En un mundo tan acelerado como el nuestro, la cortesía en la carretera se ha vuelto un gesto que vale oro. Una práctica popular entre conductores cada vez más arraigada en España, aunque lleva años teniendo lugar en Europa y especialmente entre el gremio de transportistas, es dar las gracias utilizando los intermitentes de emergencia (“warning”) o las luces direccionales de forma alternada.
Ese sutil parpadeo, ya sea con un único flash de ambas luces a la vez (doble pulsación sobre el botón) o dos destellos sucesivos a izquierda y derecha, se ha convertido en una especie de código u idioma universal y en una clave entre conductores para decir gracias, casi siempre por ceder el paso. Pero, ¿es realmente legal esta costumbre?
¿Un gesto cordial y sencillo o una infracción?
Aunque una acción tan cortés y satisfactoria parezca inofensiva, su legalidad depende del contexto y del uso que se haga de las luces. En España, como en prácticamente todo el mundo, los intermitentes tienen una función clara y específica: advertir a otros conductores de un cambio de dirección, de una maniobra o de un peligro. Usarlos para fines distintos, como el de agradecer (ya no digamos avisar de la presencia de un radar o control policial), puede interpretarse como un uso indebido del sistema de señalización del vehículo por los agentes que se encargan del tráfico.
De hecho, el Reglamento General de Circulación de nuestro país establece, sin dejar lugar a dudas, que cualquier empleo incorrecto de las señales luminosas del vehículo puede ser considerado una infracción. Esto incluye las luces de emergencia cuando no hay una parada repentina o una avería. En teoría, las autoridades podrían multar si consideran que el gesto puede distraer o confundir a otros conductores.
El temible coste de un simple "gracias, amigo"
La multa por el uso indebido de los intermitentes puede alcanzar los 200 €, aunque en la práctica es poco habitual (por no decir ético) que se sancione a un usuario de la vía por dar las gracias de esta forma. La clave está en no abusar del gesto y evitarlo en todas aquellas situaciones donde el uso de los parpadeos naranjas en cuestión pueda generar desconcierto o riesgo.
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En otras palabras, este tipo de agradecimiento, aunque bienintencionado, no está exento de problemas. Algunos expertos en seguridad vial advierten que puede ser contraproducente si se malinterpreta. Por ello, es mejor limitarlo a situaciones claras y seguras. Además, un simple gesto con la mano visible a través de los cristales del coche puede ser igual de efectivo y completamente legal.
Cultura vial vs normas viales. ¿Hay debate?
Definitivamente, todos apreciamos la amabilidad y especialmente en un entorno cruel e incluso agresivo como a veces puede resultar el asfalto, pero conviene recordar que la seguridad y el cumplimiento de las normas deben imperar siempre. ¿Vale la pena arriesgar dinero por un gesto amable? Quizás sea óptimo optar por una sonrisa a través del retrovisor acompañada de un saludo afectuoso. ¡Todo un detalle!
Dar las gracias con los intermitentes es un ejemplo de cómo las regulaciones y las costumbres a veces chocan. A lo mejor, en lugar de sancionar, deberíamos pensar en formas de incorporar estos gestos en la cultura vial, promoviendo un ambiente más amable en las carreteras. Porque, al final, un simple "gracias" en la circulación diaria tiene un bonito propósito y nunca está de más en la era de la crispación. ¿Tú qué opinas?