Dos SUVs, híbridos, de 313 CV
Hace ya unos meses decidimos enfrentar al BMW X5 40e, un híbrido enchufable con motor de gasolina, contra la su rival de segmento Mercedes-Benz GLE 350d, animado por un propulsor diésel, para comprobar de primera mano qué sale más a cuenta. En la comparativa que realizó mi compañero Gerard Farré tenéis todos los detalles: BMW X5 40e vs Mercedes-Benz GLE 350d.
Ahora, en cambio, volvemos a la carga con una comparativa más tradicional, aunque tampoco igualada al cien por cien. Al SUV híbrido alemán lo enfrentamos en esta ocasión con el Lexus RX 450h, uno de los pioneros en el segmento de los SUV de gran tamaño que llegó al mercado en 1998 y que hace poco menos de un año nos presentó su nueva generación, aunque sigue manteniendo la base del modelo precedente.
A simple vista las diferencias entre el X5 y el RX son notables si hablamos de estética, luego veremos qué nos ofrece cada uno en cuanto a habitabilidad y capacidad de carga, repasaremos sus precios y sus equipamientos y, lo que más nos interesa en este caso, veremos cuál de los dos presenta una mayor eficiencia en cuanto al consumo y una dinámica de conducción más depurada.
La batalla está servida: híbrido enchufable contra híbrido convencional. ¡Empezamos!
Justificando el apodo "Premium"
Las cotas de los dos contendientes son prácticamente calcadas: ambos miden 4,9 metros de largo, 1,9 m. de ancho y sólo es en la altura donde encontramos una pequeña variación, ya que el Lexus es 1 centímetro más bajo que el BMW (1,7 m. el RX y 1,8 m. el X5). En cuanto a la distancia entre ejes, la del alemán es 1,5 centímetros más generosa.
La evolución estética del Lexus RX es notable respecto al anterior, aunque también hay que reconocer que mantiene las formas y los rasgos típicos que hacen que lo reconozcas al instante se ves uno por la calle. Con el BMW X5 pasa exactamente lo mismo, lo ves y sabes que es un X5, bueno, por el tamaño, porque si nos guiamos por el diseño puede llevar a la confusión con otros “X” de la gama alemana. Son todos tan parecidos…
Lexus apuesta por una estética un poco más deportiva, con una zaga descendente como si de un cupé se tratase. Además, es un poco más bajo, y eso refuerza aún más esta sensación de dinamismo. El BMW es más cuadrado, tiene un “look” más todoterreno y añade líneas tensas que consigue transmitir una sensación de mayor robustez y empaque en general.
Si hablamos de los interiores, la sensación de calidad que irradian tanto el uno como el otro es bastante elevada. Ambos modelos apuestan por tapizados de cuero de buena calidad, así como molduras, guarnecidos y revestimientos de diferentes materiales que concuerdan a la perfección con lo que se espera de un coche de estas características. En este caso, el calificativo “premium” que tan poco nos gusta utilizar está bastante justificado.
El ambiente a bordo es muy agradable en cualquiera de los dos modelos, aunque el Lexus se percibe ligeramente más espacioso. Y eso que su consola central es un poco más intrusiva. La postura de conducción, para mi gusto, es más agradable en el Lexus. En el japonés podemos ir sentados un poco más abajo, más parecido a un turismo, mientras que en el modelo alemán vamos más rectos y también más altos. En ambos casos la regulación eléctrica de los asientos permite encontrar rápidamente la configuración óptima para cada persona, sea cual sea su estatura, mientras que los volantes también pueden configurarse en altura y en profundidad. En este caso también destaco el del Lexus, que permite acercar mucho el aro del volante al cuerpo.
En el apartado de infoentretenimiento sale mejor parado el BMW, a mi parecer, por el simple hecho de que todo es mucho más fácil. Los menús están bien ordenados, es fácil navegar por las diferentes opciones que propone, la visibilidad es muy buena y el mando iDrive muy intuitivo de usar. El sistema del Lexus también es bastante bueno, con buena visibilidad, una resolución y unos colores llamativos, pero el manejo es muy tosco. El mando que propone para su control es, sinceramente, de los peores que he probado. Es difícil de manejar y poco preciso en sus movimientos.
En las plazas traseras la diferencia entre ambos también es notable. El BMW le gana la partida al Lexus al resolver mejor el espacio para la cabeza y para las piernas. Ese centímetro y medio extra en la distancia entre ejes permite que la banqueta esté situada ligeramente más atrás. En el caso del Lexus la caída del techo le penaliza frente al alemán, pero en cualquier caso podrán viajar dos adultos de buena estatura sin problema. Además, ofrece mayor modularidad al montar una banqueta ajustable. En ambos modelos, un tercer acompañante deberá conformarse con una plaza central menos confortable pero perfectamente utilizable.
