En este artículo os daremos algunas recomendaciones para el mantenimiento de la batería, unos consejos por si no vamos a tocar el vehículo en un largo periodo de tiempo y también veremos qué opciones tenemos si el coche no arranca porque la batería se ha descargado.
¿Qué hace la batería?
Todos los vehículos de combustión necesitan una batería para funcionar. Ésta es la encargada de aportar electricidad para arrancar el motor o alimentar los sistemas eléctricos de un vehículo, ya sea desde las luces, el sistema multimedia, la centralita o cualquier elementos que requiera electricidad.
Una vez arrancado el vehículo se giran las tornas: el motor de combustión será el encargado de mantener y recargar esta batería.
No vamos a entrar a explicaros cómo funciona una batería. Eso daría para otro vídeo bien extenso, pero sí que debéis saber que hay varios tipos de baterías dependiendo del uso y de las características del coche. Hay más, pero a grandes rasgos, las más comunes son 5:
Las baterías de celdas húmedas son las más comunes y también las más económicas. Las puedes encontrar desde 40 euros en adelante dependiendo del amperaje. Son las que llevan la gran mayoría de los vehículos. No requieren prácticamente mantenimiento y cuando se agotan se cambian por otras nuevas.
Después están las baterías de calcio, que también son bastante comunes. Su funcionamiento es casi igual al de celdas húmedas, lo único que cambia es que las placas en vez de ser de plomo son de aleación de calcio. Esto hace que duren más y se evite la corrosión. Éstas son un poco más caras pero también tienen precios reducidos. Eso sí, son más delicadas y habrá que tener cuidado de no sobrecargarlas, porque podrían dañarse.
Las baterías VRLA tienen la ventaja de que no pueden perder líquidos porque el gas está presurizado en estado líquido. De estas hay dos tipos: AGM y de gel. Las AGM son bastante nuevas y no usan ni agua ni gel, lo que provoca una baja resistencia interna. Estas baterías tienen mucha potencia y generalmente se usan para el arranque del motor. Las de gel están recomendadas para vehículos con equipos electrónicos exigentes, pero no son recomendables para arrancar el motor. Hay vehículos que llevan una de cada e incluso, son muy populares en el mundo de las caravanas o campers.
Las baterías de ciclo profundo tienen la ventaja de proporcionar energía durante un largo periodo de tiempo, pero también se descargan mucho más rápido. Comúnmente podemos encontrarlas en coches híbridos y eléctricos.
Y por último están las baterías de iones de litio, también muy utilizadas en híbridos y eléctricos, así como en vehículos de alta gama. Estas baterías tienen una autonomía muy buena y el peso es mucho menor que las del resto. Sin embargo, tienen dos inconvenientes: su rendimiento es menor en temperaturas frías y su precio es muy elevado, cuestan casi 1.000 euros.
Lo primero que debes saber es qué tipo de batería lleva tu coche, porque puede variar el voltaje, el amperaje y por supuesto el tamaño. En el libro de mantenimiento de tu vehículo debería indicarlo.
Consejos para el mantenimiento de la batería
La duración de la batería dependerá de algunos factores como el frío o el uso que le des a tu vehículo. Las bajas temperaturas afectan más de lo que pensamos, hasta el punto de que la batería podría no ofrecer el amperaje suficiente para arrancar el vehículo. En este caso, si es posible, resguardar el coche en un garaje es la mejor solución en los meses más fríos del año.
Por otra parte, también influyen mucho los trayectos que realicemos a diario. Una batería no te durará lo mismo si utilizas el coche sólo para pequeños desplazamientos en ciudad, por ejemplo, que si pasa mucho tiempo en carretera y tiene suficiente tiempo para volver a cargarse con la ayuda del motor.
Por lo general la vida de una batería de coche está en torno a los 4 o 5 años. Dependiendo del uso que le déis al vehículo y del frío de vuestra zona éstas podrán durar más o menos.
Otro caso que se puede dar es que el coche vaya a estar parado durante un largo periodo de tiempo, ya sea porque es un segundo vehículo que tenemos en otra residencia de verano, un 4x4 en la casa de la montaña, porque nos vayamos al extrangero un largo periodo o simplemente porque con la “nueva normalidad” y el teletrabajo ya no usemos el coche para nada.
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Tener el coche parado sin tocarlo tanto tiempo es perjudicial para la batería ya que, aunque el coche esté apagado, sigue consumiendo algo de electricidad.
Si nos queremos ahorrar el disgusto de llegar un día al coche después de mucho tiempo y que no arranque, hay algunas opciones:
La primera es desconectar la batería. Para ello es importante que se desconecte primero el borne negativo. Lo reconoceréis porque viene marcado con el símbolo menos y su cable es de color negro. Acto seguido podemos desconectar el positivo, marcado con el símbolo más y de color rojo.
Algunos vehículos ya integran un desconectador de batería por lo que no habrá que desconectar ningún borne, simplemente girar un dial o apretar un botón y la batería queda completamente desconectada.
Sin embargo, hay un gran “pero” en todo esto. En la gran mayoría de coches más o menos modernos no es recomendable esta práctica, ya que por falta de energía podrían desprogramarse varios sistemas. Antes de realizar estas prácticas informaros bien de si vuestro coche lo admite.
La tercera opción es mantener la carga con un mantenedor de baterías. Este aparato que se conecta a la batería del vehículo y a un enchufe convencional se encarga de aportar energía a nuestra batería de forma muy sutil para evitar que ésta se descargue con el tiempo. Recordar que, aunque el coche esté apagado, la batería sigue alimentando algunos sistemas vitales del coche.
La batería se ha descargado. ¿Cómo arranco el coche?
Ahora imaginaros que no hemos hecho nada de lo que hemos dicho y nos encontramos que el coche no arranca. ¿Qué opciones tenemos?
Lo más fácil sería llamar a la asistencia, que vengan con un arrancador y nos pongan en marcha el vehículo. Pero hay más.
Otra solución bastante conocida son las pinzas. Eso sí, necesitaremos de otro coche o de otra batería para poder arrancar el nuestro. No tiene misterio: polo negativo con polo negativo y polo positivo con polo positivo. Siempre es mejor arrancar el coche de apoyo antes de darle al contacto al que no arranca. De esta forma elevaremos la tensión de la batería de 12 a 14V, aportando un plus de fuerza.
Otra situación que se puede dar es que tengamos un segundo coche en una casa perdida en la montaña y sin vecinos alrededor que nos puedan prestar su coche para arrancar el nuestro. ¿Qué opciones tenemos?
En estos casos podemos servirnos de un Booster o de un arrancador de baterías. Son unos equipos portátiles que se enchufan a la batería y, como su nombre indica, consiguen arrancar el coche en caso de que la batería esté descargada. Entre ambos hay una gran diferencia y es que con el booster podremos arrancar el coche aunque la batería esté completamente descargada y con el arrancador sólo lo lograremos si todavía queda algo de carga.
Otra buena solución es hacerse con un cargador de baterías que dejaremos enchufado a la batería durante varias horas para conseguir un nivel de carga aceptable para poder arrancar.
Horror Es la primera vez que en mis 50 años de conductor escucho a un profesional lo de conectar los dos negativos. Siempre ha sido el negativo de la batería arrancadora A LA MASA del coche a arrancar. además hay que seguir un orden en las conexiones.