Asalto al líder
El Ibiza es el líder. Es el más vendido entre los de su segmento en nuestro país. Pero dicen que es más difícil mantenerse que llegar, y quizá por eso, ha recibido un restyling con el que la marca pretende dotarlo de argumentos que le permitan seguir siendo la referencia y mantenerse a la cabeza de esa lista que todas las marcas quieren liderar. Y Peugeot no es una excepción. Con el 205 y 206 fue el rey indiscutible del segmento en Europa y ahora quiere dar un zarpazo definitivo con su nuevo 208 para volver a serlo. La verdad es que se nos antoja una lucha muy igualada ya que ambos tienen argumentos suficientes para situarse en lo más alto de la categoría ofreciendo, a nuestro entender, todo -o prácticamente todo- lo que se espera de un vehículo de estas características. Peugeot ha hecho un coche totalmente nuevo que destaca por unas medidas contenidas, -no llega a los cuatro metros- un menor peso que su antecesor y una mayor calidad en los materiales. Seat confía en que su renovada imagen siga gustando, como mínimo tanto como hasta ahora, y en sus prestaciones -más deportivas que las de su rival-, marca "de la casa".
¿El tamaño importa?
La mayoría de los coches de este segmento supera los cuatro metros. El Ibiza, por ejemplo, se va a los 4,06 metros. Parece la tendencia natural, una tendencia que se da en todos los segmentos del mercado dónde cada nuevo coche suele ser más largo y más ancho que su antecesor. El 208, sin embargo, no sólo no crece sino que pierde 8 cm con respecto al 207, el coche al que releva. Es más corto, sí, pero también es más ancho que su rival de hoy -y que la mayoría de los modelos de la competencia- y ofrece un volumen interior algo superior. A pesar de sus 3,96 metros, es capaz de ofrecer medidas interiores muy cercanas a las del Ibiza en casi todos los apartados, aunque hay que decir que éste lo supera en general, menos en la plaza central trasera y en la medida de la banqueta trasera, más ancha en el Peugeot. Comparándolo con su antecesor, el Peugeot tiene, por ejemplo, 5 cm más de distancia para las rodillas de los pasajeros traseros y un maletero más grande que el 207. El francés aventaja al español en cuanto a espacios porta objetos -en las puertas traseras el Ibiza no dispone de hueco alguno-, y tiene una guantera de mayor capacidad, pese a que en el Seat se ha revisado este apartado aumentando la capacidad de la ridícula guantera del modelo precedente. Se ha mejorado, es más amplia, pero sigue siendo algo justa y más pequeña que la de su rival.
Hay que acostumbrarse
Cuando nos sentamos para ponernos en marcha, la diferencia en cuanto a posición de conducción entre uno y otro es notable. En el Peugeot se conduce en una posición elevada -en parte obligados por la colocación del cuadro de instrumentos-, y con el pequeño volante -a nuestro gusto un acierto en cuanto a medidas-, bastante bajo. Personalmente me gusta mucho esa posición, pero entiendo que no a todo el mundo le agradará. Seguramente los conductores altos se encontrarán más a gusto en el Ibiza, en el que se puede conducir mucho más bajo, los asientos son un poco más anchos y envolventes y el cuadro de instrumentos está colocado de un modo mucho más estándar. La consola central del 208 está presidida por una gran pantalla táctil (en la imagen de la derecha) con la que podremos acceder fácilmente a las diferentes funciones del equipo de sonido, al manejo del teléfono mediante el kit manos libres Bluetooth o la lectura de ficheros musicales vía una conexión USB o mediante la función streaming de audio. Está pantalla es de serie en todas las versiones excepto en el nivel de acabado más sencillo Access. Para manejar el menú se necesita un poco de práctica y el buen argumento de ser totalmente táctil se vuelve un pequeño inconveniente cuando vamos circulando. Es difícil obtener en marcha la precisión que requiere el manejo táctil.
Un Ibiza retocado
Frente a esa moderna pantalla del Peugeot, el Ibiza mantiene su diseño minimalista, su equipo de sonido con pocos botones y una distribución convencional de todos los mandos. Como no puede equipar navegador, sin duda un hándicap notable, la solución pasa por pagar por la preinstalación de un Tom Tom o esperar que Seat adapte al Ibiza el sistema, también portátil, del Mii que, aparte de navegador, sirve también para controlar el equipo de sonido.
Los materiales del interior son semejantes y el acabado también. Ambos coches ofrecen una buena calidad y no se encuentran detalles que desentonen para ser coches de este segmento. Exteriormente el Ibiza recibe un rediseño que alcanza a las llantas, a un nuevo perfil de los faros (en la imagen) y la incorporación de luces LED en el interior de las ópticas traseras. Por su parte, el Peugeot presenta un diseño moderno, sobrio y con los elementos estéticos propios de los nuevos modelos de la marca entre los que destaca la parrilla delantera "flotante". Sin embargo, a nosotros nos hubiera gustado que hubiera sido algo más "atrevido". Pero contra gustos...