Si nos guiamos por sus fichas técnicas, la capacidad del maletero en su configuración estándar es superior en el Lexus. El RX homologa 539 litros mientras que el X5 híbrido se conforma con 500 litros. Sin embargo, las formas interiores son más cúbicas en el BMW y esto permite una mejor distribución de la carga. La boca de carga también es más generosa en el alemán pero la apertura del portón en dos secciones a mí personalmente no me convence demasiado. Es un sistema muy cómodo para cargar objetos pesados, pero por el contrario dificulta llegar con los brazos hasta el fondo.
Los respaldos se abaten fácilmente desde el mismo maletero mediante unos prácticos tiradores. La capacidad total del BMW es de 1.720 litros y la del Lexus de 1.612 litros, aunque en el japonés el piso no queda totalmente enrasado con los respaldos.
Misma potencia, diferente resultado
Partimos de dos modelos híbridos que garantizan la misma potencia final cuando se combinan el motor de combustión y el eléctrico. Los 313 CV que ofrecen ambos modelos son más que suficientes para mover con suficiente soltura las más de 2 toneladas de peso de estos contendientes, pero cada uno lo hace a su manera.
El BMW X5 40e combina un motor de gasolina de dos litros y cuatro cilindros en línea que entrega 245 CV con un propulsor eléctrico de 113 CV. Cuando trabajan a la par la potencia máxima suministrada es de 313 CV.
El Lexus RX 450h monta un potente V6 de 3.5 litros y 262 CV que se combina con el sistema eléctrico de 167 CV compuesto por dos motores, uno en cada eje. Como en el BMW, la potencia final conjunta es de 313 CV.
La gran diferencia la encontramos en la caja de cambios. Mientras que el BMW apuesta por una transmisión automática por convertidor de par y 8 relaciones, el Lexus hace lo propio con un variador continuo. No es un secreto que no soy demasiado amante de los cambios tipo CVT, básicamente por la impresión que ofrecen de descompensación entre velocidad y revoluciones, aunque eso sí, al no haber saltos entre marcha son muy suaves, pero gastan bastante más en según qué condiciones.
Lexus le ha homologado al RX 450h un consumo combinado de 5,5 l/100 km y BMW de 3,3 l/100 km al X5 40e. Se trata de una cifras adulteradas, ya que la actual normativa de homologación no está realmente pensada para este tipo de vehículos que pueden recorrer varios kilómetros sin gastar una gota de gasolina.
El BMW cuenta con un as bajo la manga, y es que se trata de un híbrido enchufable. Con 3 horas conectado a un enchufe convencional logramos completar una carga completa que nos ofrecerá una autonomía real en EV de unos 30 o 35 kilómetros dependiendo del trayecto a una velocidad moderada. Si conseguimos cargar por completo la batería del Lexus mediante frenadas regenerativas (no es tarea fácil) la autonomía del japonés en modo eléctrico queda limitada a unos 10 kilómetros. Y lo peor de todo es que es prácticamente imposible conseguir que el motor térmico no entre en funcionamiento. Sólo puedes recorrer en eléctrico los primeros metros tras salir de un semáforo y acariciando el acelerador podemos llegar hasta los 40-50 km/h antes de empezar a gastar gasolina.
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Para realizar esta comparativa propusimos un recorrido de unos 300 kilómetros, la mitad de ellos por autopista y la otra mitad por carretera y ciudad. En autopista la diferencia entre ambos no fue demasiada, el X5 40e gastó una media de 7,5 litros a los cien y el Lexus de 8,1 l/100 km. A 120 km/h, como podéis ver, no hay mucha diferencia entre uno y otro ya que ambos usan básicamente el motor térmico para empujar.
Cuando abandonamos las vías rápidas y nos adentramos en las carreteras secundarias, atravesando algunos pueblos y ciudades, la cosa cambió bastante. El modelo alemán hizo gala de su sistema eléctrico para dejarnos circular del tirón unos 20 km sin usar el motor de gasolina, mientras que el japonés sí lo necesitaba en gran medida. En las bajadas podíamos ir recargando las baterías y esto beneficiaba aún más al BMW. Al llegar de nuevo al punto de salida las diferencias en el consumo fueron mayores a las esperadas: 6,0 l/100 km el BMW y 7,6 l/100 km el Lexus.
Dinámicamente son coches bastante parecidos. La puesta a punto de sus chasis está pensada para ofrecer un buen confort de marcha ante largos viajes y, por lo tanto, resultan dos modelos muy buenos a la hora de rodar por vías rápidas. Este es el escenario donde se desenvuelven mejor, sin duda.
