“Un octogenario atropella a cuatro mujeres en Aranda”. “Un conductor de 87 años provoca un accidente mortal”. El primer suceso ocurrió en 2016, el segundo en 2022 cuando el conductor circulaba en dirección contraria por la autovía A-7 a su paso por Rotglà i Corberà (Valencia). No son noticias que pasen todos los días pero, sin duda, cuando ocurren reavivan el debate ¿hasta qué edad tendría que estar permitido conducir? ¿Hay que modificar las revisiones para renovar el carnet de conducir? ¿Habría que quitar el permiso de conducir a los conductores mayores?
El estudio ‘Adiós a las llaves. El proceso de cese de la conducción en personas mayores’, de la Fundación Mapfre junto con el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau (Barcelona), analiza la seguridad al volante de los conductores de edad avanzada, la influencia de su deterioro cognitivo en la seguridad vial y las variables socio-emocionales que influyen en la decisión de decir “adiós a las llaves”, un proceso difícil. Y es que, como bien dice el director de la Fundación Mapfre, Jesús Monclús, “todos estaremos probablemente de acuerdo en que la seguridad de la conducción es lo primero y nadie debería conducir cuando no sea seguro. Por otro lado, también existe consenso en que tampoco se puede restringir innecesariamente la movilidad sin un motivo para ello”. Y con esa premisa aportan este estudio centrado en un colectivo vulnerable, el de los conductores mayores.
¿Cuánto duran los permisos de conducir en España?
Actualmente, el período de vigencia de los permisos de coche y moto y de las licencias de conducción es de 10 años hasta los 65 años, y a partir de esa edad, la renovación se realiza cada cinco años.
En el caso de los permisos profesionales de camión y autobús se renuevan cada cinco años mientras su titular no cumpla 65 años, y cada tres años a partir de esa edad.
Hasta el año 2009, el permiso para conducir un automóvil o una motocicleta y las licencias tenían un período de vigencia de 10 años hasta que su titular cumplía los 45 años de edad, de 5 años hasta que cumplía los 70, y de 2 años a partir de esa edad.
El precio del trámite en la DGT para renovar el carnet de conducir (sin incluir el reconocimiento médico) es de 24,58 euros y es gratuito para mayores de 70 años.
¿Cuáles son los requisitos para obtener o renovar el carnet?
Las condiciones y aptitudes psicofísicas y de salud están especificadas en el Reglamento General de Conductores de 2009: “No deben existir enfermedades del sistema nervioso central que produzcan disminución importante de las funciones cognitivas, motoras, sensitivas, sensoriales o de coordinación, o movimientos anormales de cabeza, tronco o extremidades, que puedan interferir en el adecuado control del vehículo”. En estos casos y a criterio facultativo se podrá obtener o prorrogar el permiso o licencia con una vigencia de máximo 5 años. Tampoco puede haber supuestos de demencia, trastornos amnésicos u otros trastornos cognoscitivos que supongan un riesgo para la conducción. En estos últimos casos, se puede conceder o prorrogar un permiso, a criterio del neurólogo o psiquiatra, durante máximo un año.
Por otro lado, a criterio de la autoridad de tráfico también es posible imponer diversas restricciones en el permiso de conducción para las personas con determinadas circunstancias tales como distancias mínimas de desplazamiento, motivos, condiciones de luminosidad (día/noche), horarios, tipos de vías, límite de velocidad, ausencia de pasajeros y conducir acompañado de otro titular con permiso de conducción…
También puede ocurrir que un centro de reconocimiento de conductores tenga dudas sobre la capacidad de conducción de una persona. En este caso deberá realizar una evaluación complementaria siguiendo la propuesta de la Sociedad Española de Neurología (SEN) (entrevista completa con familiar y paciente, historial de conducción y test de cribado para el deterioro cognitivo). Si persisten las dudas, la SEN recomienda derivar al paciente a su médico de atención primaria o especialista.
¿Cuándo no se recomienda seguir conduciendo?