Buenos motores
En el apartado de motores, ambos están muy bien dotados. Probablemente son los mejores propulsores diesel para vehículos de esta categoría. Ambos son 1.6 de cilindrada con 90 CV a 4.200 rpm y un par máximo de 230 Nm a 1.500 rpm, en el caso del Ibiza, y 92 CV a 4.000 rpm y un par máximo de 230 Nm a 1.750 rpm, en el del 208 (en la imagen). Como se puede comprobar, son datos que muestran claramente la igualdad técnica que existe entre nuestros dos protagonistas. Sin embargo, como veremos más adelante, existen algunas diferencias, especialmente en conducción por carreteras reviradas. Debemos confesar que el motor del Ibiza es un poco más ruidoso y vibra algo más. También es cierto que el 208 parece más bien aislado en todos los sentidos. En este aspecto el Peugeot es claro vencedor.
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En consumo también sale ganando el francés que se queda cuatro décimas por debajo del Seat en este apartado. El 208 marca las diferencias de consumo en ciudad gracias al sistema Stop/Start y, en el global, a que pesa casi 100 kg. menos que el Seat. En Peugeot, además de hacer un coche más pequeño, se han preocupado por el peso y por el buen equilibrio del conjunto. Para ello, han utilizado aceros más ligeros en carrocería y suspensiones, parachoques de fibra y la estructura de los asientos más ligera. Los voladizos son más cortos y eso permite centrar el peso entre ejes para mejorar el comportamiento dinámico. Aunando los dos trabajos, el resultado es que el 208 es un coche ligero, ágil y eficaz.
¡Que bien van!
Ni que decir tiene que ambos son excelentes para ir por ciudad. Son ágiles, ofrecen buena respuesta y tienen un consumo contenido -especialmente el Peugeot-, que se aprovecha del Stop/Start. Y lo mejor es que ambos disponen de un motor que da la cara en carretera y que nos permite viajar a sin problemas. La verdad es que para ciudad bastaría con el motor de 68 CV del 208 o el de 75 CV del Ibiza, pero estos propulsores se quedan un poco "cortos" en carretera. Las motorizaciones de nuestros protagonistas permiten adelantar con seguridad, tienen la suficiente respuesta para no sufrir ante un imprevisto y, por tanto, se muestran ideales para un uso mixto carretera/ciudad. Pese a la igualdad, existen diferencias que se hacen más palpables en carreteras viradas. Si hablamos sólo de motor, hay que decir que el del Ibiza es más "vivo" a bajo régimen y permite que utilicemos más la tercera en virajes lentos, recuperando francamente bien.
Al 208 le cuesta más. En realidad, hasta que no supera las 2.000 rpm poco se debe esperar de él, si lo que queremos es salir rápidos de una curva. El motor del Peugeot "pide" más segundas y conducirlo "más alto de vueltas" (si se me permite esta expresión hablando de un motor de estas características). Dinámicamente también hay diferencias, quizá mayores. El 208 es ágil, muy rápido de dirección pero con concesiones al confort, gracias a una suspensión con un tarado más bien blando, que lo limita frente a su rival. Pese a ello, el 208 se "porta" en carreteras viradas llevándolo a buen ritmo. La dirección es precisa, tracciona bien y la parte trasera no es tan "ligera" como en su antecesor, cuando buscamos los límites. Por su parte, el Ibiza sigue teniendo ese tacto fantástico de coche deportivo. Ese tacto "marca de la casa" que hace que se disfrute conduciéndolo, pese a disponer de pocos caballos. En zonas viradas no "entra" con tanta agilidad como su rival pero, a partir de ahí, es superior. Tiene un paso por curva buenísimo, estable en los virajes medio rápidos y largos y con un tarado de suspensión ideal para una conducción decidida. Por todo ello, más la mejor respuesta del motor a bajo régimen, el Seat en mejor en ese tipo de carreteras.
Conclusión
Desde el principio teníamos clara una cosa; no iban a haber muchas diferencias. En cuanto a habitabilidad lo hemos visto. El Ibiza impone su mayor tamaño y supera a su rival pero por muy poco. La capacidad de los maleteros es la misma, 285 litros, pero se aprovechan mejor en el 208. Dinámicamente ambos rozan el más alto nivel con pequeñas diferencias que sólo tendrán importancia para aquellos que gusten de la conducción un tanto deportiva. El consumo sale a favor del 208, especialmente en ciudad. En carretera el Ibiza nos dio mejores cifras -siempre con diferencias mínimas-. Si nos vamos a los precios pasa algo parecido. En los acabados probados, el Peugeot gana la partida: 17.700 € frente a los 18.000 del Ibiza. Pero también aquí por escaso margen. No os vamos a engañar. Difícil elección. Creemos que los que tengan un carácter más "deportivo", preferirán el Ibiza. Pero el Peugeot ha llegado con fuerza. Nuevo diseño, nuevas soluciones, un comportamiento intachable; estamos seguros que muchos se decantarán por él. El tiempo dirá cual de los dos va a ser la referencia del segmento en España. Veremos, también, si Peugeot vuelve a reinar en Europa. Veremos.
Me he visto en la necesidad de optar al mismo precio más o menos y he cogido el 208, he tenido un 106 y un Córdoba y han salido muy buenos. En cuanto a los coches, el Ibiza es algo más amplio por dentro, pero a igualdad de motores, el equipamiento del 208 es arrasador y la conducción muy muy suave, estoy encantado. Para gustos colores