Las suspensiones son bastante blandas en ambos casos, un hecho que garantiza un confort de marcha excelente, y además filtran a la perfección cualquier tipo de irregularidad que nos encontremos en la calzada. Sin embargo, en carreteras reviradas, ambos sufren más de la cuenta al no poder mantener la carrocería estable y provocan balanceos un poco acusados. Si me tengo que decantar por uno de los dos, en este terreno creo que el Lexus se comporta ligeramente mejor que el BMW, pero por muy poco.
Ambos modelos cuentan con selectores de modo de conducción que varían la respuesta de algunos parámetros como la dirección, la respuesta del motor o la gestión del cambio, entre otros. En el Lexus el cambio que provoca es menor que en el BMW, así que el alemán se amolda un poco mejor al estilo de conducción que se quiere adoptar.
En cuanto a la frenada, gana de forma clara el Lexus. Por potencia y por tacto. Mientras que el RX presenta una buena progresividad y contundencia, cuando se precisa, la frenada regenerativa del X5 aporta un tacto un poco extraño al que uno debe acostumbrarse. Además, no tiene la suficiente mordiente que uno esperaría para poder frenar a un coche de más de 2.000 kg.
Mi veredicto
Me ha sorprendido mucho lo parejos que pueden llegar a estar estos dos modelos en la mayoría de apartados. Está claro que cada uno tiene sus pros y sus contras en según qué determinadas situaciones, pero por lo general se parecen más de lo que deberían.
El BMW es más espacioso, pero en el Lexus las plazas delanteras son mejores. Los maleteros proponen suficiente espacio para cargar todo lo necesario en un viaje en familia. La potencia es la misma, pero el cambio del BMW funciona mucho mejor, y además gasta menos. En cambio, en carreteras reviradas, la puesta a punto del Lexus me ha parecido un poco más trabajada para afrontar este tipo de situaciones, y la frenada también es mejor. Y así con todo lo demás…
Lo lógico sería otorgar un empate técnico, pero ya os avanzo que no va a ser así. Los motivos a continuación:
Empiezo por el hecho de que el BMW es enchufable y el Lexus no. La primera gran ventaja la toma aquí el modelo alemán. Si tenemos un cargador en casa y tenemos otro en el trabajo, que en la mayoría de los casos no está a más de 30 km del domicilio, nos olvidaremos de pasar por la gasolinera en mucho tiempo ya que podremos realizar todo el trayecto en modo eléctrico, con el consiguiente ahorro de dinero. Y si no lo podamos cargar, gasta menos que el Lexus.
La segunda gran razón por la que el BMW me ha parecido mejor coche es por la transmisión. Un cambio CVT no tiene nada que hacer contra uno de convertidor de par o de doble embrague, por ejemplo. El variador continuo me parece hasta molesto por su funcionamiento. La desincronización entre las revoluciones y la velocidad o la aceleración es muy acusada, y aunque el Lexus acelera bien, no da la impresión de que lo haga con ganas. Desde el momento que se pisa el acelerador a fondo hasta que el motor sube a su máximo rango de vueltas es como si no pasara nada. De verdad. Y el sonido del motor a tope de revoluciones hasta que no aflojamos el gas no es natural.
Básicamente estas son las grandes diferencias entre el BMW X5 40e y el Lexus RX 450h. En cuanto al precio, si los igualamos en equipamiento, el BMW es ligeramente más caro que el Lexus, pero no mucho más.
La firma alemana apuesta por la estrategia de ofrecer un modelo base por 73.500 euros al que el cliente le debe añadir todos los equipamientos que desee previo paso por caja. El Lexus también ofrece algunos accesorios extra, pero divide su oferta en seis grados e equipamiento. El más barato, el ECO, cuesta 64.900 euros.
La unidad de pruebas del RX 450h está basado en el equipamiento Executive Techno, que incluye algunos elementos importantes como los faros LED, el techo panorámico o la pantalla de 12,3 pulgadas, entre muchos otros. Hablamos de un precio de 82.900 euros tal y como lo veis.
Tras pasar por el extenso configurador de BMW y empezar a añadir un sinfín de equipamientos (todos los que equipaba esta unidad), me doy cuenta de que el modelo que he estado conduciendo costaba la nada despreciable cifra de 99.876 euros. Casi seis cifras, que se dice pronto…
Si el dinero no fuese un problema yo me plantearía el BMW, aunque, sinceramente, el Lexus me ha parecido un “cochazo” en toda regla.
En los siguientes enlaces encontraréis todo lo relacionado con ambos modelos en Coches.net: información, pruebas, videopruebas y la mayor oferta de unidades a la venta, tanto de segunda mano, como nuevos como de kilómetro cero. Lexus RX en Coches.net BMW X5 en Coches.net
Total que según la prueba el Lexus tiene una porquería de cambio y de sistema multimedia. Y qué de malo tiene el BMW?
#82 buena pregunta...nada
#82 el precio.