Stellantis y la empresa de autopistas A35 Brebemi, perteneciente al grupo mexicano Aleatica están trabajando en un proyecto llamado “Arena del Futuro” para poner a punto un sistema de recarga inalámbrica para vehículos en movimiento en el que participan una serie de empresas e instituciones y para el que han cedido vehículos la marca Fiat y la de vehículos industriales Iveco. La idea es demostrar las posibilidades de la tecnología de recarga inalámbrica que permite alimentar un coche eléctrico mientras circula e incluso recargar sus baterías durante el trayecto para, de este modo, eliminar la necesidad de recarga en casa o en cargadores públicos.
Junto a la autopista que va de Milán a Brescia, en Italia, se ha construido un circuito de pruebas de 1.050 metros de cuerda en el que se ha instalado un sistema de bobinas bajo el asfalto (a 10 cm de profundidad para que no sufra daños ni con posibles erosiones ni con obras de reasfaltado) alimentadas por un sistema de potencia eléctrica de un megavatio que permite recargar los vehículos que circulan por ella a 30 kw, ya sean turismos o vehículos industriales (autobuses o camiones) simplemente con el montaje de un receptor inalámbrico de carga en cada vehículo.
Los Fiat 500 utilizados no tan solo no pierden autonomía, sino que recargan sus baterías mientras ruedan. En la práctica, que los vehículos pierdan o no autonomía y recarguen o no sus baterías depende del tipo de vehículo y de la velocidad. Mientras que en el caso de los autobuses utilizan la energía para circular a baja velocidad, en el de los turismos, se utiliza la energía de la autopista para circular sin gastar la acumulada en la batería si ruedan a una velocidad de 100 km/h. pero si necesitan menos energía al circular a una velocidad más baja, no solo consumen la energía que reciben de debajo del asfalto, sino que incluso llegan a almacenar una parte de ella en sus baterías.
La recarga inalámbrica es tan eficiente como la carga rápida
Según los expertos encargados de estas pruebas, la eficiencia de la transferencia de energía es similar a la que se consigue con una recarga rápida (sobre el 95%), de modo que, si las autopistas tuvieran este sistema implementado, no sería necesario contar con cargadores externos y se eliminaría la llamada angustia de la autonomía. Evidentemente, el principal defecto de este sistema es el coste ya que exige, además de las bobinas y de la instalación eléctrica de alto voltaje, un mantenimiento adecuado y tener que efectuar obras en las autopistas para su instalación. En las de nueva construcción saldría más económico, pero actualmente se ha cifrado el precio en unos 2 millones de euros por kilómetro, eso sí, en fase de prototipo y sin contemplar una industrialización que lo abarataría.
Los responsables de esta instalación han medido también la intensidad del campo magnético y sus posibles repercusiones en la salud de las personas a bordo de los vehículos, determinando que no existe ningún tipo de impacto negativo.
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La Arena del Futuro utiliza corriente continua para reducir las pérdidas de potencia y asegura una integración directa con la electricidad procedente de fuentes renovables, sin necesidad de realizar una conversión a corriente alterna. Hay que recordar que los coches cargan en continua y que luego, la convierten en alterna para alimentar el motor, proceso que se mantendría, de modo que los coches solo necesitarían una adaptación en la batería para recibir la corriente de manera inalámbrica, como los teléfonos móviles actuales.
Este proyecto, en el que participan diferentes universidades, empresas privadas e instituciones públicas, tiene, actualmente, una difícil implementación en las autopistas convencionales por el referido problema de costes que, de momento, impiden el aprovechamiento de todas sus ventajas (eliminación del problema de la autonomía y la recarga, posibilidad de electrificar la flota de camiones europea y reducción de la red de recarga pública necesaria), pero, en cambio, se han empezado a estudiar soluciones cerradas para, por ejemplo, líneas de autobús urbano, vehículos de servicio en aeropuertos y otras casuisticas donde, con una inversión elevada, pero cerrada, podrían eliminarse los vehículos de combustión y la necesidad de contar con cargadores. En el caso del transporte urbano, este sistema permite ahorrar en el número de autobuses de flota al permitir que todos los que estén disponibles circulen todo el tiempo y no haya vehículos parados recargando.
Me parece una locura total esta idea de la recarga inalámbrica en la carretera. ¿Acaso nadie ha pensado en las consecuencias económicas y sociales que esto podría tener? ¿Cómo se va a generar la electricidad y quién va a pagar por toda la infraestructura y mantenimiento que se necesita para que funcione este sistema? , Obviamente seremos los ciudadanos quienes tendremos que pagar más impuestos para cubrir los costos de esta locura. Además, ¿cómo se va a controlar que la gente no abuse de esto y utilice la electricidad de la carretera para cargar baterías enormes en furgonetas y llevárselas a casa para no pagar a la compañía eléctrica? Esto podría generar una verdadera catástrofe económica. La gente tendría electricidad ilimitada gratis o al coste de lo que se pague en impuestos y eso no puede ser sostenible a largo plazo. No nos engañemos, nada es gratis en este mundo y si queremos avanzar hacia un sistema energético sostenible, debemos hacerlo de manera responsable y viable. Esta idea de la recarga inalámbrica en la carretera es una locura sin sentido que solo generaría más problemas económicos y sociales de los que ya tenemos.
Placas solares o generadores eólicos instalados en los laterales que podrían ocupar todo lo largo que es la autopista para la generación de la electricidad que se consumirá. Y evidentemente habrá un peaje para utilizar estas autopistas. El cómo se cobra la electricidad nunca ha sido un problema para las compañías suministradoras.