Derivados de turismo: todo lo que debes saber

¿Sabrías responder si te preguntan qué es un derivado de turismo? Según establece el Reglamento General de Vehículos en su Anexo II, es un “automóvil destinado a servicios o transporte exclusivo de mercancías, del cual conserva la carrocería y dispone únicamente de una fila de asientos”.

Si traducimos esto a un lenguaje más coloquial, podemos definirlo como un vehículo que mantiene ciertas similitudes con un turismo, sobre todo en lo relativo a sus características de manejo, pero varía la configuración de su carrocería, adoptando como función principal la de transportar carga en su maletero, que ocupa el mayor porcentaje de su volumen.

Suelen catalogarse como pequeños vehículos de reparto y también como versiones comerciales de vehículos del segmento B y C, entre otros. Debido a esto, en su interior encontraremos una sola fila de asientos y destacará también la eventual ausencia de ventanas en los laterales, siendo lo más llamativo el portón trasero que facilitará la carga de la mercancía en su interior.

Seguro que a estas alturas te estás preguntando: pero, ¿acaso no es lo mismo que una furgoneta? ¿Y que un vehículo mixto adaptable? ¿Qué diferencias hay entre ellos? Recapitulemos…

Mientras que un derivado de turismo es básicamente un turismo -se conduce con el permiso B- sin fila trasera de asientos cuya principal función es transportar mercancías, un vehículo mixto adaptable no mantiene la configuración de un turismo.

Su imagen recuerda a la de una furgoneta y aunque sí permite el transporte de mercancías, también el de viajeros (hasta un máximo de nueve incluido el conductor), de manera simultánea o no, pudiendo abatir o añadir los asientos cuando sea necesario.

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No es casualidad que cada vez sean más las pequeñas y medianas empresas que opten por los derivados de turismo debido a sus ventajas. Son vehículos, por lo general, con un tamaño razonable con el que moverse por la ciudad, pero a su vez prácticos, especialmente si las mercancías que hay que mover no son muy voluminosas.

Cualquier conductor con permiso B puede conducir un derivado de turismo y eso también resulta bastante útil para que cualquier empleado que disponga de este pueda manejar este vehículo si se tercia.

Lo cierto es que, en este apartado, más que de inconvenientes hablaremos de normas y restricciones a tener en cuenta con los derivados de turismo: una de ellas es la velocidad máxima, otra la ITV y, por último, el transporte de mercancías peligrosas.

Respecto a la velocidad máxima permitida de un derivado de turismo, esta queda limitada a 100 km/h en autopistas y autovías y a 90 km/h en carreteras convencionales.

Además, a la hora de pasar la ITV, los plazos de estos vehículos -que llevan código de clasificación 30-, se reducen: la primera vez tendrá lugar a los cuatro años y, a partir de entonces y hasta que cumpla seis, cada dos años, mientras que la cita será anual una vez que el vehículo haya cumplido 10 años. Posteriormente, se hará cada seis meses.

Por último, si fuese necesario transportar mercancías peligrosas en el interior de un derivado de turismo ya sí que se necesitaría un permiso especial para poder conducirlo -la llamada autorización ADR- y, además, su velocidad máxima no podría superar en ningún caso los 80 km/h.

Respecto a estas limitaciones en la velocidad, lo cierto es que una de las mayores críticas que reciben este tipo de vehículos es que son vehículos menos seguros, y aunque si es cierto que su configuración puede hacerles algo más inestables que un turismo al uso, este punto se solventará haciendo una conducción segura y acorde a las condiciones de la vía y del coche en cuestión.

Además, los nuevos lanzamientos de las marcas incorporan mejoras en elementos como la suspensión, que ayudarán a contrarrestar estas posibles deficiencias.