El cambio de estaciones no solo exige ajustar nuestros hábitos diarios, sino también prestar atención a ciertos detalles en el cuidado del automóvil. Una práctica que suele pasar desapercibida, pero que resulta muy importante, es el uso del sistema de aire acondicionado durante los meses de invierno pese a que las bajas temperaturas no inviten a encenderlo.
Aunque el frío te haga dejarlo en desuso, esta decisión puede tener consecuencias económicas considerables cuando regrese el calor, pues aumentan las probabilidades de tener que llevar a cabo reparaciones o sustituciones mecánicas relativamente caras. Te explicamos cómo es esto posible.
¿Por qué usar el aire acondicionado en invierno?
El sistema de climatización, al menos en vehículos relativamente modernos, funciona mediante un compresor que hace circular un gas refrigerante a través de un circuito. Este proceso, además de enfriar el aire, ayuda a mantener la humedad bajo control en el interior del coche. Sin embargo, cuando permanece apagado durante periodos muy largos, pueden formarse pequeños depósitos en el compresor debido a la acumulación de sedimentos mezclados con el aceite lubricante. Estos residuos semisólidos, al reactivarse el sistema tras meses de inactividad, pueden reducir su eficiencia o incluso obstruir los manguitos del circuito, generando fallos que requerirán atención técnica. Además, la falta de empleo prolongado puede ocasionar la entrada de humedad, provocando corrosión interna en piezas metálicas y fugas de gas refrigerante, un problema que se puede traducir en reparaciones bastante costosas.
Consejos para mantener el sistema en buen estado
Para evitar averías que podrían costar entre 300 y 800 €, según el modelo del coche y la operación que haya que realizar en taller (el peor de los casos es el reemplazo del compresor), es recomendable encender el aire acondicionado durante un rato, incluso en días fríos. Este hábito permite que el lubricante del componente en cuestión circule, reduciendo la probabilidad de acumulación de sedimentos y manteniendo los sellados del sistema en buen estado. Además, cabe recordar que el aire acondicionado ayuda a desempañar los cristales en condiciones de humedad, lo que refuerza la seguridad en carretera durante el invierno. Es decir, incorporar esta sencilla práctica no solo alarga la vida útil del citado sistema y evita problemas inesperados al llegar el verano, cuando el aire acondicionado resulta indispensable, sino que puede aumentar nuestra visibilidad.
Suscríbete a la newsletter
Si quieres estar al día de nuestras noticias, tienes que tener una cuenta en coches.net.
Más allá de la comodidad: un ahorro a largo plazo
Aunque pueda parecer innecesario activar el sistema de climatización en modo frío durante el invierno, los beneficios de esta costumbre van más allá de la comodidad inmediata. Prevenir fallos mecánicos no solo evita gastos imprevistos, sino que también contribuye a mantener el valor del vehículo. El mantenimiento regular y el uso responsable (e inteligente) de los elementos del coche son esenciales para tratar de impedir sorpresas desagradables y garantizar su correcto funcionamiento en cualquier época del año. Un par de minutos de aire frío en pleno invierno pueden ahorrarte cientos de euros y mucho estrés cuando llegue el calor.