Big Winter Drive con el Volvo EX30: conducimos al Círculo Polar Ártico en un eléctrico

65°35′02″N 22°11′29″E: estas son las coordenadas que abren la puerta al Círculo Polar Ártico desde la ciudad de Luleå, en el norte de Suecia. Y llegar allí, no es fácil. Se necesita tomar un vuelo de casi cuatro horas a Estocolmo y después, otro más de casi dos horas para seguir subiendo hacia el norte. Y es hasta allí donde nos ha llevado el Volvo Big Winter Drive.

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Pero, ¿qué es lo que se esconde detrás de este nombre? Efectivamente, se trata de un test, una prueba pero en condiciones poco habituales, porque desde Luleå vamos a emprender una ruta sobre carreteras y lagos helados, a temperaturas bajo cero, en coche eléctrico, con uno de los últimos lanzamientos de la marca sueca: el Volvo EX30.

Es un hecho que el frío afecta a las baterías y ya te contamos los motivos aquí. Puede que no tengas un coche eléctrico pero si has intentado hacer uso de tu teléfono móvil cuando las temperaturas son muy bajas, es probable que te hayas dado cuenta de que el porcentaje de la batería disminuye más rápido.

Y entonces, ¿cómo atreverse a hacer una ruta en coche eléctrico a las puertas del Polo Norte? Cada año, los fabricantes de coches someten a sus prototipos en esta zona a pruebas diversas para ver cómo se comportan. Los eléctricos no son una excepción y tras ellos, hay un gran trabajo para que sean capaces de rendir al máximo en casi cualquier circunstancia.

Desde la marca nos dicen que la batería del Volvo EX30 ha sido acondicionada para permitirte arrancar hasta cuando la temperatura exterior es de -40 grados, por lo que solo en lugares extremos como este al que hemos venido, podríamos tener que enfrentarnos a alguna dificultad relacionada con esto.

Es cierto que estamos a las puertas de la primavera y ya se han suavizado mucho las temperaturas en esta zona, pero, aun así, siguen siendo bastante bajas si lo comparamos, como es normal, con lo que solemos tener en España, y más en los últimos años...

De Luleå a Harads, donde nos espera un circuito de hielo establecido sobre un lago congelado, hay 97 km, que incluyen un pequeño tramo de autovía y carreteras convencionales en condiciones complicadas; básicamente, la mayoría de ellas tienen placas de hielo.

Salimos con la versión Volvo EX30 Single, que cuenta con un motor eléctrico de 272 CV y 343 Nm, asociado a un cambio automático que transmite la potencia al eje trasero. Este modelo, con su batería de 51 kWh, homologa una autonomía de 344 km, que es lo que marca la pantalla antes de iniciar la ruta.

Durante el trayecto, conduzco sin pensar en que estoy a los mandos de un coche eléctrico bajo cero y me centro en disfrutar de la conducción y de las desérticas y casi fantásticas carreteras que se van desplegando frente a mí. No escatimo tampoco en el uso de los elementos de confort que pone a mi disposición este SUV eléctrico, especialmente aquellos que me ayudan a olvidar la sensación térmica de -8 grados que hay en el exterior.

Volante y asiento calefactados activados y calefacción a 22 grados para crear un ambiente acogedor a bordo. El habitáculo es espacioso y minimalista -no hay cuadro de instrumentos tras el volante y concentra todos las funciones en una pantalla táctil central- y silencioso, por lo que aprovecho para probar el sistema Harman Kardon con un poco de música autóctona -ABBA, para ser exactos- mientras conduzco.

Voy pendiente de lo que aparece frente a mí, ya que estamos avisados -y, de hecho, ocurre-, de la posibilidad de que renos y alces se crucen en nuestro camino. Reconozco que esto me preocupa más que la autonomía; homologa un consumo de 15,7 kW a los 100 km y, durante la marcha, compruebo que su gasto va acorde a la distancia recorrida. Al llegar al destino, aún dispongo de 247 km que me permitirían regresar sin tener que pasar por ningún cargador.

Visto cómo se comporta la autonomía del Volvo EX30, es el momento de comprobar su seguridad en condiciones exigentes como las de un circuito de hielo... Durante la primera parte de la prueba ya he comprobado que es un coche que rueda con bastante aplomo en carretera abierta.

La posición de sus baterías ayudan a bajar el centro de gravedad, responde muy bien a las peticiones del pie derecho y llevamos además neumáticos de invierno que nos ayudan con la tracción en estas condiciones deslizantes.

Y, ¿en pista? Volvo nos tiene preparadas dos zonas para ponerle a prueba: una con slalom sobre hielo y el mencionado circuito, que tiene una longitud de 3,7 km y ni más ni menos que 75 curvas.

En estas circunstancias, probamos tanto la versión con tracción trasera, como el Volvo EX30 Twin con doble motor y tracción total, que ofrece 428 CV. En el circuito, los dos son coches muy divertidos, siendo el primero, como es lógico, mucho más nervioso; la zaga se vuelve juguetona sobre el hielo para disfrutar poniendo a prueba nuestras habilidades al volante.

La versión con tracción total incorpora el Performance All Wheel Drive, que gestiona el suministro de energía del Volvo EX30 para que priorice la autonomía o el rendimiento en función de lo que se desee.

Con él activado, resulta sorprendente cómo responde en las curvas y a la salida de las mismas; sus 428 CV y 543 Nm de par inmediatos empujan con ganas y se agarra como un poseso para darte la suficiente tracción como para mantenerlo siempre en la trazada. Desliza, pero notas como el sistema entra en acción para mantenerlo a raya.

En circunstancias de conducción reales, sería un buen seguro para salir airoso de una posible pérdida de agarre haciendo uso también, eso sí, de una técnica de conducción adecuada. De ahí la importancia de los cursos de conducción sobre hielo o nieve.

Con el Volvo EX30, la marca escandinava tiene un objetivo: llegar a un público más joven. A nivel de diseño es un coche fresco, presenta un interior minimalista y con una buena experiencia de usuario, aunque cueste acostumbrarse un rato a que todo este centralizado en la única pantalla del salpicadero, dispone de una oferta de propulsores adecuada y diversas baterías y autonomías para llegar a cubrir diversas necesidades.

Pero de esto ya había hablado mi compañero Néstor en la primera prueba del Volvo EX30. Con este viaje al Ártico, el cometido era otro: comprobar que el coche eléctrico ya puede mimetizarse con diferentes entornos, algunos de ellos tan exóticos como puede ser la Laponia sueca, rompiendo el miedo a escenarios que parecían imposibles para el eléctrico.