El estudio indica que cuando el conductor sufre de demencia (engloba varias enfermedades que afectan a la memoria, el pensamiento y la capacidad para realizar actividades cotidianas) en un grado moderado se debe recomendar el cese de la conducción. Cuando el deterioro cognitivo es ligero, en muchos casos, se puede seguir conduciendo siempre que las funciones claves para la conducción estén garantizadas.
La enfermedad de Alzheimer es la principal causa de demencia y representa entre un 60 y un 70% de los casos. La prevalencia de esta enfermedad en España ronda el 0,05 % en las personas de 40 a 65 años; 1,07 % en los 65-69 años; 3,4 % en los 70-74 años; 6,9 % en los 75-79 años; 12,1 % en los 80-84 años; 20,1 % en los 85-89 años, y 39,2 % entre los mayores de 90 años (datos del Ministerio de Sanidad del año 2019). Atento a estos datos de la Sociedad Española de Neurología:
Una quinta parte de pacientes son conductores activos en el momento del diagnóstico de demencia.
El 29,7% de los casos en los que se recomendó la no conducción, después de un año, seguían conduciendo.
La mitad de los pacientes dejan de conducir a los 3 años del diagnóstico.
Las personas mayores con deterioro cognitivo ligero o demencia tienen más riesgo de realizar infracciones de tráfico y de sufrir accidentes y presentan de 2,5 a 8 veces más riesgo que aquellas sin deterioro.
Los errores más frecuentes de los conductores mayores con demencia son los episodios de desorientación espacial, mayor dificultad en las intersecciones e incorporaciones a la vía, mayor confusión en los pedales, pobre mantenimiento de la velocidad, dificultad en mantenerse dentro del carril y una peor valoración de la seguridad que los mayores sin demencia.
¿Qué aporta la conducción a las personas mayores?
Sin olvidar la importante ayuda que aportan las personas mayores a sus hijos y familia, haciéndose cargo en muchos casos de los desplazamientos de los nietos, dejar de conducir puede disminuir la independencia o aumentar la dependencia de la familia; puede conllevar cambios en las circunstancias vitales que, a su vez, conllevan una reducción en la calidad de vida percibida, un aumento del aislamiento social e, incluso, depresión. Es por esto que obligar a una persona a dejar de conducir debería ser un proceso debidamente justificado. Según el estudio, el 45% de los exconductores sénior reconoce haber dejado las llaves de manera involuntaria.
Mayor riesgo de lesiones en un siniestro
El lado negativo de la conducción de personas mayores es que son más vulnerables a las lesiones que otros grupos de edad: el riesgo de fallecer como consecuencia de una determinada velocidad de impacto se incrementa con la edad debido, en parte, a la menor resistencia de los huesos según se envejece.
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Otros efectos del envejecimiento son el estrechamiento del campo visual, una peor sensibilidad al contraste, un mayor tiempo para cambiar el foco visual lejos/cerca, movimientos visuales más lentos o un mayor tiempo también para tomar decisiones. Según datos de la DGT en el 2022, el 15% del total de conductores con permiso B tiene más de 65 años: de ellos, el 41% tiene entre 65 y 69 años; el 29%, entre 70 y 74; y el 30% son mayores de 74 años. Además, el 64,2% son hombres.
Conductor mayor, conductor con más experiencia
Los conductores mayores no son peligrosos solo por tener más edad. De hecho, un joven de 25 años con poca experiencia o percepción del riesgo puede ser menos seguro que un conductor mayor, aunque ya no esté en plenitud de facultades. Y es que una cosa está clara, los conductores de más edad tienen más experiencia al volante, asumen menos riesgos, conducen con una menor presión por cumplir horarios, evitan situaciones de tráfico compleja… compensando así sus menores aptitudes psicofísicas.
