Nuestro sufrido planeta está siendo escenario de una nueva paradoja: la población mundial no para de crecer; pero lejos de distribuirse por el territorio disponible, se está concentrando en los núcleos urbanos. La globalización y tecnificación de la sociedad actual provoca que los habitantes de las zonas rurales se trasladen a las ciudades, y que quienes nacieron en ellas no deseen abandonarlas.
Se estima que de aquí a 2050, seis mil millones de personas vivirán en las metrópolis. Para entonces, se habrá triplicado el tráfico de vehículos y multiplicado el número y la gravedad de sus consecuencias negativas. Entre ellas podemos contar la polución ambiental, el ruido del tráfico, el tiempo desperdiciado en los desplazamientos y, por supuesto, un previsible “colapso de la movilidad”.
La multinacional Robert Bosch GmbH se ha posicionado como adalid de un movimiento destinado a cambiar en el concepto tradicional de ciudad, creando un nuevo paradigma en el que la movilidad no está centrada en el automóvil particular. Para Bosch, el futuro de las ciudades pasa por convertirlas en ciudades inteligentes, donde sus habitantes puedan trasladarse del punto A al punto B empleando distintos medios de transporte interconectados.
Asimismo, la firma de origen alemán tiene como objetivo que los grandes núcleos urbanos queden libres de contaminación, estrés y accidentes. Las herramientas necesarias para lograrlo, según su criterio, son la automatización, la electrificación y la conectividad. Si hasta la fecha hemos conocido a Bosch como el mayor proveedor de componentes para la industria automotriz a nivel mundial -y, sí, también como fabricante de hornos y lavadoras...-, sus miras están puestas en el negocio de las soluciones de movilidad para las "ciudades inteligentes".
Mucha teoría y mucha práctica
Hace algunas fechas tuvimos la suerte de participar en el evento Bosch Mobility Experience, celebrado en Boxberg (Alemania). En la conferencia de prensa internacional, que tuvo lugar al inicio de la jornada, los directivos de Robert Bosch GmbH dieron a conocer sus planes de futuro en las áreas de conducción autónoma, electrificación y conectividad; temas lo bastante extensos como para que les dediquemos artículos específicos más adelante. Así pues, en esta ocasión me centraré en hablaros de las diferentes experiencias tecnológicas que Bosch nos ofreció a continuación. Algunas de estas tecnologías ya están presentes en vehículos actuales, otras lo harán en breve y las restantes deberán esperar hasta estar totalmente preparadas.
Curiosamente, el vehículo que nos dio la bienvenida parecía escapado de una novela de ciencia ficción. Nada más llegar a la primera zona de exposición nos encontramos con el concept car Mercedes-Benz F 015 Luxury in Motion -elegir nombres sencillitos siempre es lo mejor-, presentado inicialmente en el Salón de Detroit 2015 y que representa la visión de futuro de la firma de Stuttgart. Un futuro en el que los coches serán capaces de conducirse a sí mismos y en el que el habitáculo será algo parecido a una sala de estar, solo que repleta de enormes pantallas digitales.
Bajo la misma carpa se hallaba un “esqueleto” de automóvil con todos los componentes necesarios para habilitar la conducción autónoma: cámaras de vídeo, radares y sensores de ultrasonidos dispuestos a trabajar de forma conjunta para realizar un mapa en tres dimensiones y en tiempo real de todo lo que sucede alrededor del vehículo.
En otra zona de exhibición, nos sentamos nuevamente en el Forward ShowCar que ya os mostramos en nuestro vídeo-resumen del Mobile World Congress 2017. Se trata de un prototipo de automóvil autónomo y conectado cuyo puesto de conducción se compone de numerosas pantallas informativas. Algunas de ellas son táctiles, pero otras (para facilitar nuestra interacción sin desviar la mirada) interactúan remotamente mediante pulsaciones de ultrasonidos o directamente por respuesta háptica al pasar un dedo por encima.
También pudimos acceder a un Jaguar F-Pace que incorporaba un prototipo de sistema de conectividad actualizable de manera remota y que daba acceso a servicios de aparcamiento automatizado y futuras características de seguridad activa como el aviso de presencia de un vehículo circulando en sentido contrario. Y no muy lejos del SUV de Jaguar teníamos aparcado un prototipo de camión de 40 toneladas llamado VisionX, capaz de circular de manera autónoma uniéndose a otros camiones “conectados” en disposición de convoy, para favorecer el ahorro de carburante sacando partido de la ganancia aerodinámica.
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La exposición estática nos permitió conocer más acerca de otros proyectos, como el servicio Coup de scooters eléctricos compartidos que ya está en marcha en la ciudad de Berlín. Bosch también quiso mostrarnos cómo funciona su tecnología de realidad aumentada (mediante gafas 3D) para facilitar las tareas de su servicio técnico de vehículos, además de otros sistemas de protección antirrobo, acceso sin llave y llamada a servicios de emergencia o de asistencia al conductor. Nos quedó muy claro que Bosch se está adaptando a una nueva era en la que los servicios de valor añadido y las aplicaciones online basadas en “la nube” empiezan a tener tanto peso en las operaciones de Bosch como el que siempre han tenido sus componentes para automóviles y talleres oficiales.
