Rompiendo moldes
Hasta la fecha parecía imposible plantar cara con las mismas armas a un vehículo tan polivalente como el Fortwo. Toyota ha demostrado que se puede hacer con su microurbano iQ, mucho más moderno y capaz que el modelo de Smart, que tampoco traspasa la barrera de los tres metros. Si hacemos una similitud con el fútbol ambos son como Cristiano Ronaldo o Kakà, estrellas que brillan con luz propia en las grandes urbes.
Hace una década Smart revolucionaba el mercado cuando planteaba un claro concepto de movilidad con el Fortwo; un modelo, que con su reducido tamaño (2,56 metros, el originario aparecido en 1998) y configuración biplaza resultaba ideal no solo para moverse con facilidad entre el denso tráfico de la gran ciudad sino para aparcar en un espacio poco más grande que el que ocupa una moto. La llegada del iQ supuso la evolución de la interesante propuesta de Mercedes para confirmarse como la apuesta de futuro para moverse en grandes núcleos urbanos como París, Roma o Madrid. En este sentido cabe destacar que según estudios realizados sobre movilidad, el 80 por ciento de los vehículos que se desplazan por las grandes ciudades se encuentran ocupados sólo por una persona. Ambos son las más claras propuestas de movilidad urbana.
Cuestión de necesidad La primera gran diferencia la encontramos en sus respectivos habitáculos donde el iQ parte con ventaja sobre el Smart, que al fin al cabo es un biplaza con un generoso maletero. Aquí el modelo de Toyota aprovecha al máximo cada milímetro interior para lograr una configuración de cuatro plazas, aunque en realidad se trate de un 3+1, pues detrás del conductor apenas hay hueco para dar cabida a un niño de corta edad y que no supere el 1,30 metros de altura o bien aprovechar el hueco de un maletero casi inexistente. En este sentido el hueco destinado para la carga es tan reducido que apenas cabe un portátil, aunque bajo el piso del mismo disponemos de un hueco que sirve para depositar los triángulos de emergencia y una lona cubreequipajes que se coloca enganchando unos automáticos dispuestos en los laterales. No obstante podemos incrementar el mismo con solo tirar de una cinta central, que nos permitirá plegar la banqueta trasera. Claro que todo ello tiene como inconveniente que si queremos utilizar tal espacio de carga tendremos que prescindir de un asiento con el añadido de no poder ocultar la carga a la vista de los transeúntes.
En ambos el puesto de conducción se encuentra bien resuelto, aunque no dispongamos de muchos reglajes. En el caso del iQ, el volante no se ajusta en profundidad ni tampoco el asiento se mueve en altura. Mientras los asientos disponen de una amplia banqueta, aunque el respaldo carece de un mayor apoyo lumbar, lo que obliga a ajustar bien la inclinación del mismo si no queremos que nuestra espalda acuse el paso de los kilómetros. Al igual que su rival el Smart apenas ofrece más posibilidad para regular la postura al volante, aunque sí cuenta con unos asientos que recogen con mayor eficacia. A favor del modelo de Toyota podemos destacar que sus dos plazas traseras cuentan con anclajes Isofix para instalar sillas infantiles. Y ya que estamos moviéndonos en el terreno de la seguridad el mayor aporte a la misma en su habitáculo por parte del Fortwo son los airbags frontales para conductor y acompañante además de los de cortina, éstos dos últimos opcionales. El iQ va mucho más allá añadiendo a los frontales, laterales, de cortina, uno de rodilla para conductor, otro en la banqueta del acompañante para evitar que se deslice por debajo del cinturón en caso de colisión y otro, inédito de cortina en la luneta trasera hasta completar un total de nueve, que le han ayudado a alcanzar las cinco estrellas en las pruebas EuroNcap frente a las cuatro que alcanzaba su rival.
Suscríbete a la newsletter
Si quieres estar al día de nuestras noticias, tienes que tener una cuenta en coches.net.
Reyes de la ciudad Fortwo e iQ sacan provecho de su reducido tamaño para moverse entre el tráfico urbano con una extraordinaria agilidad. No digamos a la hora de aparcar, aunque habrá que familiarizarse con su tamaño para no dejar escapar huecos que en un principio desecharemos creyendo, más de una vez, que no caben. Aunque la carretera no sea el entorno más ideal para estos vehículos, el iQ se impone con claridad en este apartado, fruto no sólo de su mayor batalla (cifrada en 14 cm) y anchura entre vías (19 cm) sino de una suspensión, que tiende a ser firme sin acusar sequedad en momento alguno. Gracias a ello no sólo logra un mejor aplomo en marcha soportando sin aspavientos velocidades de crucero por encima de 140 km/h. Todo ello ayudado por una suspensión que guarda un buen compromiso entre confort y comodidad y una dirección -asistida de serie - más rápida y precisa que la mostrada por su rival. Prueba de ello es que necesita una media vuelta menos de volante para poder maniobrar. Por el contrario, la corta batalla y generosa altura del Smart muestra un comportamiento nervioso en vías rápidas y cabezón en zonas viradas donde tampoco contribuye una suspensión con reacciones más secas, dado que acusa más el efecto rebote que su rival cuando el firme se muestra irregular.
Sólo para adeptos Si como una casa valoramos el precio por metro está claro que Fortwo e iQ son dos vehículos muy caros. Más aún para aquellos que sopesan necesidades familiares. Aunque tengamos un poco más de perspectiva, ya que ambos escapan de las cualidades básicas que se les exigen a un vehículo como estos especialistas de la ciudad destinados a aquellos que no necesitan transportar familia, rehúsen de utilizar la moto y la mayor parte de su actividad diaria la realizan en ciudad. En un principio nuestra balanza puede llevar a inclinarnos por el Smart dado su precio inferior, aunque a igualdad de equipamiento - como se expresa en el apartado correspondiente - su precio llega a los 15.000 euros, una cantidad cercana a la que refleja en su tarjeta de visita el iQ. Con todo lo dicho elegimos al modelo de Toyota, pues no sólo añade dos asientos más a su capacidad interior sino que cuenta con una mejor capacidad dinámica. Cierto que su gran desventaja se encuentra en el precio y en no disponer de sistema de arranque y parada automático, pero a cambio suma a su equipamiento elementos tan interesantes como los cuatro frenos de disco oel sistema de apertura y arranque sin llave. En cualquier caso y tras testear ambos modelos he de reconocer que si antes eran un fan de este tipo de coches ahora soy un adepto.
lastima que el iq no tenga matores con mas potencia,porque me parece un coche rapido de direccion y muy estable en curvas