insinuación del volante. Es menos subvirador que su rival, en buena parte gracias a la acción del TTC (Torque Transfer Control) . Este sistema de control electrónico se encarga de frenar la rueda interior delantera cuando se detecta una pérdida de tracción, limitando el subviraje. El Abarth tiene una suspensión más firme y menos absorbente que la del Citroen, por lo que resulta menos cómodo, un poco "saltarín" y algo nervioso, especialmente del tren trasero. Esto es perceptible sobre todo al apurar la frenada, algo más contundente que la de su rival. Es, en definiva, más divertido de conducir que el DS3, pero también más delicado. A fuerte ritmo obliga a practicar una conducción un poco más técnica.
Valoración final
Estamos ante dos coches que no dejan indiferente, ni desde el punto de vista estético ni desde el punto de vista de su dinamismo en carretera. Ambos son dos utilitarios que ofrecen un consumo bastante reducido para tratarse de versiones con motores de gasolina, pero que también ofrecen una buena cifra de potencia y una filosofía bastante deportiva en su comportamiento. El Abarth 500 tiene un carácter más "racing" que el Citroen DS3, algo que se percibe desde el primer momento. Está menos insonorizado, el ruido que emiten sus escapes es más deportivo y es un poco más incómodo que su rival, fruto del carácter rígido y un poco nervioso de su parte ciclo. A cambio, es más juguetón y divertido, transmite mayores sensaciones al volante y gusta de practicar una conducción más técnica y deportiva. Y si queremos algo más en este sentido, podemos optar por instalar el Kit Esseesse, que incrementa la potencia hasta los 160 CV y monta muelles, llantas y filtro de aire específicos, entre otros elementos. Con este Kit, el 500 Abarth supera en potencia al DS3, y también se equipara en precio. El Citroen DS3 se caracteriza por ofrecer una conducción más sencilla, aunque algo menos efectiva si se trata, por ejemplo, de rodar por carreteras de montaña a ritmo vivo, donde no se percibe tan ágil y divertido como su rival. Es un coche más cómodo, grande y con un nivel de equipamiento y acabados un poco mejores que los del Abarth, si bien esto también tiene su reflejo en el precio, algo superior. Si tienes necesidades "familiares" también es preferible el Citroen al Abarth, ya que tiene mayores aptitudes para transportar personas (hasta cinco).
tengo un fiat 500 abarth 2015, y no se imaginan lo divertido que es manejarlo, lo disfrutas desde que te subes al auto, es el mejor auto mini en capricho