Seguidamente nos dirigimos hacia las pistas de prueba, donde pudimos sentarnos en diferentes vehículos equipados con tecnologías desarrolladas por la multinacional alemana. El primero fue un Tesla Model S equipado con un sistema de visión panorámica que le permite guiarse de manera autónoma. Dicho sistema combina radares de larga y media distancia, lidar (dispositivo de rastreo basado en laser), sensores de ultrasonidos, cámaras de vídeo de corto alcance y también estereoscópicas; todo un arsenal diseñado para crear un mapa en 360º preciso y fiable. Para ceder el control al vehículo (siempre que éste considere apta la vía por la que circulamos), su conductor sólo tiene que pulsar simultáneamente dos botones situados sobre el volante; y a partir de ahí, a relajarse… si somos capaces de confiar en la tecnología.
Subimos como pasajeros a otros automóviles para experimentar sus características de seguridad activa. A bordo de un Audi Q7, su conductor puso a prueba una de las tecnologías que ya incorpora el modelo actual: el asistente de giro a la izquierda en cruce, encargado de prevenir una grave choque frontal por desatención del conductor. Después, en un Volkswagen Golf, comprobamos la efectividad de dos versiones del sistema de prevención de impacto contra ciclistas: la primera, “alimentada” únicamente por la cámara de visión frontal, y otra segunda, mejorada con el uso de radares, que facilita la detección incluso bajo lluvia intensa o a través de la niebla. Bosch también llevó unidades capaces de aparcar por sí mismas, sin necesidad de que estuviésemos siquiera dentro del vehículo.
Más tarde se nos brindó la oportunidad de conducir vehículos eléctricos tan curiosos como el StreetScooter, furgoneta de reparto que la compañía de correos alemana Deutsche Post ya tiene en uso. Emplea un motor eléctrico de 45 kW ó 70 kW, una batería de iones de litio de 29 kWh y una autonomía de sólo 80 km, muy limitada pero suficiente para el uso al que va destinado este automóvil.
Y también pudimos sentamos al volante del e.Go, un coche eléctrico decididamente urbano que pretende plantar cara al smart electric drive y al Volkswagen e-Up!, pero a los que sólo podrá hacer sombra por precio: 15.900 euros sin contar ayudas del Gobierno. Ni por sus 22 kW de potencia, ni por sus 130 km de autonomía, ni mucho menos por su calidad de acabado y equipamiento, el e.Go puede equipararse al modelo de Daimler. Pero a mi modo de ver, sí tiene bastante sentido emplear este coche tan sencillo para flotas de carsharing, por ejemplo.
Una transición que avanza deprisa
Hemos hablado mucho de eléctricos, pero por desgracia todavía debemos esperar un tiempo hasta que podamos considerar a la mayoría de ellos como primera opción de compra. Bosch pretende suavizar esta transición hacia los vehículos no contaminantes reduciendo las emisiones de los que sí lo son. En este sentido, el trabajo de los ingenieros se centra en adaptar los nuevos automóviles al protocolo de medición WLTP, realizado en situaciones reales de conducción; y para ello, se está aplicando una serie de mejoras tanto en la inyección de combustible de los motores como en el tratamiento de sus gases de escape.
Otra gran área de trabajo es la del abaratamiento de los vehículos híbridos, desarrollo que ha dado como fruto a la nueva hornada de sistemas “Mild hybrid” o “micro-híbridos” de 48V. Esta tecnología, que pudimos testear a bordo de un Volkswagen Golf (modelo al que llegará próximamente), emplea un motor/generador de 48 voltios conectado al motor de gasolina mediante la correa de distribución, y que reemplaza al tradicional alternador de 12V. Como en otros híbridos, este sistema aprovecha la energía cinética y de frenado para cargar su batería de iones de litio. El motor/generador puede trabajar además en apoyo del motor térmico (alimentando su compresor eléctrico, por ejemplo), mientras que el motor de gasolina se centra exclusivamente en la tarea de mover el vehículo, sin tener que ceder energía al aire acondicionado y otros componentes. Los micro-híbridos de 48V no son tan eficientes como otros híbridos que ya conocemos, pero sí más económicos en cuanto a coste de adquisición.
Como veis, estamos viviendo una etapa de transformación de la industria automotriz, que afecta no solamente a los propios vehículos sino al concepto mismo de movilidad, especialmente en las grandes ciudades. Dedicaremos próximos artículos para tratar todas estas cuestiones en mayor detalle, porque sin duda lo merecen. Hasta entonces, ¡feliz verano!