Así es la siniestralidad de los mayores en España
Algunos datos interesantes de Unespa, o Unión Española de Entidades Aseguradoras y Reaseguradoras, sobre la frecuencia y costes medios de siniestros con lesiones en España (datos de TIREA año 2022):
La frecuencia media de siniestros con lesiones en el caso de los conductores y conductoras mayores de 65 años es entre un 24 y un 51% menor que para el resto de los conductores más jóvenes.
La frecuencia media de compensaciones por retirada del permiso de conducción es un 59% menor en el caso de conductores a partir de 65 años.
La indemnización media en el caso de siniestros con conductores y conductoras de más de 65 años es entre un 20 y un 64 % superior. Una posible hipótesis podría ser que los ocupantes de vehículos conducidos por personas mayores de 65 años tienen también una mayor edad media, por lo que su fragilidad física es mayor y, por ello, sufren lesiones más graves.
Si se analiza la siniestralidad de daños materiales, los conductores y conductoras mayores de 65 años tienen una frecuencia de partes de siniestros por daños propios superior en un 18 % a la frecuencia media para todos los grupos de edad y una frecuencia de partes de siniestros por daños materiales a otros vehículos inferior en un 6%.
¿Qué opinan los conductores mayores?
El estudio también aporta datos de entrevistas realizadas a un grupo de casi 50 personas que han experimentado un proceso de cese de la conducción.
De las principales conclusiones obtenidas, se desprende que el 45% de los exconductores mayores reconoce haber dejado de conducir de manera sugerida o forzada por las personas de su entorno, y no de manera voluntaria, y principalmente debido a sus condiciones médicas (41%), problemas de memoria (36%), dificultades para conducir el vehículo (32%) y un diagnóstico de demencia (23%).
“Ya no soy el mismo”, “mi familia ya no confía en mí”, y “ya no sirvo para nada”. Así se sienten muchos mayores cuando dicen adiós a las llaves. Según la encuesta, en los casos de cese “forzoso”, el 41% lo vive de forma negativa, pues siente que pierde autonomía, porque no cree que deba dejarlo (27%), porque siente que no tiene el control de la decisión (18%) y porque le produce vergüenza y sensación de inutilidad (14%). Cuatro de cada 10 también reconoce que mejora su funcionamiento cognitivo cuando dicen adiós a las llaves.
Algunas de las propuestas de la Fundación Mapfre para los conductores de edad avanzada son mejorar el conocimiento sobre la relación entre deterioro cognitivo inicial y seguridad vial, diseñar nuevos test de aptitudes para la conducción de los mayores; fomentar cursos de actualización de conocimientos y habilidades de conducción en todos los conductores; y facilitarles herramientas para el autodiagnóstico preliminar de las capacidades de conducción y su posible combinación con valoraciones en simuladores o en tráfico real.
Consejos para para evitar riesgos en conductores mayores
Los conductores dejan de conducir, de media, a los 75 años, según la muestra analizada. Para evitar riesgos al volante, los expertos en seguridad vial de Fundación MAPFRE recomiendan a estas personas:
Pasar todos los reconocimientos psicofísicos necesarios para la renovación del permiso de conducir y hacer caso a las recomendaciones de los médicos.
Viajar acompañado siempre que sea posible.
No usar el coche en hora punta, ni en condiciones meteorológicas adversas y horarios nocturnos.
Ser consciente de los efectos de los medicamentos que se están tomando y sus posibles implicaciones en la conducción. Efectos de los medicamentos en la conducción.
Aproximarse con cuidado a las intersecciones, acostumbrándose a mirar dos veces a ambos lados de la carretera antes de proseguir y extremar las precauciones a la hora de
girar. Situaciones conflictivas cuando circulamos por ciudad.
Utilizar el transporte público siempre que exista esta posibilidad.
Una pena la criminalización que se hace en este artículo a los conductores mayores. Lo que deben de hacer las autoridades de tráfico, es cumplir la normativa europea que existe al respecto. Están apercibidos por Europa de sus discriminaciones por edad, plazos de renovación y muchos etcéteras más y hacen caso omiso de las mismas.